Entrevista
a un testigo del caso Grassi:
“La
estrategia de defensa del
cura es generar pánico”
Julio
Grassi fue denunciado, en
el 2002, por “abuso
deshonesto” y “corrupción
de menores”. Hoy,
seis años después,
comenzará el juicio
oral y público. Cuál
es la estrategia de defensa
del sacerdote y el nefasto
papel de los medios que,
en reiteradas y cuidadas
entrevistas al cura, extienden
el maltrato sobre los denunciantes.
Enrique
Stola es médico especialista
en Psiquiatría y
Psicología Médica
y Clínica. Estos
datos no alcanzan, sin embargo,
para definirlo en su totalidad.
Para ese propósito
es indispensable decir que
es internacionalmente reconocido
como terapeuta en la atención
de cuestiones de maltrato
infantil y violencia intrafamiliar,
institucional, sexual y
de género.
En
este país, y no es
el único en el mundo,
dedicarse a atender y a
denunciar los abusos contra
las mujeres y los niños
implica ser atacado y difamado
por los numerosos grupos
que consideran que denunciar
estas cosas –no que
sucedan– destruye
a las familias.
Si
se le añade que el
doctor Stola fue el psiquiatra
de los dos jóvenes
que denunciaron al cura
Julio Grassi en el programa
Telenoche Investiga, y que,
posteriormente, se convirtió
en testigo de la causa que
todavía espera el
juicio oral, es muy sencillo
concluir que su vida no
es nada sencilla.
En
la vereda de enfrente están
la Iglesia, los medios de
comunicación y los
grupos económicos
que financian y garantizan
la impunidad del cura (la
Fundación Felices
los Niños fue la
más apoyada económicamente
por el gobierno y los sectores
de poder durante la década
del ´90).
Pese
a las amenazas continuas,
las golpizas, los intrusos
en su casa y los robos que
sufrió, Enrique Stola
tiene el coraje, el valor
y la coherencia de juntar
paciencia hasta declarar
en el juicio oral a Grassi,
que comenzó hoy,
bajo los cargos de "abuso
deshonesto" y "corrupción
de menores" y con un
inconcebible pedido de nulidad
del sacerdote.
Entrevistamos
a este médico psiquiatra
para conocer los pormenores
de un caso que más
que silenciado, parece amordazado.
Son ínfimos los medios
que informan que Grassi
tiene tres causas de abuso
sexual y corrupción
de menores agravado. Dos,
radicadas en Morón
y la tercera en Calafate.
Allí, durante un
viaje, Grassi habría
abusado de un joven, hoy
mayor de edad, quien junio
de 2006 se animó
y declaró por primera
vez en contra del cura.
El
examen psicológico
que le hicieron al sacerdote
sostiene indicadores similares
al perfil de los delincuentes
sexuales. No lo dicen los
testigos de parte. Lo dice
la pericia, que confirmaría
la impericia del fundador
de la Fundación Felices
Los Niños.
Los medios, que han utilizado
cientos de prácticas
desdeñables para
defender a Grassi, jamás
se han interesado por el
estado y la salud mental
de las víctimas.
Sin embargo han entrevistado
al cura, y siguen haciéndolo,
para que imponga su versión
de los hechos: la del complot
contra su persona.
Esas
entrevistas -con la escenografía
adecuada: una pequeña
habitación, cama,
mesa y Biblia. Clima de
austeridad y de recogimiento
espiritual- tienen ese objetivo
explícito, pero además
uno más macabro:
mostrar todo el poder del
sacerdote. Es un mensaje
a otras probables supuestas
víctimas: no hablen
porque serán despedazadas
en nuestros programas.
En cada uno de las emisiones
televisivas donde se coló
el caso Grassi, se calificó
negativamente a los jóvenes
que lo denunciaron, se dieron
allí sus nombres
a pesar de ser menores de
edad, se los trató
de discapacitados, de chantajeadores
y muchos más adjetivos
denigrantes.
