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El conflicto entre los empresarios del campo y el gobierno nacional debe resolverse en los marcos de la unidad nacional y la búsqueda de la felicidad del pueblo argentino y la soberanía nacional.

Proyecto Sur se expresa ante la crisis agropecuaria


La crisis una oportunidad

Si las crisis constituyen una oportunidad, las ciudadanas y ciudadanos que constituimos Proyecto Sur, planteamos una nueva posibilidad: que el gobierno y los medianos productores modifiquen sus políticas de alianzas a favor de recuperar la renta agraria para el pueblo y la nación, en desmedro de las multinacionales cerealeras, de agrotóxicos y la oligarquía terrateniente.
En ese contexto reafirmamos nuestra defensa del orden institucional legítimo que debemos custodiar de cualquier intento desestabilizador. En esa perspectiva creemos que la lucha que viene desplegándose desde hace dos meses entre 'gobierno vs campo', conforma una falsa antinomia alimentada por varias fuentes.

Respecto del gobierno nacional:

1.- Sectores externos, especialmente vinculados al gobierno norteamericano y a la administración Bush en retirada, que apuestan al deterioro de los gobiernos surgidos tras el derrumbe del neoliberalismo en la región latinoamericana. Estos gobiernos han conformado un bloque que cierra, por el momento, las indebidas intromisiones imperiales, y de hecho con sus políticas más o menos autónomas e independientes, generan nuevos caminos de unidad continental y de liberación nacional, inadmisible para los históricos intereses imperiales de sujeción colonial.
2.- Aquellos que desean ver debilitada la administración nacional para lograr ventajas económicas en negociaciones sectoriales, fueran ellas legítimas u oligárquicas.
3.- Quienes desde una posición antipopular y gorila, pretenden la caída del gobierno, pues desean acabar especialmente con el juzgamiento a los genocidas y el fin de la impunidad. Cabe recordar al respecto que tanto CRA como la SRA fueron parte integrante del staff permanente de todas las dictaduras habidas desde 1861 y sus cuadros integraron de manera notable la última de 1976-1983.
4.- La derecha que busca el fracaso de los llamados 'populismos' con la finalidad de retomar el control del Estado para retornar al modelo neoliberal descarnado, reinante durante los años '90.
5.- El doble discurso del gobierno nacional, que promueve justas retenciones para el campo pero las ignora para los negocios petrolero, minero y pesquero, permitiendo la depredación salvaje de nuestros recursos naturales. Lo mismo ocurre con los activos y negocios financieros que gozan de una escandalosa exención impositiva, mientras que el conjunto del pueblo trabajador carga sobre sus espaldas con los gravosos impuestos al consumo, sistema que debe reemplazarse cuanto antes. Tampoco se promueve una redistribución de los recursos producidos por el conjunto de la nación, a través de una correcta política de coparticipación federal, ni se avanza seriamente en una redistribución del ingreso que acabe definitivamente con el hambre y la miseria en el país de 'los granos y las vacas'.

