Pino
Solanas:
“¿Se puede
o no se puede?”
La diversidad
de facetas que marcó
su vida es, acaso, la característica
sobresaliente de este experimentado
guerrero, quien desde hace
más de cinco décadas
libra cientos de batallas,
siempre del mismo bando:
el de los más débiles,
el de los rebeldes, el de
“los nadies”.
Otra seña de identidad
es un punto cardinal: El
sur. Ese fue el rumbo que
signó su cine, su
actividad política
y los caminos que lo condujeron
por originales circunstancias
de una vida intensa. A saber:
Encuentro con intelectuales
peso pesado, cuando solo
era “un pendejo inquieto”:
Cook, Walsh, Wernicke, Scalabrini
Ortíz, Jauretche,
Hernández Arregui
y Rodolfo Ortega Peña,
entre muchos otros.
Promediando los ’70
fue amenazado de muerte
por la Triple A. Ya en 1969
había fundado el
grupo Cine Liberación
junto a Octavio Getino,
e impulsado con “La
Hora de los Hornos”
el desarrollo de un circuito
alternativo de difusión
a través de organizaciones
sociales y políticas,
que formaron parte de la
resistencia.
En 1975 realizó “Los
Hijos de Fierro”,
su primer largometraje de
ficción. En 1976
un comando de la Marina
intentó secuestrarlo.
Fue entonces, que partió
al exilio hacia España
y luego a Francia donde
realizó, en 1980,
el documental “La
mirada de los otros”.
Durante su destierro participó
en varias organizaciones
de solidaridad con las Madres
de Plaza de Mayo y los demás
entidades de defensa de
los derechos humanos, denunciando
internacionalmente la represión
en la Argentina.
En París, con Envar
El Kadri, Arianne Mouskhine,
Miguel Ángel Estrella
y otros artistas e intelectuales,
participó en la creación
de la Asociación
Internacional en Defensa
de los Artistas.
En 1983, regresó
a Buenos Aires y en 1985
filmó “Tangos,
El Exilio de Gardel”,
que obtiene los máximos
premios en el Festival de
Venecia y de La Habana.
En 1988 terminó Sur
que fue premiada en Cannes.
Durante la segunda década
infame que vivió
el país, en los 90,
seis balas le atravesaron
las piernas en represalia
a sus denuncias contra el
poder. Hoy los sueños
con rumbo Sur permanecen
invariables en él.
Se hallan proyectados en
su cine, en la política
–será candidato
a presidente y senador este
domingo 28 de octubre-,
en su pasión por
la historia y en su obstinado
empeño en transformar
una realidad argentina y
latinoamericana que le duele
en su costado izquierdo.
En este extenso diálogo
con A.W., Pino Solanas –de
él se trata-, explicó
cómo y por qué
se puede poner la proa hacia
un horizonte de “justicia
y dignidad”.
-¿Qué
recuerdos vienen de tu niñez?
- Recuerdo los juegos entre
nosotros que éramos
una familia numerosa, se
inventaban los juegos y
cada edad tiene los suyos.
Viene el Olivos de los años
cuarenta, un Olivos de calles
con empedrado y de casas
grandes, los jardines eran
grandes. ¡Uh! nos
divertíamos mucho,
nosotros éramos cinco,
pero además venían
los amigos del barrio. Recuerdo
ese Olivos del botellero,
la leche, la verdura, el
panadero, todos con carro.
¡Ah! Y el río,
el olor del río,
porque luego de los 12,
el gran programa era ir
al río. Ya a los
14, era ir a buscar a las
chicas a las salidas de
los colegios, porque no
había colegios mixtos.
Y después ir al cine,
estaba el cine York, las
fiestitas que se organizaban
en las casas, yo me he divertido
mucho en mi adolescencia.
Era un Olivos muy apacible.
Fui al Colegio Nacional
San Isidro, el único
nacional que había.
Entonces era Olivos, La
Lucila, Martínez,
San Isidro hasta San Fernando,
era todo una misma movida.