Luis
Majul alcanzó a emocionarse
en la entrevista con el
cura. Majul nunca preguntó
por el estado de las supuestas
víctimas como tampoco
lo hicieron monseñor
Bergoglio, monseñor
Lozano, monseñor
Echron, el capellán
Baseotto, monseñor
Romaní, y sigue la
lista.
¿Qué
pueden pensar y sentir jóvenes
marginales ante tamaño
despliegue de poder, ante
la emoción de Majul,
ante las reverencias de
Mariano Grondona, Daniel
Hadad y ante el apoyo explícito
de muchos obispos argentinos?
Enrique
Stola lo revela en esta
entrevista donde, entre
otras cuestiones destacadísimas,
se evidencia la perversidad
de los medios, que cada
vez tienen más fines.
-¿Cómo
llegó al caso?
Enrique Stola -Cuando vi
una denuncia que apareció
por televisión, (se
refiere a la investigación
"Yo, Grassi" emitida
por "Telenoche Investiga"
el miércoles 23 de
octubre de 2002) estaba
impactado como todo el mundo.
Y entonces, mientras estaba
viendo el programa le dejé
un mensaje a alguien de
la producción. Yo
había estado en TN
Investiga en el programa
anterior cuando se analizó
la forma de dominación
que tenía un programa
de entrenamiento que utilizaba
técnicas psicodramáticas.
Aparecí analizando
lo que el TN Investiga había
investigado al respecto.
Entonces
les ofrecí mis servicios
como analista institucional,
pensando que el equipo iba
a tener una fuerte presión.
Mi idea era hacer una especie
de intervención psicológica
institucional sobre el equipo
periodístico. A la
semana siguiente recibo
un mail que dice que van
a requerir mis servicios,
que les diga día
y hora, lo antes posible.
Les di un turno para el
día siguiente, un
martes a las 16. Eran los
16:15 y no venía
nadie. Yo no sabía
quién iba a venir
pero entonces recibo un
llamado telefónico
hecho por una mujer que
me dice: "Estamos llegando
tarde, pero estamos yendo".
Al escuchar que hablaba
en plural, me dije "debe
ser una pareja". Al
rato llegan y entra una
señora joven con
un jovencito. Pensé
que serían madre-hijo.
Para nada los relacionaba
con el caso. Y cuando entran
me dice "soy la tutora
de 'Gabriel', el joven que
hizo la denuncia" ahí
casi me caigo de espaldas.
-Pero se mantuvo en pie
–Sí. Tuve una
entrevista de dos horas
con "Gabriel",
y en ese lapso decidí
que lo iba a acompañar.
Le planteé tener
una entrevista al otro día,
hicimos eso, y el jueves
la llamé a la jueza
que estaba a cargo (el caso
lo investigaba la Justicia
de San Isidro) y le digo:
"Yo he tenido dos entrevistas
con 'Gabriel'". Me
dice que vaya inmediatamente
al juzgado. Fui y di cuenta
de las dos entrevistas.
Informé cuál
era el criterio con que
iba a trabajar: mi objetivo
no era que "Gabriel"
declarase o no, sino acompañarlo
y fortalecerlo para que
tomara la decisión
que creyera conveniente.
Si se quería ir del
país o participar
del juicio era cosa de él.
A mi me interesaba que cualquier
decisión la tomara
con el máximo de
libertad y la pudiera sostener.
Me dijo que ella estaba
totalmente de acuerdo y
me preguntó si yo
estaba dispuesto a atender
a alguna otra posible víctima,
si aparecía. Le dije
que no había problema,
que contaba con un grupo
de colegas que podía
hacerse cargo también.
"Mire que esto es difícil",
me dijo.
-¿Le hizo
una advertencia?
-Me hizo la advertencia,
aunque yo no tenía
elementos para saber lo
que implicaba. Eso fue un
jueves y el viernes me llama
para ver si podía
atender a otra persona que
ya había declarado.