Sobre los medianos y pequeños productores:
1.- Las grandes empresas exportadoras multinacionales (Cargill-Monsanto, Dreyfus, Bunge y Born, Nidera, ADM, AGD, etc.) que, montados en las justas reivindicaciones de los más débiles, observan la posibilidad de seguir amasando fortunas a costa del hambre del pueblo argentino.
2.- Los pools de siembra (administradores de dinero volcados a la actividad agropecuaria con el único fin de optimizar la renta del capital financiero en el menor tiempo, y sin medir costos sociales o ambientales), entrelazados y asociados con los grandes terratenientes, conforman un lazo que oprime por igual a los trabajadores del campo, a los pequeños productores, a los cientos de miles de minifundistas y dueños originarios de la tierra, expulsados y expropiados manu-militari por el proceso de sojización, y al pueblo argentino en general, mediante la destrucción de la soberanía alimentaria y la degradación del ecosistema pampeano y extrapampeano.
3.- Los grandes terratenientes nativos o extranjeros, tales como Fortabat, Martínez de Hoz, Bemberg, Born, Benetton, Blaquier, Anchorena, Whertein, Gómez Álzaga, Irsa-Cresud (Soros), Urquía, Gualtieri, Passaglia, etc. Tan sólo 6900 familias-empresas poseen el 49.7 % de toda la tierra nacional y 930 terratenientes poseen 35 millones de hectáreas. Ellos están representados especialmente por la SRA y CRA Sólo por el arriendo de sus inmensos latifundios a los pools de siembra, recibirán en esta campaña una cifra cercana a los 5.000 millones de dólares. Esa cifra colosal no incluye sin embargo, la ganancia extra obtenida por el uso directo de 'sus tierras'.
4.- Los arrendatarios de los pools de siembra, que usufructúan enormes superficies (Grobocopatel, Urquía, Reutemann, Britos, etc) depredando y destruyendo nuestra soberanía alimentaria y nuestro ecosistema, consolidando un sistema de producción que destruye el trabajo, la pequeña propiedad y la producción de alimentos, generando un campo sin gente y un ecosistema sin vida, consolidando la posición de Argentina como abastecedor de forraje barato subsidiando la industrialización de China e India y la producción de alimentos baratos en la UE. Posición neocolonial otorgada por el poder multinacional a nuestro país, luego de la derrota nacional y popular de 1976, profundizada entre 1989 y diciembre de 2001. Derrotas que destruyeran la nación industrial, tecnológica y científica existente entre 1945 y 1989. De hecho hoy la nación se comporta frente a China de manera similar a como lo fuera cuando éramos ' la Granja Británica' y nuestros terratenientes se ufanaban de que 'éramos parte integrante del imperio británico'. La presencia en la lucha de los empresarios rurales, de fuerzas políticas afines a China repite las peores páginas de la ingerencia colonial en nuestra Patria.
5.- La crisis estructural del campo argentino, iniciada en 1966-1976 y arreciada por la sojización, que ha implicado que de 660.000 productores existentes en 1970, hoy sólo resten 330.000 y que de ellos 220.000 realicen una agricultura de subsistencia, es decir no producen para la exportación y por ende, están fuera de este reclamo de empresarios rurales, que sí lo hacen para el mercado. Ello reduce el número de chacareros-empresarios expresados por las cuatro entidades rurales, a apenas 110.000 productores. Crisis que especialmente se manifiesta en la propagación indetenible del monocultivo de soja transgénica forrajera, que ocupa ya más de la mitad del área sembrada y de la producción total de granos, devastando la producción de alimentos y el ecosistema nacional incluida la salud presente y futura de los argentinos. Siendo además agravante el hecho que la misma se destina en un 95% a la exportación casi sin valor agregado alguno. Esto ha llevado a que hoy el campo argentino sea casi un desierto verde sin gente y sin vida, y sólo existan 1.120.00 trabajadores rurales, de los cuales sólo alrededor de 310.000 (menos de un tercio) trabajan en blanco con salarios menores a los 1200 pesos mensuales.
6.- Los productores agropecuarios deben entender que pudieron recuperar su rentabilidad, su capital, y salvaron sus campos del remate, a partir de la devaluación asimétrica de 2002, que les permitió salir del colapso absoluto en que se encontraban, mediante una colosal transferencia de ingresos que les pagara toda la sociedad, pero especialmente los trabajadores -que no tuvieron sus salarios cotizados en las bolsas de Chicago, Londres o Pekín- y los consumidores de todo el país. Es decir que todos los argentinos y argentinas salvamos al 'campo'. El 'campo' debe entender entonces, la justeza de las retenciones diferenciales, graduales y segmentadas que afectan una rentabilidad extraordinaria producida por el aumento extraordinario de los granos, que no posee ningún otro sector de la economía –a excepción claro está del escandaloso negocio de las aceiteras y biocombustibles o el conjunto de empresarios amigos del gobierno- y menos aun los trabajadores. Claro está que esto, no nos impide no contemplar la situación de pequeños productores afectados por la baja de rentabilidad de otras producciones o por el aumento desmedido de algunos insumos.

