EDITORIAL:
Macri
pretende manejar nuestros
medios
Ante
un eje como el actual renace
una impresión, una
sensación, un pensamiento
que tengo hace tiempo: las
murgas se parecen mucho
a la prensa vecinal. ¿Será
por integrar de modo indisociable
el barrio o será
por sus letras críticas
o, tal vez, por la misma
tendencia a no ser controlados?
No sé. Pero es verdad
que a ambos sectores los
reconoce el gobierno porteño,
pero a ninguno de los dos
les presta la atención
merecida.
Los
lectores de este medio deben
estar medianamente al tanto
de las injusticias cometidas
por la actual gestión
hacia nosotros. Pero, por
las dudas repaso brevemente
para poder seguir adelante.
Por una ordenanza (n°
52.360, con fuerza de ley)
de la democracia los medios
vecinales que cumplimos
con ciertos requisitos tenemos
derecho a ingresar a un
Registro que, entre otras
cosas, nos brinda publicidad
oficial. Digo entre otras
cosas porque también
nos dan credenciales y deberían
tenernos en cuenta cuando
hacen actividades relacionadas
con nuestros barrios. Eso
no está pasando,
Macri vino el otro día
a Las Violetas a “reunirse
con vecinos” y no
nos avisaron, pese a que
la gacetilla de prensa que
comenta en pretérito
el hecho habla de presencia
de la prensa... Pero lo
más grave es el asunto
relacionado con la pauta
oficial, o sea, dinero como
prestación por publicidad
otorgada. Están muy
atrasados con los pagos,
que además se efectúan
de modo desordenado. Pero
no crea, estimado lector,
que lo convenido es mucho
dinero, es un aviso importante
y basta. Pero más
allá del dinero es
un modo de que el estado
no solamente paute en medios
de desinformación
masiva, sino también
en algunos vecinales.
En
diciembre del 2008 el problema
se profundizó. Decidieron
dar de baja a 14 medios
de golpe con un discurso
de incumplimiento. Para
no decir que censuran a
medios disidentes, en nuestro
caso prefirieron -más
diplomáticamente-
decir que elaboramos “números
monotemáticos”
y que no llegamos con “la
cantidad de notas ciudad
estipuladas”. Lo de
monotemático es un
ítem de la ley que
intenta excluir medios específicos,
pero en ningún lugar
dice que no se puede ordenar
el número por un
eje temático (en
nuestro caso ni siquiera
es exclusivo y el eje está
inherentemente relacionado
al barrio). Lo de la cantidad
de “notas ciudad”
es otra mentira, basta con
ojear nuestro medio.
Ahora pretenden avalar algunos
atropellos con un nuevo
instructivo del ejecutivo
que va en contra de la ley
que, como debe ser, salió
del legislativo. Un punto
dice que una entrevista
para ser considerada “nota
ciudad” debe estar
hecha a una “personalidad”
que comente algo “importante,
trascendente” “del
barrio”. En otras
palabras, pretenden que
reproduzcamos la lógica
de los medios de desinformación
masiva obviando nuestro
fuerte que es la alternatividad,
la cercanía al vecino,
la mirada solidaria, desde
al lado.
Estoy
convencido de que más
allá de la gestión,
muchos, entre ellos la actual
coordinadora del Registro
de Medios Vecinales, la
Sra. Rosa Consuelo Yampolsky,
ven a los medios barriales
como un rejunte de periodistas
de segunda que no llegan
a los grandes medios. Y
esto es porque no comprenden,
o no les interesa, el sentido
de nuestra existencia. Para
la ideología del
“partido” que
hoy gobierna la ciudad somos
innecesarios y un estorbo.
Para ellos la comunicación
está lograda a través
de los multimedios.
Nosotros
lo vemos de otra manera,
opinamos que para una democracia
hacen falta más voces,
más miradas, y en
lo posible, cercanas al
vecino. Creemos que los
medios de desinformación
masiva bajan una línea,
generando así un
modo de pensar y, en consecuencia,
de actuar. Así no
parece una animalada lo
que pasa en Palestina cuando
bombardean niños,
ni tampoco cuando acá
pretenden bajar la edad
de imputabilidad. Hasta
logran instalar que “el
campo” somos todos,
cuando cualquier persona
a la que se le dé
la información necesaria
comprenderá que los
latifundios están
estropeando el país
con sus gigantescos monocultivos
transgénicos (con
su consiguiente sobrecarga
de agroquímicos)
que viene de la mano de
la previa deforestación
que ha provocando, además
de humo durante su acción,
las tantas inundaciones
y ahora ¡hasta aludes
de barro! La mirada de los
medios de desinformación
masiva suele ser la del
poder económico por
una cuestión obvia:
los que los manejan son
los que más tienen.