Toda la zona Norte era una
aldea grande, no tiene nada
que ver con lo que vino
después, nadie tenía
auto. Quizá “¡uy!,
a aquél le presta
el coche el viejo”.
Para nosotros era un Olivos
de bicicleta.
-¿Y después?
-Ya sobre el final de la
adolescencia fue el despertar
de mis inquietudes, las
lecturas. Todo eso tipo
de cosas. Y cambiaron las
amistades. Cada edad en
la vida tiene sus amistades.
En Olivos había además
un semillero intelectual
muy interesante. Vivian
grandes escritores.
-¿Cómo
comenzaste a vincularte
con ellos?
-En los famosos asados de
Enrique Wernicke, el autor
de ‘’La Rivera’’
y el autor de innumerables
sainetes y cuentos , el
autor de ‘’El
agua’’, un extraordinario
escritor. Él había
inventado “el asado
de lo de Enrique”
que empezaban los sábados
a la mañana: prendía
el fuego y, a veces, estaba
y otras no. Era un asado
de puertas abiertas, cualquiera
podía ir con el amigo
que quisiera, llevando carne
y vino. Enrique decía
“nunca seré
esclavo de mis amigos”,
él se iba y los íntimos
sabían dónde
estaba la llave. Bueno,
ahí yo conocí
a los grandes escritores
argentinos y algunos extranjeros.
Estaban Juan José
Manauta, Juan Gelman, Portantiero,
Roberto Cossa, Lucci el
poeta, Gerardo Pizzarello,
Miguel Angel Bustos, que
lo desaparecieron durante
la dictadura. Era una peña
extraordinaria, gente de
la izquierda como Agosti,
Rodolfo Walsh, todo eso
pasaba por los asados “de
lo de Enrique”, 20
años de intensos
asados. Y también
era el Olivos cinematográfico,
porque vivían muchos
directores: Torre Nilson,
y Aníbal González
Paz, que era el fotógrafo
estrella de la época,
Mignoli y Barreto, Lucas
Demare. Ahí estaban
los estudios Lumington,
y cerca estaba Argentina
Sono Film.
“Yo
era un pendejo inquieto”
-¿Y
tu relación con Scalabrini
Ortiz y Jauretche?
-Vivía a dos cuadras
de la casa de Scalabrini
Ortiz, y estudiaba con su
hijo, Yuyo. He ido tantas
veces a la casa de los Scalabrini
como Yuyo venía a
casa. He hablado muchas
veces con él y, además,
en el año 56 comencé
a colaborar como crítico
musical en la revista “Qué”,
tenía 20 años
y trabajé allí
durante tres años.
Por ahí pasaron grandes
escritores argentinos, y
conocí sus libros
y la dignidad que tenía
Scalabrini Ortiz, también
los de Jauretche. Yo me
encendí en esos libros,
y al mismo tiempo tenía
la inquietud como para seguirlos,
ir a las charlas, a escuchar
a Jauretche. También
iba al centro, por supuesto
obligado en tren, y a la
vuelta pasaba por el bar
Castelar para ver si lo
enganchaba a Jauretche,
pero no porque yo era un
amigote de él. Uno
iba y estaba feliz porque
lo dejaban acercarse a la
mesa, a escuchar. Y lo mismo
hice con el Gordo Troilo,
con el Polaco Goyeneche
y con Piazzolla. Yo los
seguía a bares, a
donde tocaban los esperaba
a la madrugada, para aprender
de ellos. Una condición
que tuve fue saber aprender
de los que me antecedían.
De todos ellos aprendí.
¿Qué
aprendiste del Polaco?
-Su humanidad y un sentido
poético, su intuición
innata para interpretar
la poesía del tango.
No hubo nadie como él
que desentrañara
el sentir hondo de ese drama
poetizado que es el tango.
A parte, el Polaco era un
tipo sencillo, pensá
que ganó fortunas
y vivía en una casa
modesta en la calle Melián,
de esas casas como “chorizo”.