Volver a pensar en Nacional

Creemos así que el contexto del conflicto excede largamente los argumentos primarios esgrimidos de uno y otro lado, entre 'un gobierno popular que quiere la redistribución del ingreso frente a un campo oligárquico, opulento y avaro' o 'un campo lleno de productores trabajadores que es esquilmado por un gobierno que desea concentrar poder y se rige por el principio de la chequera'. Tales argumentos conforman una zoncera que lleva a un enfrentamiento sin salida entre un gobierno surgido de la voluntad popular y las franjas del empresariado rural.
Creemos imprescindible encontrar un diálogo que unifique a los sectores populares comprometidos con el destino de la Nación. Así, sería oportuno discutir y proponer un nuevo modelo rural para la Argentina. Lo decimos pensando en superar las políticas diseñadas por el 'mercado mundial' y el neoliberalismo para nuestra nación, planteándonos una profunda reforma que imponga el criterio de la oferta argentina sobre la demanda extranjera, partiendo de resolver primero las necesidades alimenticias de nuestro pueblo y las materias primas de nuestro desarrollo interno. Sólo mediante una poderosa recuperación industrial, ferroviaria, tecnológica, científica, ganadera, lechera, frutícola, hortícola, forestal, agroindustrial, agro-ecológica, mediante la creación cientos de miles de nuevos productores agropecuarios familiares, podremos los argentinos inclinar la balanza en favor de nuestros intereses nacionales y populares estratégicos, con el desarrollo de nuestro mercado interno -es decir nuestro pueblo- como insignia central, abandonando el modelo agro-exportador neocolonial al que hemos retornado.

En este marco de un nuevo proyecto agropecuario creemos central que el Estado Nacional recupere el control de la exportación de granos y carnes, recuperando los roles y bienes de la antigua Junta Nacional de Granos y de Carnes, garantizando al productor un precio justo, abasteciendo en primer lugar el mercado interno e independizando el precio interno de los alimentos de su cotización internacional.

La cuestión agraria –la cuestión de la distribución y apropiación de la tierra- ha sido estructural en la conformación y deformación de la estructura económica argentina y es demasiado importante para dejarla sólo en manos de las entidades del 'campo' y el Poder Ejecutivo Nacional. En su discusión y resolución debe involucrarse toda la sociedad ya que 'el campo' nos afecta a todos. Hay actores que no pueden seguir permaneciendo al margen, como es el caso de los trabajadores rurales, las organizaciones de pequeños campesinos, productores familiares y de pueblos originarios y minifundistas. Por ello creemos que el Congreso Nacional hasta hoy observador pasivo de este gran drama nacional, debe asumir un rol relevante en su resolución democrática.

Una agenda democrática de debate agrario
Los principios rectores de una agenda agropecuaria deberían incluir: Soberanía Alimentaria, Repoblamiento Rural y Nacional (¿por qué no pensar en las políticas necesarias para llegar a poseer un millón de productores en el corto plazo?), Régimen democrático de tenencia de la tierra, Créditos, estímulos y apoyos a nuevos productores y áreas de colonización rural, Reconstrucción ferroviaria, Autonomía Tecnológica, Producción Sustentable, Agricultura con Agricultores que protejan y conserven el ecosistema, Jerarquización, reorientación y defensa del INTA, Junta Nacional de Granos y Carnes, Recuperación de puertos, silos y flota nacionales, creación de Institutos que fomenten la diversificación productiva, defensa de las economías regionales, régimen de subsidios directos e indirectos que protejan las producciones estratégicas, discusión sustancial del sistema impositivo gravando de manera creciente la propiedad de la tierra, reforma impositiva integral liberando de impuestos a la producción de alimentos básicos, fuerte control del sistema de arriendos en base a defender el ecosistema y el trabajo, una efectiva coparticipación federal, política nacional y federal de impuestos a la tierra, combate decidido del empleo en negro y las pésimas condiciones laborales inducidas por la sojización y la concentración de la tierra, investigación, reconversión y limitación de la extranjerización de la tierra.

Proyecto Sur está convencido de que esta crisis agraria demuestra la crisis terminal de un modelo agropecuario agotado, basado en la sojización, en la penetración incontrolada del capital financiero en el campo y en la brutal concentración de la tierra, crisis que debemos resolver y abordar entre todos. De cara a un nuevo 25 de Mayo pensemos en la reformulación de un Proyecto Nacional de Liberación y Realización que retome el proyecto liminar de nuestros héroes Castelli, Moreno y Belgrano, para los cuales la cuestión agraria -tal cual lo señalaran en sus escritos y obras de gobierno, fuera en el Plan de Operaciones de Moreno, en el gobierno de las Misiones realizado por Belgrano o en el del Alto Perú por Castelli-, era de una centralidad absoluta y no se lo regalemos casualmente, a sus asesinos y vencedores.

Comunicado de Proyecto Sur

Buenos Aires, 21 de mayo de 2008.

 

 
 

 
 
 

 

 

 

 

 

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