Entonces apareció
"Ezequiel". Con
él tuve pocas entrevistas
y se encargo la Licenciada
Maria Inés Olivella
de su atención, y
yo, de la supervisión.
En ningún momento
"Gabriel" y "Ezequiel"
se conocen ni se conocerán.
Hemos sido muy cuidadosos.
Cada uno tiene su propia
experiencia.
-¿Cuán "pesado"
era el tema?
-Muy pesado, porque en ese
momento estaba toda la prensa,
todo el grupo Hadad, Mariano
Grandona, Ámbito
Financiero presionando y
diciendo cualquier cosa
sobre estos jovencitos.
Y no había abogados
que salieran a responder.
En un momento se hizo tan
fuerte la presión
que yo decidí salir
a hacerlo. No permití
que me tomaran fotos por
un tema de seguridad porque
a donde íbamos había
seguimiento buscando al
pibe. Daniel Hadad quería
la foto de "Gabriel"
para publicarla. Por ahí
estábamos en un lugar
y había que sacarlo
encapuchado. Entonces decido
salir a hablar. La revista
Veintitrés me hace
un reportaje y ahí
digo todo lo que pienso,
cómo estaban maltratando
a los chicos por televisión.
Recuerdo que me llaman de
Radio 10 para hacerme un
reportaje y les dije que
no le iba a dar ningún
reportaje a ningún
medio que haya maltratado
a mis pacientes, sea Radio
10, Canal 9, La Nación,
Ámbito: todos los
que respondían corporativamente.
-Ahí se convirtió
en el hombre sobre quien
podían "disparar"
-Si, totalmente. Después
apareció como abogado
Juan Pablo Gallego y ahí
se pudo organizar una defensa
de los pibes. Increíble,
a las supuestas víctimas
había que defenderlas.
La causa pasa a Morón,
al juzgado del Dr. Ricardo
Oyama, gran "personaje".
Este juez me dice que quiere
conocerme. Entonces fui
pensando que iba a ser una
charla… pero en realidad
quería que yo declarara
y recuerdo que estaba él
y el asesor de Menores.
Cuando hablo con el juez
le digo: "¿Ustedes
vieron cómo tratan
a 'Ezequiel' en el programa
de Grondona?: como discapacitado,
usando el término
como una descalificación,
¿vieron las cosas
que dijeron de "Gabriel",
estar buscando el nombre
real, hacer aparecer a la
madre de 'Ezequiel' contradiciendo
a su hijo, diciendo de que
es un mentiroso y las demás
atrocidades? El juez me
dice: "No, no sé
nada, no miro televisión".
Lo mismo, el de Menores.
¡¡Cómo
puede ser!! El escribiente
les decía: "Pero
doctores… es el tema
del que se habla todo el
día." Una caradurez
total la de estos señores.
Ahí me di cuenta
que la cosa era bien pesada.
Hay algunos muy buenos jueces,
pero también hay
gente que tiene mucho poder
y son de lo peor. Gente
no confiable, como el caso
del fiscal general de Morón
Federico Nieva Woodgate,
que debería ser la
cabeza seria y honesta del
Ministerio Público.
Para mí es un tipo
no confiable, con el cual
tuve una fortísima
discusión. No quiero
saber absolutamente nada
con él. Me produce
un profundo temor estar
a solas con este hombre.
Yo no acepto con él
ninguna entrevista solo,
quiero siempre testigos.
-Enrique, ¿cómo
sigue su participación
en el caso?
-Actualmente estoy en calidad
de testigo. Yo tuve asistiendo
y conteniendo a "Gabriel"
hasta noviembre del 2005
cuando me entero que él
había firmado en
sede judicial que desistía
de seguir como "particular
damnificado". Cuando
me entero de eso en una
entrevista que tenemos,
le digo: "No puedo
seguir siendo tu terapeuta,
porque yo tengo que denunciar
a este tipo. No puede ser
que un fiscal te haga renunciar".
