Buena
vibra en la oscuridad
La luz va
a desaparecer. No se trata
de una advertencia para
renovar los tapones, ni
de un comunicado hecho por
la empresa que anticipa
el cese del suministro energético.
Esta vez, se habla de algo
“nunca antes visto,
fuera de lo común”,
según palabras de
uno de sus protagonistas.
El Centro Argentino de Teatro
Ciego nos acerca
una propuesta inédita:
El Apagón,
ciclo de recitales rodeados
de la más infinita
oscuridad. Juan
Pastor, cantante
y guitarrista del grupo
de reggae-ska J.P.A, acerca
sus expectativas y certezas.
Las
tinieblas se acercan
Luego de difundir con volantes
la fecha de El Apagón
por las calles del centro
porteño, Juan se
relaja y dialoga con El
Abasto. Rastas bailan por
su nuca, si lo ves de frente
nunca adivinarías
que están, mientras
se sienta en un banco de
plaza San Martín.
Lunes por la madrugada,
comienza a relatar la historia
desde cero: “Juancito,
uno de los chicos del teatro,
nos mandó un mail
donde nos contaba la propuesta.
Luego, tuvimos una reunión
con él. Somos una
banda abierta, nos gustó
la idea de una y empezamos
a practicar”. Con
respecto a ensayar en la
oscuridad, comenta: “Es
muy loco, nunca se nos hubiera
cruzado por la cabeza. La
primera vez fue muy raro,
en los primeros temas pifiábamos
bastante”. Sin embargo,
como resultado se puede
decir que se “se agudiza
mucho el oído”.
“Prestas atención
a todos los instrumentos,
estás pendiente del
otro, de cómo vas
a terminar el tema, al no
ver al baterista es como
que estás más
atento; pero nos llevamos
por la percepción
y la sensibilidad”,
señala. Tanta es
la mejoría al focalizar
que, cuando grabaron un
ensayo, “sonaba muy
bien, casi como el disco”.
El secreto está en
“compenetrarse con
la música que estás
haciendo, cosa que no siempre
pasa, porque capas te desconcentrás
con una imagen”.
Los
últimos arreglos
“Vamos a contar una
historia mediante las canciones.
Los elementos, como las
fragancias, que nos ofrecía
la gente del teatro las
queríamos implementar
en el show. Entre temas,
van a haber sorpresas para
el público. Nosotros
vamos a actuar, siempre
quisimos meter algo de teatro
pero nunca lo hicimos; si
malabares y murga”,
adelanta la voz del grupo
reggae.
Dentro
de la gama de estilos, van
a mechar “partes acústicas
con eléctricas”.
Para aprovechar las dimensiones
del lugar, J.P.A apuesta
por “hacer algo más
cálido, no tan al
palo, lo que influye en
la lista de temas”.
“Lo queremos hacer
bien para que se disfrute”,
redondea.
Pastor
ve la oportunidad dentro
de la capacidad del teatro,
para él “está
bueno que sea para poca
gente, al ser chico ayuda
a tener un ambiente acústico”.
A la hora de definir sus
presentaciones, como para
tener una idea de que se
apreciará en la esquina
de Zelaya y Jean Jaurés,
detalla: “No hacemos
shows densos, vamos levantando
y terminamos bien arriba,
o tranquilo, depende de
nuestro estado de ánimo
y la energía del
lugar”.
“Siempre
que ensayamos para un show
importante, también
en algún momento
nos salimos del esquema:
en todos los shows pasa
algo nuevo, somos una banda
que se tira a la pileta
de una”, ilustra.
Estar
del otro lado
“Los no videntes tienen
una sensibilidad muy grande.
Tanto que van a experimentarlo
con mayor profundidad, más
aún que los demás”,
resalta. Por otro lado,
destaca como “positiva”
la experiencia, porque “uno
siente como ellos, se pone
en su lugar”. “De
ahí valoras la vista,
y, a veces, tratas de cerrar
los ojos y no prestar tanta
atención a la imagen,
sino a otras perspectivas”.
Pone una anécdota
personal como caso: “Cerré
los ojos en medio de un
recital de Manu Chao, y
pasaban cosas distintas,
imágenes o pensaba
que estaba en una situación.
Algo que, si no hubiera
cerrado los ojos, nunca
hubiera sentido”.
“Hay que vivirlo para
poder entenderlo”,
comparte el guitarrista.
Reggae
de barrio
Respecto a J.P.A., para
El duende: “Este último
tiempo la banda creció
un montón: a nivel
humano, sonido y estilo.
El último cambio
de baterista ayudó
a levantar un montón,
él pone mucha garra”.
“Tratamos
de disfrutar y de cada día
tener un aprendizaje. Nuestra
música es un mensaje,
de amor y de paz. Tratamos
de transmitirlo, esa es
una misión para nosotros.
Por algo hacemos reggae”,
deja en claro Pastor. De
un modo muy gráfico
plasma el carácter
de la música como
“medio para expresar
ese mensaje: “A veces
tenés algo muy adentro
y no lo podes sacar, la
única forma es por
medio de la música.
Son cosas inconcientes que
sólo salen cuando
agarrás la guitarra,
es algo muy espontáneo”.
“`A
los golpes pero al fin de
pie´, dice una de
nuestras canciones. De toda
traba, desanimo, te vas
haciendo más fuerte”,
con esta estrofa resume
el largo camino de esta
banda oriunda de José
Mármol y alrededores.
En la actualidad se puede
encontrar su segunda producción,
"Reirée”,
producido por Raymundo Fajardo,
baterista de El Otro Yo.
“Con un nuevo disco
en preparación, en
el que se apuesta por un
sonido más natural”,
promete el joven de dredlocks.
Para concluir,
quien estará en total
ausencia de luz en poco
tiempo, deja su impresión
sobre lo que se va a vivir
en el barrio del Abasto:
“La gente va sentir
algo extraño, que
nunca antes habían
sentido, fuera de lo común,
interesante: es algo bueno
para experimentar. Yo creo
que habría que implementarlo
más”. No se
queda atrás y pronostica
sobre el ciclo en el Teatro
Ciego: “Creo que por
algo las cosas pasan. Con
el tiempo las bandas se
van a acercar solas. Cómo
viene, en algún momento
esto va a crecer”.
Juan
Manuel Castro
[email protected]
Revista El Abasto, n°
107, marzo, 2009.