El primer día que
fui me dijo: ‘’vení
que te voy a mostrar la
ventana que tengo”,
y enseguida me di cuenta
que no había ninguna
ventana, la anteúltima
casa era la de él,
entramos y me dijo ‘’mira’’
hizo así (señaló)
y dijo ‘’esta
es la ventana”. Y
era el patio, el patiecito
interno, ahí tenia
doscientos jilgueros y el
los individualizaba a cada
uno. Un grande.
-¿De qué
modo nació tu pasión
por el cine?
-Mirá, no comencé
por el cine exactamente,
fue la música, me
gustaba la literatura, el
teatro, todo me encantaba,
por todo ese ambiente que
describí antes. Y
también me apasionaba
la música clásica,
y por eso estudié
piano y composición
musical, pero no andaba
bien. Y a los 22 ó
23 años viré
hacia el estudio de teatro
como una manera de acercarme
al cine, porque no había
escuelas de cine. Era mi
gran pasión el cine,
pero me parecía tan
difícil llegar a
eso. Después, la
certeza de que el cine era
la síntesis de muchos
lenguajes. El cine no es
solamente agarrar la cámara.
Uno de los componentes esenciales
del cine de ficción
es la puesta en escena,
recrear la realidad a través
de actores. Por lo tanto,
fue bueno aprender las artes
de la dramaturgia y la dirección
de actores, que es la esencia
del teatro.
Veía mucho cine y
me daba cuenta que los grandes
directores tenían
una importante formación
teatral, como Victorio De
Sica por ejemplo. O como
Visconti quien fue uno de
los más grandes directores
de ópera y de teatro
de Italia y de la Europa
contemporánea.
Empecé por filmar
un largometraje documental,
“Seguir andando”,
rodado acá por el
río, una pequeña
historia de amor. Y, el
segundo, “Reflexión
ciudadana”. Ahí
ya estaba preparando, pensando
un gran fresco sobre la
Argentina, con contenido
histórico, material
de archivo, fotografía
y muchísima información
documental, sobre nuestro
país. Quién
era la Argentina, por qué
sus crisis, cuál
era la historia. Una suerte
de cuestionamiento de la
identidad cultural, de la
identidad política,
y ahí nació
“La hora de los hornos”.
“El
matrimonio Kirchner debería
ser condenado varias veces
por todas las injusticias
cometidas”
-Pino,
¿Qué cosas
te duelen de la Argentina?
-El derroche, el saqueo,
la injusticia. Este es un
país que podría
ser extraordinario, con
gobiernos que tuvieran algo
de sentido popular y nacional
para proteger a la Argentina,
a su pueblo. Hoy el 40 por
ciento de los argentinos
trabaja en negro, ¿como
se puede entender?
-Bueno, pero el
gobierno frente a eso argumenta
que venimos de una crisis
muy profunda...
-Creo más bien que
se trata de una mentalidad,
yo no lo conozco bien a
Kirchner, sólo hemos
conversado una vez, el 6
de mayo del año pasado,
pero nunca lo he seguido
en Santa Cruz, no sé
cuál es su formación
cultural, cuál es
su pensamiento. Tengo la
impresión de que
es un desarrollista, poco
culto, con pocas luces,
con poca mirada estratégica,
tiene la mirada comercial
de alguien que ha hecho
negocios inmobiliarios.
-Más específicamente
entre el 79 y el 82, en
plena dictadura.
-Sí, él no
es un industrialista, no
tiene una visión
global. Y que el 40 por
ciento de los argentinos
esté en negro, que
la Ley de flexibilización
de Menem continúe,
que no haya sido capaz de
reponer el cien por ciento
de los aportes patronales,
(sigue siendo el 50 que
le otorgó Caballo),
y por qué ¿por
qué eso? De esos
trabajadores una buena parte
son semiesclavos, tres millones
de parados,12 millones de
pobres, 20 mil chicos en
la calle, es inadmisible.
