El
gobierno porteño
contraataca
Luego de meses de reclamarle
en vano al Gobierno porteño
el cumplimiento de la Ley
Basura Cero, ayer
de mañana un grupo
de activistas de Greenpeace
colgaron del Obelisco
un cartel como
forma de protesta. Hoy el
GCBA inicia acciones legales
contra los militantes de
la ONG por intrusarse en
el Obelisco y por “realizar
una acción de protesta
que generó un gigantesco
caos de tránsito”.
Luego
de meses de reclamarle en
vano al Gobierno porteño
el cumplimiento de la Ley
Basura Cero, ayer de mañana
un grupo de activistas de
Greenpeace colgaron del
obelisco un cartel que catalogaba
a la Ciudad de Buenos Aires
como la principal contaminadora
del conurbano bonaerense.
La ley que la actual gestión
presidida por Mauricio Macri
no hace cumplir, denominada
Basura Cero, tiene como
intención disminuir,
mediante el reciclado, la
cantidad de basura que genera
la ciudad y así también
la contaminación
que producen los “rellenos
sanitarios”.
Dado
que sus otras acciones no
lograron forzar la implmentación
de la ley Basura Cero buscaron
un modo acorde a su espectacular
accionar. Colgaron
un cartel del Obelisco
un cartel. Según
Greenpeace los activistas
eran “todos ellos
escaladores profesionales,
que contaban con todos los
equipos de protección
necesarios para su seguridad”.
Ayer
sus activistas fueron arrestados
porque según el Gobierno
de la Ciudad “violentaron
el acceso al Obelisco y
realizaron una acción
de protesta que generó
un gigantesco caos de tránsito
en toda la zona céntrica”.
La segunda parte fue repudiada
por la ong ambientalista
que argumenta que “La
protesta nunca implicó
el corte de calles ni la
interrupción del
tránsito. Los cortes
fueron provocados por la
policía que montó
un operativo desproporcionado
para neutralizar nuestra
protesta”.
De
todos modos hoy el Gobierno
porteño anuncia que
instruyó a la Procuración
General de la Ciudad para
que inicie acciones
legales contra los militantes
de la organización
Greenpeace. El
delito supuestamente comprobable
es “daño
agravado al forzar los candados
y las puertas de acceso
a un monumento público”.
El
origen de la protesta
Desde Greenpeace denuncian
que cientos de vecinos en
Buenos Aires están
sufriendo graves enfermedades,
e incluso la muerte, por
causa de la contaminación
que generan los llamados
rellenos sanitarios, donde
se entierran, día
a día, más
de 5.000 toneladas de basura
que producimos en la Ciudad
de Buenos Aires.
Greenpeace
sostiene que “Los
estudios realizados recientemente
sobre muestras de líquidos
que se filtran de la basura
y contaminan las napas subterráneas
(lixiviados) demostraron
la presencia de mercurio,
plomo, cromo, zinc y PCB
en cantidades que superan
los límites permitidos.
Estos elementos pueden provocar
daños renales, malformaciones
congénitas, enfermedades
en la piel, cáncer,
leucemia, alteraciones hormonales
y abortos prematuros, entre
otras dolencias”.
Y denuncian
que la Ciudad de Buenos
Aires cuenta con la Ley
de Basura Cero que establece
la reducción de la
basura a partir de la creación
de un circuito de reciclado.
Pero que “el Gobierno
de Macri se niega a cumplir
la Ley lo que genera la
necesidad de nuevos rellenos
para enviar la basura de
la Ciudad y continuar enfermando
impunemente a nuestros vecinos”.
Hace
pocos meses el jefe de Gobierno
porteño, Mauricio
Macri y el gobernador de
la provincia de Buenos Aires,
Daniel Scioli, firmaron
un acuerdo en el que se
establece la creación
de dos nuevos rellenos en
la provincia para los cuales
los porteños deberamos
seguir pagando con dinero
y los provincianos con salud.
La Ley
Basura Cero sería
un paliativo,
pero no olvidemos que genera
puestos de trabajo bastante
insalubres. Lo ideal sería
que la sociedad pueda volver
a incluir a los excluidos
en condiciones más
humanitarias mientras la
ciudadanía en general
toma conciencia y comienza
realmente a separar los
residuos en cada domicilio.
De todos modos, el cambio
debe ser generalizado, los
hábitos de consumo
modificados y disminuidos
y la industria controlada.
La Ley Basura Cero
es apenas como una curita
en una gran herida.
U.K.
Buenos Aires,
1 de octubre de 2008