¿Qué
nos dice el tango sobre
el teatro?
Desde la primera mitad del
siglo XX, el tango es protagonista
de los escenarios porteños,
ya sea por los famosos cantores
como por obras que incluían
este ritmo en su repertorio.
Irónicamente, el
teatro no es protagonista
en las letras de tango.
Hete
aquí que existe una
avenida en Buenos Aires
que es sinónimo de
tango, teatro, noche y luces.
Se trata de la Avenida Corrientes,
aquella que nunca duerme,
con sus cafés, teatros
y librerías.
Tan
significativa avenida sí
es protagonista del tango.
Si decimos “Corrientes”,
la primer frase que nos
viene a la mente es Corrientes
tres cuatro ocho, / segundo
piso, ascensor.... Tango
“A media luz”,
que describe un encuentro
fortuito ente dos amantes
en su bulín. Curiosamente,
este tango fue escrito sin
que el autor conociera la
locación, y al verlo
descubrió que, en
aquel entonces, era una
zapatería. Actualmente,
es un estacionamiento, nada
más alejado a un
nido de pasión.
Existe
una esquina emblemática
en esta avenida, Esmeralda
y Corrientes. Celedonio
Flores la describió
como un punto de confluencia
en donde se encuentran todos
los tipos de gente que deambulan
por Buenos Aires. Lo escribió
así: Esquina porteña,
tu rante canguela / se hace
una melange de caña,
gin fitz, / pase inglés
y monte, bacará y
quiniela, / curdelas de
grapa y locas de pris. Celedonio
le prometió un tango
a esta esquina que la haga
inmortal, y parece que lo
logró.
Homero
Expósito escribió
“Tristezas de la Calle
Corrientes” en 1942.
Probablemente la vio triste
a consecuencia de ciertas
cuestiones políticas
del momento, de la época.
Dicen que inicialmente,
el título era en
singular, sólo era
Tristeza, pero por haberlo
escrito en plural reiteradas
veces así pasó
a ser conocido.
Lo
cierto es que la Avenida
Corrientes nos sorprende
de principio a fin, desde
la Chacarita hasta Puerto
Madero, con su variado repertorio
arquitectónico, con
sus arrigas históricas
y con sus luces que nunca
se desvanecen...
Catalina Cabana
[email protected]
Revista El
Abasto, n° 79,
agosto 2006.
volver
al sumario 78