El matrimonio Kirchner debería
ser condenado varias veces
por todas estas injusticias.
Y lo que han hecho con el
transporte, ¿quién
sufre un transporte publico
en la Argentina?, los laburantes.
Habría que condenarlos
a viajar una semana como
el laburante que se levanta
en una barriada de Berazategui
o de Esteban Echeverría
y tiene que venir a trabajar
a la Capital.
Entonces, tienen poco sentimiento
de amor al país,
poca defensa del interés
de la nación. Hace
unos días leí
una página de Clarín,
en los 4 años de
Kirschner se vendieron 468
grandes empresas, no han
hecho nada para evitar la
extranjerización
de la economía argentina.
¿No es una vergüenza
que tenga que venir Chávez
a auxiliar a Sancor? Con
45 mil millones de dólares
en el Banco Central no a
hecho nada para parar la
extranjerización
de la tierra, acá
se venden y se anuncian
que la venta de lagos, cerros,
bosques y montes. Y encima
de eso, cometió a
mi entender un grave atentado
al futuro de la Argentina
y al futuro de la juventud,
que es haber dado luz verde
a las nuevas obras de privatización
del petróleo y del
gas de la Argentina. No
bastaron las privatizaciones
del petróleo y del
gas de Menem que nos costaron
mas de 200 mil millones
de dólares de perdidas,
YPF y Gas del Estado le
daban una media de 8 a 9
mil millones de dólares
anuales al Tesoro. Y cuando
se pierde esto se cubrió
el faltante pidiendo deuda
externa al 10 por ciento
de interés anual.
Después de esa tragedia,
pensamos que estos dirigentes
iban a torcer el rumbo y
la autocrítica la
iban a hacer con los hechos,
corrigiendo las políticas
nacionales. Pues no, con
toda impunidad traspasaron
los yacimientos a las provincias
y las provincias en este
año han negociado
la prórroga de las
concesiones por otros treinta
años.
Sur
-¿Cuáles
son las propuestas centrales
de Proyecto Sur?
-La primera es reestatizar
el petróleo y el
gas, negociar con todas
las petroleras, primero
hacer cumplir al ley de
hidrocarburos vigentes,
la 17.319. Ésta,
en su articulo 34, dice
que nadie puede tener mas
de 5 años de explotación,
y todas tienen 10, 20, 30
y hasta 40 años.
Se trata además de
hacer funcionar al Congreso.
Es más, con un simple
decreto para bajar los decretos
de Menem, de la desregulación
de la actividad petrolera
y energética, y al
mismo tiempo hay que propiciar
una reforma de la Constitución,
hay que modificar el articulo
124 que al final dice que
los recursos del subsuelo
le pertenecen a la provincia,
esto se cambió en
la reforma constitucional
del 94.
En definitiva, la propuesta
nuestra dice: rescatando
el petróleo y el
gas en 16 mil millones de
dólares al precio
de 80 dólares el
barril, resulta una suma
monumental, ¿para
qué? Cinco grandes
medidas. La primera: reparación
urgente a los bolsones de
miseria, de indigencia que
no pueden esperar más,
y eso tiene que ver con
políticas sociales,
con una fuerte inversión
en salud, la salud preventiva.
Política social es
acabar con la pobreza y
la indigencia.
La segunda: reparación
histórica es a los
pueblos originarios, mediante
el cumplimiento del articulo
de la Constitución
Nacional, y a la vez restituyéndole
la tierra, y a la vez dotándola
de una infraestructura básica
para poder desarrollarse,
caminos, aguas potables,
hospital, educación,
energía.
La
tercera, es la reparación
histórica de la juventud
argentina, que fue la principal
victima de los años
90, los más pobres
no tuvieron la cuota de
proteínas necesarias,
otros tuvieron que abandonar
la escuela o no ir a la
universidad, no capacitarse,
buscar un trabajo y se le
cerraron las puertas. A
infinidad de jóvenes
lo que les quedó
fue la condena a la marginación,
la droga, el paco o el delito.
