Si pudiera
me sentaría con…
A lo largo
de todo el Siglo XX, por las callecitas
del Abasto desfilaron decenas de personajes
de la escena porteña, músicos,
cantantes, actores, políticos, artistas,
y vecinos del barrio.
Si pudiera sentarme
con ellos a tomar un café, me gustaría
llenarlos de preguntas a las que no podemos
encontrarles respuestas hoy en día.
A Gardel no le preguntaría donde
nació, ni a quién amó,
ni siquiera si estuvo preso o no, sino a
que se debía esa sonrisa que pasaría
a la inmortalidad. Qué pasó
en ese segundo en el cual lo retrataron?
Si tuviera enfrente
a Troilo… mi pregunta sería:
De donde estás siempre llegando?
Sería acaso de las calles del Abasto,
del centro del Mercado o del interior de
un bandoneón.
Al inmigrante barrial,
que mudó sus compases de Villa Crespo
al Abasto, le preguntaría en qué
lo afectó este cambio en su inspiración
musical. Don Osvaldo… El barrio lo
condicionó? ¿Encontró
claveles rojos en su nuevo hogar?
Desearía
poder sentarme con los puesteros de la primera
época, con aquellos que pasaban sus
tardes en las fondas, que se divirtieron
en los cines que estaban frente al mercado,
y que vivieron cada transformación
del Abasto. Quisiera que los hermanos Devoto
me contasen cuáles eran sus intenciones
al comprar los lotes donde hoy está
el Abasto, y si el proyecto que planearon
es el que finalmente se realizó.
A Don Almagro, le
preguntaría si alguna vez imaginó
que su casaquinta, con lagos y puentecitos,
terminaría siendo un centro comercial
en plena ciudad porteña. Luego, me
sentaría con el ingeniero Delpini,
e intentaría que me contase si esperaba
ver su obra mutada en el actual edificio,
y qué le parece dicha mutación.
A ustedes, vecinos,
que les gustaría preguntar y a quién?
Yo, a ustedes, les quisiera preguntar…
¿nos van a seguir acompañando
por otros diez años más?
Catalina
Cabana
[email protected]
Revista El
Abasto, n° 109, mayo, 2009.