Yo pensé que era
el fiscal, que en ese momento
tenía mas contacto
con él, pero en realidad
el ideólogo era el
fiscal general Nieva Woodgate.
Yo ya venía percibiendo
que con sus comentarios
venia boicoteando mi relación
con "Gabriel".
Entonces dije "lo voy
a denunciar porque no puede
ser que esto quede como
antecedente". Sino
sería cuestión
de esperar que cualquier
niño, niña
o adolescente marginal abusado/a
sea mayor de edad, dilatar
el proceso y luego un fiscal
que lo haga renunciar a
ser "particular damnificado"
con el cuento de "nosotros
te vamos a defender".
Entonces no habría
nadie que denuncie.
En
ese momento yo hago dos
denuncias porque además
a "Gabriel" lo
hacen firmar sin la presencia
de un abogado, sin evaluar
en qué estado estaba:
terriblemente desgastado
por todo lo que le venía
ocurriendo. Cuando se hace
esta audiencia pública
donde obligan a "Gabriel"
a desistir de la denuncia,
la policía tiene
mandato para no hacer entrar
a Gallego, el abogado de
los chicos. Gallego estuvo
cinco horas ahí sin
moverse, tuvo que ir gente
de Derechos Humanos de la
Municipalidad de Morón,
para que hubiera testigos
calificados de cómo
se estaba violando la ley
ya que ni siquiera le querían
dar un comprobante de que
estaba ahí, en el
juzgado.
-Entonces usted también
denuncia esta arbitrariedad
-Exactamente. Denuncio al
fiscal, al Secretario del
Juzgado, entre otros. Mi
denuncia se suma a la que
hizo el propio Gallego y
el Comité de Seguimiento
por los Derechos del Niño.
La Cámara resuelve
no dar bolilla a nuestra
denuncia. Sin embargo, Casación
aparta al Tribunal y dictamina
que se haga todo de nuevo.
Entiendo que la defensa
del cura no nos quiera pero
bueno, estamos ejerciendo
nuestra profesión
y estamos totalmente comprometidos
con la misma, con nuestros
compromisos éticos
y profesionales.
-¿Cuál fue
el efecto que iba produciendo
en estos dos jóvenes
la profunda campaña
instalada en los medios
en defensa de Grassi?
-Uno de los efectos es inhibir
posibles nuevos testigos.
En caso que el cura llegue
a ser condenado porque se
comprueba que es un abusador,
va a significar que hay
muchas más víctimas
que no han podido declarar.
¿Por qué?
Porque sucede lo mismo que
en un grupo familiar donde
un nene o una nena denuncia
"el abuelito me está
tocando" y se arma
tal quilombo familiar que
llega un momento que se
retracta y dice "no,
no era así".
Luego, llegado un caso similar,
prefiere callárselo.
Cuando el cura está
ese mes preso y da sus entrevistas
en una piecita y se suponía
que dormía ahí,
(digo "se suponía"
porque yo dudo de todo eso:
creo que dormía en
otro lugar y la pasaba mucho
mejor de lo que demostraba),
da una imagen absolutamente
distorsionada a la que los
chicos denuncian.
En
segundo lugar, cuando Grassi
fue liberado y fue a la
Fundación Felices
Los Niños y lo reciben
en andas, me tuve que ir
de urgencia a La Plata porque
uno de los pibes estaba
en crisis de nervios y de
pánico ante esta
situación. Lo tuvimos
que sacar del Programa de
Protección de Testigos
porque él decía
"yo estoy preso y este
señor está
libre". Este programa
lo tenía en una situación
de control y cuidado, que
él vivía como
una prisión. Imagínate
un chico que ha vivido marginado,
que ha tenido el peor concepto
de la Policía, de
la Justicia, que no cree
absolutamente en nada y
además, según
él, tiene una pésima
experiencia con este hombre.