La cuarta, es la reconstrucción
del polo industrial del
Estado. Primero, la construcción
de ferrocarriles. Una de
las canalladas que se a
producido de Menem a esta
parte, es quitarle el transporte
al pueblo trabajador, y
entre ellos el ferrocarril,
que sigue siendo el medio
mas económico, menos
contaminante y más
popular y democrático,
de menos accidentes, y al
mismo tiempo el medio más
moderno y el que puede llegar
a cualquier pueblo aunque
haya llovido un mes seguido.
El tren enhebraba a todos
los pueblos del interior
y era el medio del comercio
interregional, con esto
quiero decir que es ir al
auxilio de la reconstrucción
de las economías
interregionales, ir hacia
la protección del
productor que está
en al base de la cadena
productiva. En general,
los productores tanto sean
de manzanas como de yerba,
como de lo que sea , están
recibiendo el 10por ciento
del precio venta de sus
productos. La Argentina
de Kirchner es la Argentina
del modelo agro exportador,
dominan los grupos exportadores
de frutas, de cereales,
etcétera. Entonces,
hay que crear los institutos,
donde el Estado, junto al
productor, establece el
precio base para que éste
no quede a merced del monopolio
que acumula.
-¿Y para
el sector industrial?
-Tenemos un plan global
de reconstrucción
del sector, con fuerte apoyo
a las PYMES, por supuesto,
y volver al ejercicio de
los derechos sociales: los
derechos del trabajador,
la estabilidad. ¿Porqué
diablos siguen existiendo
las Afjp en manos privadas,
que encima se dan el lujo
e invierten afuera, porqué
regalarle ese negocio a
los bancos, porqué
no se restituye el 100 por
ciento de los aportes patronales.
También hablemos
de las medidas de reconstrucción
del sector educacional y
del sistema de salud. En
ese sentido se necesita
de un Estado fuerte, eficiente
y moderno para defender
al pueblo de los estafadores,
de los especuladores, de
los contaminadores del medio
ambiente. Cuando no hay
Estado, el Estado queda
en manos del poder económico,
por lo tanto, hay que profesionalizar
y tecnificar lo más
posible el cuerpo administrativo.
-¿Ese conjunto
de medidas no necesitaría
un contexto distinto, una
reforma política
enorme?
-Claro, que todo lo dicho
necesita de una gran reforma
política. Y nosotros
hablamos de democracia directa,
con revocatoria de mandatos,
ir hacia una democracia
social de fuerte participación
popular con protagonismo
de la gente, asambleas,
etcétera. Necesitamos
que la sociedad se renueve
constantemente, que sea
el protagonismo popular
el que llegue a ocupar las
bancas y junto a ellos trabaje
un cuerpo de asesores y
de profesionales altamente
capacitados. No preciso
ser medico para saber qué
necesito en salud, la solución
técnica me la darán
los especialistas, pero
yo lo que necesito es saber
muy bien el tipo de hospital
que necesita mi comunidad.
En síntesis: reforma
del Estado, reforma de las
Constitución, democratizar
las instituciones de la
democracia, fuerte inversión
en la Justicia para multiplicar
los juzgados, no hay ningún
juez que pueda atender dos
mil causas.
Desde
Cuba hasta la Patagonia
-Después
del domingo, ¿cuál
será la pelea Proyecto
Sur?
-Aspiramos a conformar una
gran movimiento nacional,
democrático, popular,
abierto. Un auténtico
espacio de izquierda nacional,
que luche por la transformación
profunda de esta sociedad,
retomando las banderas emancipadoras,
desde la gesta de la independencia
y por las distintas etapas
que ha tenido la Argentina.
Por supuesto, me refiero
al ‘45, el Cordobazo,
el 19 y 20, el Movimiento
de Derechos Humanos y las
organizaciones que trabajan
en defensa del ecosistema,
como la Asamblea de Gualeguaychú,
que es una de las más
altas expresiones de madurez
política argentina:
democracia directa, transversalidad.
