Otro
mundo es posible
En el marco
de la capital venezolana se
realizo entre el 24 y el 29
de Enero el VI FORO SOCIAL MUNDIAL.
Entre polémicas y una
inexplicable ausencia de difusión
periodística culminó
el foro social alternativo más
importante del mundo.
La última semana de Enero
se realizó en la ciudad
de Caracas, Venezuela, la sexta
edición del Foro Social
Mundial (FSM). Este encuentro,
nacido como alternativa al Foro
Económico de Davos, tiene
su origen en la ciudad de Porto
Alegre (Brasil) en el año
2001 y a diferencia del primero
que reúne desde comienzos
de los años 70´
a empresarios, financistas y
jefes de estado favorables al
sistema neoliberal, al FSM asisten
organizaciones no gubernamentales
y otros grupos de la sociedad
civil que se le oponen.
A pesar de los más de
cincuenta mil activistas y las
2500 organizaciones que se congregaron
en la ciudad venezolana, fueron
casi inexistentes las noticias
o la divulgación de tan
importante encuentro. Ya sea
por la cantidad de personas
que asisten cada año,
por la causa que los reúne
o por las personalidades de
renombre que concurren, parece
extraño la casi nula
información del evento.
A grandes rasgos, las discusiones
y los debates se centraron principalmente
en torno al ALCA y los tratados
de libre comercio, la violencia
patriarcal del neoliberalismo,
el acceso a la comunicación,
la compleja relación
que se ha establecido en América
Latina entre movimientos populares
y gobiernos progresistas y la
naturaleza del imperialismo
estadounidense. También,
en este caso y momento particular,
fueron debatidos temas como
el sentido y alcance de la transformación
en Venezuela y el optimismo
por el triunfo de Evo Morales
en Bolivia.
Esta ultima edición del
FSM volvió a plantear,
y ahora con más hincapié,
la discusión entre dos
posiciones enfrentadas sobre
la naturaleza y los objetivos
de este encuentro. Por un lado,
la que plantea que dentro del
FSM salgan conclusiones con
vías de acción
y la otra que pretende que esta
cita se siga manteniendo como
un lugar de articulación
de los movimientos sociales
de todo el mundo.
Muchos destacaron que la edición
bolivariana del foro tuvo un
carácter intensamente
político-estatal, para
otros la discusión medular
se alojó entre aquellos
que quieren conservar la reunión
como espacio de encuentro e
intercambio de ideas y experiencias
versus quienes desean centralizar
su funcionamiento, dotarlo de
un programa y convertirlo en
instrumento de coordinación
para acciones comunes.
Mas allá de las opiniones,
quizás lo importante
es pensar que el debate está
abierto y todavía existe
mucho por decir. Este año
el Foro Social Mundial tiene
tres sedes en tres continentes
distintos (también en
Bamako, Malí y Karachi,
Pakistán) y las voces
de aquellos que tienen algo
que expresar como alternativa
encuentran su espacio.
El espíritu de este encuentro
es lo que no tiene que desaparecer
y es útil y sobre todo
necesario someter a una crítica
constructiva alproceso político
y económico que rige
los destinos del mundo. La polémica
enriquece el debate, es importante
destacar que existen otras opciones
y cada año los pueblos
se reúnen con la misma
idea que tan bien supo plasmar
con envidiable sencillez el
escritor Eduardo Galeano en
el marco del III Foro Social
Mundial cuando describió
el encuentro como "un centro
de confluencia de gente de todas
partes que a pesar de su diversidad
tienen algo en común:
la certeza de que no estamos
condenados a aceptar el futuro
que nos preparan".
Javier Carri
Revista El Abasto, n° 74,
marzo 2006.
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