Y el otro pobre pibe, "Ezequiel",
ver por televisión
a su madre hablando en contra
de él, todo financiado
por varios canales, fundamentalmente
Canal 9. Así que
vi cómo se deprimían,
cómo lloraban, cómo
se angustiaban.
Cada
vez que Grassi sale entrevistado,
mostrándose como
víctima, con toda
la propaganda… ¿cómo
lo viven los pibes? Es una
muestra de poder del cura
y el pensamiento es "ante
tipo yo tengo que declarar,
ante este tipo yo tengo
que hablar". Eso produce
profundo miedo y pánico
y creo que en esto se basa
parte de la estrategia de
defensa del cura, generar
miedo, generar pánico.
Y todavía resulta
efectiva. Sabrá hasta
cuándo el Dr. Sandro,
que es el que dirige toda
esta defensa, sabrá
Pierri, Telleldín
y todos los personajes ligados
al cura Grassi: monseñor
Bergoglio y toda la Conferencia
Episcopal que defiende al
cura.
-¿Y en su
caso, qué genera?
-En mi caso, por ahí
cuando estoy hablando esto
con mi pareja me dice que
está ocurriendo lo
que ellos quieren: que tenga
miedo, que no pueda estudiar.
Y si..., que te toquen el
portero eléctrico
y te digan "te vamos
a reventar a vos y a tu
familia, te metiste con
nosotros", recordar
la escena acá, tirado
en el piso porque me habían
recontra cagado a palos
y quedar con stress post
traumático más
de un año y dos meses
medicado… O sea, no
es fácil, así
que no me pidan los monseñores
que están avalando
todo esto que yo sea muy
educado con ellos, pero
lo que sí puedo decir
es que puedo mantener mi
objetividad profesional
con respecto al cura. No
tengo nada contra él,
lo único que quiero
como testigo es responder
a las preguntas que tenga
que responder y nada más.
Que se termine esto y creo
que para él esta
situación de incertidumbre
no es buena. Sería
bueno que él tuviera
el juicio. Para los chicos
es una desprivación
de Justicia: van seis años
de la causa. Un tipo que
ha tenido tantos abogados,
tantos estudios caros que
no han tenido ni Menem ni
Cavallo…
-¿Quien cubre esos
gastos? ¿Es la propia
Iglesia?
-Lo cubren empresarios como
Santiago Soldati (dueño
de uno de los grupos económicos
más fuertes del país),
según lo declaró
Moreno Ocampo: que Soldatti
le pagaba a él. Parece
que Moreno Ocampo es medio
mercenario porque si le
pagan, él lo hace
y ahora está juzgando
mercenarios en Europa. No
sé qué otros
grupos, quienes financian,
pero hay que tener plata
para financiar durante seis
años a Sandro, por
ejemplo, que es el abogado
penalista más caro
del país. Por qué
un cura tan "humilde"
tiene tantos abogados, la
verdad no sé.
-Antes de este caso,
por más que él
se defina como "humilde",
ya que tenia varios grupos
económicos que financiaban
su Fundación y demás.
¿La Fundación
sigue funcionando?
-Sí, sigue funcionando.
-¿Grassi tiene un
régimen de visitas
a la Fundación con
vigilador?
-Antes su "vigilador"
era una monja, que después
creo que renunció.
Con todo el ejercicio y
entrenamiento de manejar
el poder que tiene él,
no creo que esa cuidadora
o cuidador, sirva de algo.
Creo que se maneja con total
libertad, de la misma forma
que viene a Capital, apoyado
en sostenes tales como Monseñor
Bergoglio. Grassi, pese
a todo, da misas (lo hace
también en Provincia
de Buenos Aires), así
que no hay restricciones.
-¿Alguna vez Grassi
tuvo contacto directo con
usted?