Nuestra palabra fundamental
es la Unidad, recomponer
esta Argentina partida en
múltiples partidos
o pedacitos. Hay que terminar
con la desconfianza, hay
que mirar los grandes enemigos
que tenemos por delante.
Para qué, para lograr
una Argentina inclusiva.
El día que invitemos
a todos los sectores a participar,
a protagonizar la lucha
en contra de los Menem y
los Kirchner que mandaron
al pueblo a casa y lo desmovilizaron,
empezarán los cambios.
Y no habrá transformación
real en América Latina,
ni se arrebatará
el poder a las grandes corporaciones,
sin el compromiso activo
y organizado de la gente,
sin que este pueblo gane
la calle.
Entonces,
lo que queremos es una América
unida desde Cuba hasta la
Patagonia, cada uno con
su independencia de casa
para adentro. Y que ese
bloque se constituya como
un nuevo factor de poder
mundial, que sea un polo
de poder pero que trabaje
realmente por la paz, por
la autodeterminación
de los pueblos y en contra
de la contaminación
ambiental, entre otras cosas.
-El peronismo para
vos fue un punto de partida,
¿cuál fue
luego el recorrido y cuál
es hoy el punto de llegada?
-Mirá, a mi nunca
me gustaron los encasillamientos,
siempre me parecieron obra
de la inseguridad y de la
debilidad decir: yo soy
marxista, yo soy tal cosa
o yo soy la otra, y si sos
puro o no puro por si lees
Marx en alemán. ¡Ah!
¿no lo leíste
en alemán? no sos
marxista genuino. Un disparate.
No, no soy nada sectario
y he leído y aprendido
un poco de todo. A mi lo
que me guía es la
construcción de un
proyecto y de una política
en beneficio de los intereses
de la Nación, de
nuestra independencia, para
trabajar a fondo con una
política de integración
latinoamericana, para la
construcción de Sudamérica,
para hacer del espacio latinoamericano
no un mercado, sino una
confederación de
naciones, o de repúblicas,
con sus instrumentos, con
sus estatutos políticos,
su parlamento y con grandes
proyectos de integración
económica y tecnológica.
Entre
todos podríamos construir
una gran compañía
de aviación, solos,
a lo mejor no es rentable,
grandes empresas públicas
latinoamericanas o multinacionales
latinoamericanas para el
transporte, la energía,
proyectos para la integración
e investigación científica,
muchas cosas podemos hacer.
-Por qué
no incluís en tu
discursos, como todos los
demás candidatos,
el recurrente tema de la
“seguridad”?
- ¿Por qué
no la incluyo? Porque lo
de la seguridad es como
obvio. ¿Cuándo
se multiplicó el
delito en la Argentina?
A partir de las recetas
neoliberales. Mientras haya
doce millones de pobres,
es decir, un tercio de la
población bajo la
línea de pobreza,
y todas las atrocidades
de las que venimos hablando,
por supuesto que va a seguir
existiendo el delito, y
eso no se puede combatir
con represión, eso
es una barbaridad, una medida
de tipo salvaje. Por el
contrario, es con políticas
de integración activa
de los sectores indigentes
y marginados, como se debe
atender el problema.
También
meterse de lleno con el
tema de las cárceles
y ocuparse de esas prisiones
encubiertas que son los
manicomios. Es aberrante
lo que sucede aquí,
cuando todas las técnicas
nuevas de psiquiatría
en el mundo incorporan al
disminuido o al diferente
y lo integran a la sociedad.
-Si hoy hicieras
ficción, ¿cuál
sería el tema de
esa película?
-Tengo una, es sobre San
Martín en Cuyo. El
tema: Si se puede o no se
puede.
Porque
todo el llamado progresismo
y traidores de los años
noventa instalaron la cultura
de la derrota, ellos explicaban
y sostenían que no
se podía: “Resignate,
no seas boludo que se va
el tren”. “¡Se
va el tren! Correlo, al
último vagón,
¡subite!, no seas
tonta”.
