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CARTAS DE LECTORES

Alumnos para la violencia

Es lamentable lo que está ocurriendo en algunos colegios de esta Capital Federal y en otras zonas del interior del país. Debo confesar que a muchos de nosotros nos trae tristes recuerdos de épocas pasadas como lo sucedido en los años 1973/74/75.Si bien deseo aclarar que me considero una persona con convicciones democráticas, tengo la impresión que muy frecuentemente en nuestro país se confunde "libertad con libertinaje".Si bien todos los seres humanos tenemos derechos, hay que siempre reflexionar acerca de "los límites de nuestros derechos".Ya que también tenemos obligaciones y debemos aprender y enseñar "método más adecuado para poder poner de manifiesto nuestra disconformidad acerca de ciertos temas o problemas, en ocasiones reales y en ocasiones supuestos".
Hoy por hoy, tanto a nivel nacional como internacional, vivimos en medio del miedo, la violencia, y de la ira. En muchos casos, estos últimos fogoneados o atizados por ciertos grupos políticos minúsculos, aunque muy violentos.
Ver en nuestras calles a hombres con capucha y palos no es el mejor ejemplo, sino el peor. Ademàs, desde ciertos medios (tv, radio, y prensa escrita, y ahora Internet), se distorsiona nuestras mentes, en particular la de gente más joven y obviamente más vulnerable, incitando a cuestionar todo, y a expresar conductas violentas en forma inmediata ante la falta de satisfacción de sus demandas (sean estas legítimas o no).
Para concluir, y no excederme, entiendo que estamos frente a un combo de razones. Factores de índole económica y cultural, el debilitamiento de la familia y la función rectora de los padres, estos últimos cambiando o permutando roles. Acusando a maestros y disculpando de una manera irreflexiva las conductas de sus propios hijos. En definitiva, la realidad invertida. Y estos alumnos para la violencia que no son otra cosa que un emergente de una sociedad violenta y minada moralmente.
Por último, entiendo que si bien estas líneas no son la solución del problema, puede que sirvan para la reflexión. Puede que el despertar lo bueno en nuestras mentes y corazones sea el principio de la solución de este problema y de muchos otros que tanto nos afectan cotidianamente.
Natalio Daitch
Médico, Barrio Norte
[email protected]

Velocidad que cobra víctimas

No seamos incautos. Por no decir necios.
La sociedad prepara al ser humano (y los adolescentes lo son) más para la muerte que para la vida. Lo hace cuando toda la publicidad de autos mete en el cerebro de los jóvenes (y los no tan jóvenes pero sí idiotas) la idea de que ir a gran velocidad no sólo es posible sino fantástico. Se nos enseña (y lo permitimos) que el vértigo y la adrenalina son brutales y si no los experimentamos nos perdemos algo importante de la vida. Cuando en los medios los mayores dicen que los jóvenes de hoy no tienen valores pensemos realmente que hacemos los mayores para inculcar la vida y no la muerte. Si los mayores permitimos (a través de las leyes) que los autos puedan ir a 240 km./hora somos necios. Si permitimos que se hable de que el DVD en los autos debe ir solo en los asientos traseros (nota de hoy diario La Nación) es que uno debe congratularse? ¡Bueno sería que el conductor, con toda la batería tecnológica en simultáneo, pueda oír música, ver una película en DVD, hablar por celular, y encima tener que estar atento al manejo! (por qué no colocan un inodoro en el asiento del acompañante también?
Pero estas cosas, estos "deslizamientos" de la sociedad no son siquiera pensados por los componentes de la sociedad y me temo que no tienen mucha cabida en los programas de reflexión comunitaria. Preferimos simplificar diciendo el consabido "los jóvenes carecen de valores". Los jóvenes NO carecen de valores. Los jóvenes hacen lo que pueden y metabolizan como les sale todo el accionar explícito e implícito de sus mayores. Empezando por los políticos. Si roba el de arriba, se "habilita" el de abajo. Si transgreden arriba, transgrede el de abajo, si las leyes permiten poner en la calle autos que corran a 240 km./hora cuando no hay autopista que permita ir a más de 130 es como poner a un potencial suicida una soga para cuello enfrente y le digamos "adelante señor, qué espera ."
Éstas son parte de las reflexiones del libro cinematográfico "Tomá de acá", todo un despropósito que intento convertir en película y por el que busco apoyos.
Creo que a la hora de defender la vida hay que ser un poco más explícitos, si no estaremos siendo cómplices, sin darnos cuenta.
Un cordial saludo.
Roberto Maiocco
Nos llegó por [email protected]