-No, una vez que fui a hacer
una denuncia contra Telleldín,
mientras estaba esperando
al fiscal, entró
a hacer una denuncia y se
colocó delante de
mí. Fue una sensación
muy extraña porque
nunca lo había visto
personalmente pero fue la
única vez que lo
vi.
-¿La denuncia contra
Telleldín tenía
que ver con el caso?
-Sí, Telleldín
se había puesto en
contacto conmigo con un
nombre falso primero, no
sé buscando qué.
Creo que buscaba lo que
consiguió después,
ser tapa de revistas, como
Veintitrés y así
ganar clientes dentro y
fuera de las cárceles.
Yo presento una denuncia
contra él y su relación
con el cura luego de tener
una entrevista con Telleldín
en el bar La Paz, con testigos,
por las dudas. Estos son
los personajes que están
con Grassi. Fue interesante
porque Telleldín
me dijo que sólo
se ocupaba de la "logística".
Pinchar teléfonos,
verme los mail, que para
eso lo habían contratado,
pero que en las cosas pesadas
él no tenía
nada que ver. Después
hice la denuncia y nadie
investigó.
-¿El abuso
inicial se ve reforzado
con Grassi saliendo por
televisión en entrevistas
donde no se le pregunta
nada que lo comprometa?
-Yo diría
que es otra forma de abuso.
Si "Gabriel",
como él declara,
tuvo abuso sexual, que eso
se tendrá que ver
en la justicia, luego lo
que hay es abuso de poder
sobre chicos marginales,
por los que ningún
periodista se ha interesado
jamás. Nunca. Ninguno
me llamo para preguntarme
como estaban los chicos.
Y los que me presionaban
para que les entregue datos,
nunca me preguntaron: "Doctor,
¿cómo están
los chicos?" Nadie,
nunca. Lo que trae esto
es una gran dificultad para
organizar la vida porque
por la experiencia que han
tenido ha sido traumática.
Se frustra la posibilidad
de estudiar, porque le aparecen
los matones a la salida
de la escuela; la posibilidad
de trabajar, porque le aparecen
en el trabajo. Son pibes
que llevan hace seis años
una vida muy difícil
como ocurre, al final, con
todos los chicos y las chicas
que han denunciado esta
situación y la persona
que denuncian es poderosa
-Después
de haberlos acompañado,
¿usted cree que de
pasar por un hecho similar
estos chicos volverían
o se animarían a
denunciar una situación
similar? Y eso ligado a
¿qué mensaje
podemos transmitir para
quien ha sufrido un abuso
y tenga temor a denunciar?
Porque los mensajes que
se emiten desde los medios
no son sólo para
estos dos chicos puntualmente
-Claro. "Cállate
que lo importante es la
familia, lo importante es
el doctor que está
abusando siga curando enfermos.
Lo importante es que el
cura siga dando de comer
a chicos, y bueno, si se
bajo a dos o tres, no hay
problema"
-O algo habrán hecho
esos chicos para...
-O como dijo este obispo
de Tenerife (España):
"Hay que ver los chicos
de doce o trece años
que inducen a ser abusados,
seducen". Una cosa
terrible, pero esto está
en gran parte de la mentalidad
de los curas y los obispos.
Siempre tienen la culpa
los chicos porque los seducen
o los adolescentes o la
mujer por ser mujer. La
Biblia lo dice, la mujer
tiene la culpa y bueno,
ellos siguen con esa historia.
Entonces para el chico resulta
muy difícil organizar
su vida, y esto no es muy
esperanzador. Me acuerdo
de uno que dijo "yo
si hubiese sabido esto,
no hablaba". Y yo lo
entiendo, lo entiendo perfectamente.
Un chico marginal, después
de hablar, después
de sufrir las cosas que
han sufrido, ¿que
van a hablar? Los entiendo
perfectamente. Por otro
lado, hay algo que tiene
que ver con el orden de
la salud, de la dignidad
que opera internamente como
un espacio de salvaguarda
de todo esto. "Al final
lo único que hice
fue decir la verdad y es
importante que haya gente
que me creyó".