Sin
embargo, en las peores circunstancias
internacionales, latinoamericanas
y nacionales San Martín
siguió adelante con
su proyecto de construir
el Ejército de los
Andes. Año 1815,
derrota de Waterloo, restauración
monárquica, la Santa
Alianza, vuelve Fernando
VII, una expedición
española al mando
de Morelos tomó Cartagena
y Caracas, Bolívar
escapa. Y San Martín
en Cuyo, una aldea, esperando
que Buenos Aires le envíe
recursos. Carlos María
de Alvear le dice: “no
hay recursos, no hay plata”,
y además lanza una
proclama: “Estas provincias
quieren pertenecer a Gran
Bretaña”.
Fue en esas circunstancias
cuando San Martín
dijo: “Contaremos
con nuestras propias fuerzas”.
Convocó un Cabildo
Abierto y ordenó:
“Desde mañana
ganamos la mitad, y la otra
mitad va para la construcción
del ejército”.
Y en esa aldea, con los
pobres talleres y fraguas
de Mendoza construyeron
los cañones, los
sables, los fusiles, la
pólvora, y experimentaron
cómo hacer para mantener
los alimentos, que no se
les pudrieran para las varias
semanas que llevaría
el cruce de los Andes.
¿Sabés en
cuánto tiempo hicieron
eso? ¡En dieciocho
meses!, armaron un ejército
de 4500 hombres. Y para
una aventura, porque la
mitad lo veía como
una aventura descabellada.
Nadie cruzó una cordillera
tan alta, ni siquiera Napoleón.
Ellos cruzaron los Alpes,
no los Andes. Y encima tenía
que vencer a los españoles
del otro lado. Cinchar a
la tropa y que te dé
bola. Ese San Martín
de treinta y cinco años.
¡Ese es un loco!,
decían. Ese era el
debate. Y si eso lo repetimos
a lo largo de la historia,
vemos que la Argentina se
hizo con grandes desafíos
y grandes epopeyas.
Como
la Revolución Cubana,
que fue otro “se puede”.
Pensá que no eran
más de ochenta para
asaltar el cuartel Moncada,
y quedaron doce, los masacraron
en el desembarco y se fueron
a la Sierra Maestra. Comparalos
con los flanes que tuvimos
acá en los 90. Cómo
que no se puede, quién
dijo que no. Si la historia
de nuestra América
lo revela de modo contundente:
Sí, se puede.
Apostilla
textual
“El
director de cine es un organizador,
en la Argentina sobre todo,
es una mezcla de productor
y poeta, de pájaro
de cabeza artística
y de administrador y generador
de recursos. Un rodaje lleva
entre cuarenta y cincuenta
días en una película
de ficción, y está
estudiado día a día
lo que se va a hacer, la
cantidad de planos, los
que van a actuar cada día,
porque a lo mejor al siguiente
no pueden porque esos actores
trabajan en otra parte.
Y a la vez, hay que dirigir
a un equipo que nunca son
menos de treinta, cuarenta
personas o cien. Estás
obligado a trabajar con
gente, que son humanos,
que tienen conflictos, que
nunca sabés si al
día diecisiete de
rodaje o el treinta y cuatro,
cómo van a estar.
Tampoco sabés de
qué humor vas a estar
vos. Por lo tanto, el director
de cine tiene que desarrollar
una enorme capacidad, no
solamente administrativa,
para que no se le agoten
los recursos en la primera
semana de rodaje, sino que
al mismo tiempo tiene que
encender los motores del
equipo, los motores emocionales
de los actores, contenerlos
de sus crisis, de sus histerias.
El director de cine es múltiples
oficios. Y al mismo tiempo
te proponés nada
menos que inventar una realidad
que no existe”.
Agencia
Rodolfo Walsh
Patricia Chapitel
y Oscar Castelnovo
Jueves, 25 de octubre de
2007