Pensamos
que los medios vecinales
llegamos desde otro lugar,
podemos presentar una alternativa
de lectura y por lo general
estamos abiertos a otras
voces vecinales. Personalmente,
no me veo como un periodista
que no accede a los multimedios,
me autodefiniría
como un editor independiente
que pretende mostrar la
realidad desde otro ángulo.
El director general de Coordinación
de Prensa, el señor
Carlos Galligani, opina
que el periodismo vecinal
es un modo de acceder para
el periodista y el entrevistado
a las grandes ligas (léase
multimedios). La realidad
dice que muchas veces sucede
lo contrario: gente que
ha trabajado en los multimedios
decide editar medios vecinales
por una cuestión
de salud mental e integridad
propia.
En
la gestión “intermedia”
(Telerman) y en la actual
hubo y hay una clara bajada
de línea en contra
de los medios vecinales.
Se nota hasta en cómo
nos atienden muchos de los
empleados que trabajan ahí
(gracias a que nosotros
existimos). En mi caso,
no tuve oportunidad de dialogar
sobre las acusaciones con
Yampolsky porque “estamos
en momento de evaluación”.
¡Si no fuese por el
abogado de ellos no me dejaba
ni tomar vista de mi expediente!
Galligani no me recibió
porque “igual ya está
firmado por Centurión*”.
Y así nomás
pretendieron dejar sin pauta
oficial a un medio crítico
y creativo como El Abasto.
Con argumentos basados en
mentiras. Si a esto se le
agrega los atrasos en los
pagos, las mayores exigencias
(cuando ellos son los primeros
en no cumplir), el maltrato
continuo, entonces está
claro que hay una actitud
avasalladora en contra nuestra.
Y
nuestra debilidad ha sido
nuestro fuerte: somos, por
suerte, diferentes en muchas
cosas y por eso, lamentablemente,
nos han encontrado fragmentados.
Pero estos últimos
abusos de poder han logrado
una reacción amplia,
desde las agrupaciones que
nos nuclean, los veedores
y hasta han logrado reactivar
un gran grupo de editores
de medios vecinales que
hemos encontrado fuertes
puntos de unión.
Hoy contamos con apoyo,
de varias ongs, personas
independientes y de otros
medios que ven en estos
atropellos como se pone
en riesgo la libertad de
expresión, porque
el macrismo pretende manejar
nuestros medios con la publicidad
oficial. Entre editores
de medios que pretendieron
dejar afuera y otros que
pudieron saberse próximos
al atropello -sumada a la
solidaridad- le hemos puesto
un freno legal a la situación.
Hoy, mediante una acción
de no innovar y un amparo
la justicia** le dijo a
Comunicación Social:
“esto no se hace”.
Aún
queda mucho por andar. Debemos
lograr una mayor unión,
diría, gremial de
todos los colegas para que
dejen de atacarnos de a
uno, o de a quince, y sepan
que si nos quieren sacar
tienen que recorrer un camino
legal que no estarán
dispuestos a transitar.
También es momento
de aumentar los lazos con
entidades por el bien común,
vecinos, lectores, ongs
y todo entramado social
que comprenda y le interese
la presencia de un periodismo
vecinal cercano, crítico
y, ¿por qué
no? incontrolable. Y lograr
que el gobierno cumpla con
la ley en todos los aspectos,
incluso con los montos dictaminados.
Es hora de que tomemos conciencia
de nuestra importancia y
peso real. Crecer o desaparecer.
Pero medios vendidos, donde
yo participe, ¡nunca!
Rafael
Sabini
[email protected]
* El secretario
de Comunicación Social
se llama Gregorio Centurión.
** La jueza Zulema Liberatori,
titular del Juzgado de Feria
Nº 4 del Fuero C.A.yT.
de la CABA resolvió:
“suspender los efectos
del Instructivo para la
Inscripción en el
Registro de Medios Vecinales
de Comunicación Social”.
Y también “la
suspensión de los
efectos de los actos administrativos
dictados por la Secretaría
de Comunicación Social,
por los que se excluyó
a los medios presentantes
del Registro de Medios vecinales
de Comunicación”.
Revista
El Abasto, n° 106, enero/febrero,
2009.