Entonces yo he tenido que
acompañar a muchos
pacientes que han dicho
la verdad en su grupo social,
que el abuelo, el padre,
o el tío los abusaba
y se armaba un gran quilombo,
pero lo importante es que
siempre había un
parte de la familia que
los apoyaba. Y después
podían comenzar a
reestablecer su tranquilidad
espiritual, se tranquilidad
psíquica y hacer
un proyecto de vida y de
ejecutarlo. Podían
hacer determinados estudios,
un trabajo y sostenerlo,
comenzar a tener relaciones
sentimentales. Así
que es mucho más
duro enfrentarse a alguien
que tiene poder
-Desde el acompañamiento,
¿cómo se contrarresta
esa muestra de poder, contra
chicos que fueron y son
abusados?
Yo creo que el acompañamiento
afectivo tiene tanto poder,
que contrarresta el poder
de los medios. Que el chico
o la chica sepa que tiene
a quien recurrir y en quien
se pueda refugiar. Que no
importa lo que tiene, lo
que no tiene o haya hecho
en su vida, que puede confiar
y puede recurrir. Y es importante
porque todos estos chicos
han confiado en el profesional
o han confiado en su momento
en el cura. Han puesto su
vida en esa confianza, y
que de golpe sean abusados
sexualmente… creo
que un juez decía
que es "un disparo
al psiquismo", a todo
el sistema de creencias,
a la identidad, se viene
todo abajo. Entonces cuando
encuentran personas que
están con ellos,
que se juegan con ellos,
los contienen y saben que
no se van a doblar: es algo
muy saludable para ellos.
Les facilita la recuperación.
-¿Y en este momento
qué contención
tienen?
-Yo no tengo contactos con
ellos. Sé que están
dentro del Programa de Protección
al Testigo.
-¿Es un programa
del Estado?
-Sí.
-¿Y cómo
funciona?, porque viniendo
del Estado me da derecho
a la duda
-Tiene gente capacitada,
muy conciente, coordinadores,
muy buenas personas y es
un programa que tiene mucha
experiencia y hace buena
contención. Ahí
hay colegas psicólogos
trabajando también,
así que supongo que
están contenidos
por estos colegas, pero
yo no tengo contacto con
ellos en este momento.
-Mas allá
de este caso, hay estructuras
del Estado que funcionen
y donde se pueda recurrir
para encontrar una contención
necesaria después
de haber pasado por esto?
-Todavía no hay una
Política de Estado
ni el tema está en
la agenda presidencial.
Lo que hay en estos momentos,
desde el Estado nacional
y los sectores provinciales,
son programas de violencia
que atañen todas
estas problemáticas.
Violencia sobre mujer, sobre
género, abuso sexual
y a mi me ha tocado en dos
o tres ocasiones pedir la
asistencia de estos programas
que coordina Eva Giberti
y hubo una rapidísima
respuesta. No lo pedí
yo como profesional, lo
pidieron familiares o personas
a las que inmediatamente
se les dio una respuesta
institucional de contención
psicológica, de seguimiento.
Me parece muy bueno y sería
el primer esbozo de una
política por parte
del Estado con personas
que conocen bien de esta
temática como Eva
Giberti, que son personas
comprometidas que están
generando política.
Creo que debería
estar más fuerte
en la agenda.
-¿Qué pasa
con la sociedad? Desde afuera
parece que no cambió
mucho la legitimidad de
la Iglesia, ni siquiera
la del cura. ¿Hay
una tendencia a exculpar
a estas figuras? ¿Es
así o sólo
es una percepción
vista desde afuera?