Abrazo vecino

Querido Rafa. Y Marcelo, y PC, y Valeria, y Marcela, y Luis y a los demás colaboradores
Apenas leí tu editorial pasada, la del tango, donde transmitís tu apatía, se me fue formando esta carta:
Cuando llegué al barrio, hace 8 años, la primera pregunta que me hice fue: ¿qué pasa en este barrio que la gente lo quiere tanto? Los vecinos, los negocios, la revista barrial ustedes-. Así fue que, de haberme mudado “a Almagro” pasé a ser más preciso: mi mudanza había sido “al Abasto”. Y mucho de todo ese sentimiento fue gracias a la revista. Que en los primeros meses me preocupaba por conseguir. Siempre había un dato, una reflexión, una nota que me informaba, me recreaba, me sostenía en mi nuevo proceso de identidad barrial.
Y me fui enamorando del barrio. Y aquí nació y crece mi hija. Y también mi hijo-proyecto laboral. Después siguió esa relación de vecinos y de trabajo con ustedes. Vino nuestro hijo en común: Mapabasto, (que dio pie a Cultura Abasto y a muchas de los proyectos y acciones que compartimos juntos). Y a una amistad vecinal de las mejores.
Y aquella no era una época mejor que ahora. Corría el 2000/ 2001. Recuerdo que la fiesta de Mapabasto, en la calle y dentro del edificio donde había estado Babilonia, por la calle Guardia Vieja, fue una semana antes del cacerolazo. El evento salió bárbaro con cerca de 40 instituciones barriales participando del evento (que organizamos junto a Alberto Morales, artista plástico) y donde se fueron formando vínculos y encuentros que aún hoy siguen presentes.
Recuerdo que, dentro del evento, el hastío de la comunidad se hizo presente en un trabajo de psicodrama comunitario, donde la gente echó literalmente de escena a los personajes de los dirigentes, banqueros y economistas. Una semana después se producía el cacerolazo y fue una extraña sensación la de sentir que ya lo habíamos vivido.
O sea…ni los baños, ni las valijas, ni los lanzamientos de campaña, ni las basuras en las veredas ni los malos olores ni… son peores de lo que pasaba en aquella época donde nuestra historia empieza a ser contada.
Claro… sí hay algo importante, nuestros hijos creciendo. Y esa contradicción tan dura de que mientras uno trabaja para que el barrio mejore, nuestros alquileres suben (más que la de otros barrios) y nos da la sensación que se nos echa del barrio (esa sí es dura, eh?).
Bueno… nada (como decimos ahora), sólo quería acompañar con un mimo esa apatía actual. Hacerles ver desde afuera, en cuanto han intervenido en historias ajenas y en el mejoramiento barrial -aun sin saberlo-. Que todo el esfuerzo en muchos casos surtió efecto con diferentes formas. Y que el barrio del Abasto no sería lo mismo sin vuestra -nuestra- revista. ¡Gracias! A todos juntos y a cada uno.
Abrazo fraternal
Guille
Desde la Casona de Humahuaca
[email protected]


Abrazo tanguero

Fundamentalmente mi intención es brindar un saludo a la revista El Abasto. Nuestro grupo ha conformado un club de tango. que se fue formando en función del cariño y respeto que tenemos por nuestra música nacional. Además de hacer difusión a través de nuestro portal.
Todos somos y estamos formados en los centros culturales de la Ciudad de Buenos Aires. Verdaderamente me emocionó mucho, varios artículos de su revista y quisiéramos perdirles autorización para agregar su sitio web a los enlaces externos de nuestra página. Su revista llegó a mis manos por casualidad en un centro de jubilados del barrio.
Y como vecino soy, desde hace 10 años de Almagro siento al barrio como parte mía (aunque sea oriundo de la bellísima ciudad de Cipolleti, Río Negro). Siempre está en mi corazón mi calle Sarmiento donde vivo.
Desde ya un abrazo tanguero de
Miguel www.tanguerosdegorriti.com.ar
[email protected]


Por su puesto están autorizados a enlazar las webs. Red.

Revista El Abasto, n° 91, septiembre, 2007.

 
 



 

 

 

 

 

 

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