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Rasismo ultranazi contra joven boliviano


El boliviano Edgar Espejo Parisaca fue detenido dos policías de la Federal, Hernán Matías Martínez y Javier Armengol, en Villa Soldati el 12 de marzo de 2006. Recibió insultos por su color de piel y origen, puñetazos, patadas y simulacros de fusilamiento. Salvó su vida milagrosamente al borde del Riachuelo. Familiares y amigos convocaron a una movilización frente a los tribunales donde sigue el proceso, mientras Armengol busca ser declarado enfermo mental para no ser enjuiciado.
     El joven boliviano Edgar Espejo Parisaca cuenta lo ocurrido el 12 de marzo de 2006, en la Villa de Soldati, cuando dos policías argentinos Hernán Matías Martínez y Javier Armengol, de civil y en un vehículo particular, lo detuvieron en la calle sin orden judicial. Luego de un terrible maltrato quedó gravemente herido y fue hospitalizado durante más de un año. A continuación lo que contó el joven inmigrante:
     “Boliviano de mierda, negro de mierda, te vamos a matar. Por qué no te quedas en tu país a trabajar” me dijeron. “Cuando yo les suplicaba que no me peguen más, ellos me pegaban más, y repetían: negro de mierda, por qué no te quedas en tu país. Me trataban de negro, de boliviano de mierda, narcotraficante. Vos eres cómplice de Evo Morales. Cocainero. Yo a Evo Morales, sólo lo conozco en fotos. Sé que es presidente de Bolivia pero nada más. Cuanto más suplicaba, más me pegaban.
      “Y me decían: negro de mierda te vamos a matar. Uno de ellos, el más joven saca su arma y me gatilla directamente a la boca. Abrí me dice. Bueno, yo abro y después de gatillarme, jala el gatillo y no sale la bala. Después se ríen, entre los dos se hablan, ahora sí le vamos a matar dicen. Después el otro saca su arma, el que estaba conduciendo, el más viejo. Después de sacar su arma me dice abrí la boca y nuevamente me gatillan en la boca y tampoco sale la bala. Como todos dicen la tercera es la vencida, yo dije hasta aquí nomás. Bueno me despido aquí.
      “El más joven me dispara y nada. En ese momento pensé que están jugando conmigo y que me van a pegar y me van dejar pero justo en ese momento pasó un patrullero y se pusieron muy nerviosos. Me dijeron bajá la cabeza. Yo baje y se hablaron entre ellos.
      “Después arrancó el auto y me llevaron directamente al riachuelo. Estacionaron, me bajan y me revisan todos mis bolsillos. Me roban mi celular, mi reloj, mi dinero. Tenía dos compactos más. Me bajan del auto y me hacen morder mi mano con la puerta. Me bajan así y me siguen golpeando en la cara. Yo pienso que querían desmayarme y tirarme al río, pero yo no me desmayé, me puse fuerte y no me desmayé.
      “Había gente en el frente del riachuelo que estaba mirando bien. Había harta gente. «Eh, qué pasa gritaron». Y ellos les dijeron piérdanse este rato o los mato y apuntó. La gente se perdió.
“Después de golpearme me tiraron al río. Yo toqué el río, pero no me caí. Pienso que si me hubiera caído me hubieran disparado y me hubiera muerto. Pero no me caí, me paré firme y al verles me escapé. Caminé unos cuantos metros hasta que los vi con el arma en la mano y me fui para otro lado.
      “Yo pensé que se habían ido ya, pero estaban arriba. Les vi que estaban todavía ahí y me escondí. Uno de ellos me ve y grita: «ahí está, ahí está». En ese momento los dos estaban con sus armas y sólo escucho los tiros, escucho el impacto y después los siento en el cuello y en el cuerpo. Ahí me quedo paralizado y se van.
      “Yo creo que estuve un buen tiempo tirado en el piso, hasta que escucho que la gente me grita: «¿oye pibe estás vivo?» Y entonces alcé la mano, no sé con qué fuerzas, pero alcé la mano. Después escuché voces, llegó la prefectura, la policía. «Está vivo, está vivo» dijeron y luego me sacaron.
      “Después de sacarme llega el SAME (una ambulancia) y me llevaron al Hospital Piñeiro. Ahí me preguntaron cómo me llamo y yo les di mi nombre. El doctor me pidió que no hable porque estaba perdiendo mis fuerzas y me llevaron a quirófano. De ahí en más no me acuerdo.”
El texto fue difundido por la Embajada de Bolivia.
Fuentes periódico Renacer y Agencia Walsh.

U.K.
Buenos Aires, 14 de marzo de 2008







 

 
 

 
 
 

 

 

 

 

 

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