-Creo que el abuso sexual
entra todavía en
un sistema de creencias
en el que el hombre puede
disponer de su objeto de
placer, así como
puede disponer de la mujer,
puede disponer de los chicos,
nenes, nenas. Y aquí
hay una posición
de clase: si los abusadores
o violadores, son de clase
baja, llenan rápidamente
la estadística que
los jueces necesitan para
decir "yo he condenado".
Pero cuando estos abusadores
son de clase media y tienen
sus vínculos con
la iglesia, en especial
la católica, o con
grupos económicos,
no son condenados.
-Esta creencia también
existe en la sociedad, ¿verdad?
-Si, porque, primero está
la creencia de que esto
no pasa en familias bien.
Pero pasa en todos los grupos
sociales. Lo segundo está
ese temor enmascarado de
respeto sobre la figura
masculina. Tercero, si algo
pasa en la familia, hay
muchas familias que prefieren
callarlo. Cuarto (digo primero,
segundo, tercero y cuarto,
pero esta todo al mismo
nivel) hay fuertes corrientes
dentro de los profesionales
sistémicos, psicoanalistas
y demás, que por
una cuestión ideológica
dicen, "bueno, no importa
que papá se haya
cogido a la nena, lo importante
es que el papá tiene
que seguir estando".
En un congreso en Ecuador
discutimos fuerte con una
psicoanalista que dijo:
"¿Acaso no existe
la violación por
accidente?" y que "Tenemos
que tomar al abuso sexual
como una alteración
en la comunicación
del grupo familiar, el abusado
tiene que ayudar al abusador
a gestar una nueva ética".
Esta es la postura de muchos
sistémicos aquí
en Argentina.
Hay jueces que dictaminan
que "el hecho ocurrió,
pero hay que preservar el
grupo familiar". Entonces
se le encarga a la mujer
que controle al marido de
que no les pase nada a los
chicos. Una cosa de locos,
porque sabemos los códigos
que se establecen, con la
mirada nomás se domina
y se somete y a partir de
ahí puede pasar cualquier
cosa. Es exponer a los niños
a que sean nuevamente abusados.
Tenemos jueces que trabajan
bien, son la minoría.
Jueces que se ajustan al
derecho. Pero el problema
son los jueces que no se
ajustan al derecho, los
que hacen prevalecer sus
intereses de grupo, sus
intereses económicos,
sus intereses políticos
o sus creencias religiosas.
Como
el dictamen de un ex juez,
el doctor Cárdenas
que dictaminó "dado
que en sede judicial no
ha sido comprobado los hechos
denunciados y aunque estos
hubieran ocurrido... se
indica la revinculación
del señor tal con
sus hijas". No importa
que viole a las nenas: es
el papá, es el hombre,
es la familia tradicional.
El mensaje es "Cállense,
no importa que cojan a sus
niños, después
haremos eternamente oraciones
por ellos". Es una
perversidad absoluta. Estos
perversos están militando
las 24 horas del día,
aunque militancia es una
inadecuada palabra, no encuentro
otra: están activos
las 24 horas del día
con esas fantasías
perversas. Pero estos señores
ocupan espacios en el poder
político, en el poder
empresarial, en las instituciones
profesionales, en el poder
legislativo, Ejecutivo,
estos señores ocupan
espacios de poder. Y además
se saben manejar con el
poder. Entonces cualquier
iniciativa que vos quieras
impulsar para modificar
las leyes que son necesarias
de ser modificadas, empezás
a encontrar trabas por todos
lados. Y no necesariamente
porque te ponga un fundamento
justificado o razonable.
Desde que la Convención
Internacional del Niño
tuvo carácter constitucional
hasta que salió la
ley que protege los derechos
del niño, pasaron
más de diez años.
Y estas son las trabas de
todos estos grupos. Y además
son grupos que actúan
corporativamente, como es
el caso de la Iglesia Católica.
Si alguien que defiende
abusadores acá, es
la iglesia. Yo creo que
las instituciones tienen
en su interior a muchos
de estos personajes.
Agencia
Walsh
21 de agosto
de 2008