Haz lo que diga, no lo que haga

El teatrista Alfredo Ramos, formado con Ricardo Bartis, ha vuelto con una nueva creación, como autor y director, pero esta vez su ojo se posó, a diferencia del mundo rural que pintaba en su obra anterior Un amor de Chajarí, en las clases altas de la década del cincuenta de Buenos Aires... El título que eligió para contar esta historia es Los desórdenes de la carne. Parte así desde la denominación misma de su obra señalando la preeminencia del poder carnal, del deseo sensual al cual por más que se intente tapar siempre termina, de una forma u otra, efectivizándose. Ramos como autor de esta propuesta fue muy inteligente a la hora de ambientarla en la high society de la década del cincuenta para así mostrarnos con sumo humor (porque si hay algo que no le falta a este espectáculo es eso: humor) como estos pocos privilegiados se llenaban la boca hablando de una cosa pero haciendo otra. El famoso “haz lo que yo diga más no lo que yo haga”. Así Los desórdenes de la carne nos muestra una sociedad anclada en una perversa doble moral, en una hipocresía rotunda.
     Las referencias a cierta nota de argentinidad están muy presentes a través de la utilización de cierto lenguaje que denota muy bien tanto la época como la condición social de los diversos personajes que pueblan esta pieza. También es sumamente funcional a esta historia, casi folletinesca, que la misma transcurra durante el segundo gobierno de Perón, justo durante los días, previos a la Nochebuena, cuando el General tildó a la alta jerarquía eclesiástica de estar atentando contra su gobierno. No es un detalle menor. Así caben muy bien algunas referencias, a ciertos personajes de la época, como Juan Duarte de la misma forma que elegir que este espectáculo tenga una cierta impronta, lejana pero impronta al fin, del cine argentino de la época de oro.
    En cuanto al trabajo escenográfico hay que reconocer que es impactante teniendo en cuenta que se trata de un espectáculo de teatro independiente. El mismo junto al vestuario ayudan mucho para recrear el mundo que propone esta obra.
    Los desórdenes de la carne es, además, un espectáculo con un gran nivel actoral… Así que vaya… ¿qué más está esperando?

Marcelo Saltal
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Revista El Abasto, n° 108, abril 2009.