El
virus que opacó el resultado de las
elecciones
Luego de las elecciones
del domingo 28 de junio todos los medios
masivos se han dedicado a pleno, cada vez
con más ímpetu, a meternos
miedo por una gripe que acecha. Parece que
el virus de esta influenza A “H1N1”
es novedoso y nuestros cuerpos
están mal preparados para defendernos.
Posiblemente gestado en un laboratorio o
aún más probable, nacido de
manera azarosa por el modo en que se crían
los animales que luego comemos (vaca loca,
gripe aviar, fiebre porcina…). Sin
embargo, parece que no deja de ser una gripe.
Y en ese caso, el que “cae”,
debe cuidarse, hacer reposo un par de días,
alimentarse bien, y luego de una semanita
estará nuevamente en “el trillo”.
Pero poco
se habla de la poca tolerancia a los faltazos
por enfermedad, incluso dentro
de los mismísimos organismos estatales
que tienen médicos que cumplen la
única función de controlar
y no de seguir su juramento hipocrático,
en este caso cumplen uno más bien
hipócrita. Y lo mismo en el ámbito
privado donde ya es moneda corriente ir
con tos y hasta fiebre como para demostrar
que uno está firme al pie del cañón
porque la prioridad es el trabajo. Y en
esa manía empresarial de poner la
empresa, o mejor dicho el dinero, por sobre
todo venía siendo lógico que,
si es necesario por alguna infección,
el empleado venga con barbijo.
Claro que
esto último debería estar
cambiando. Luego de tanta prensa algo positivo
tendría que nacer, sin embargo, por
momentos me parece que la tendencia es más
bien negativa. Siento que nos vamos de la
precaución al pánico. Pánico
de estar con otros.
¿Y
quién gana con esto? Desde
luego los laboratorios con sus antigripales,
que salen fortuna, y sus otros remedios
y vitaminas, que por cierto también
cuestan sus buenos morlacos. Incluso han
logrado implantar un nuevo producto insustituible:
¡el alcohol en gel! ¿¡Cómo
sobrevivió la humanidad tantos años
sin esta maravilla!? Y los barbijos…
Y también ganan los medios masivos
que tienen un tema que supuestamente nos
incumbe a todos.
Pero
gana además este sistema excluyente,
que fomenta la separación y el no
involucramiento, que nos está manejando
con sobresaltos, con una “doctrina
del shock” para citar el título
de un libro de Naomi Klein, cuando habla
del “auge del capitalismo del desastre”.
O como dijo Arturo Jauretche: “el
arte de nuestros enemigos es desmoralizar,
entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos
no vencen”.
Repasemos. Mientras
nos tienen con esta última cortina
de humo seguimos sumergidos en el mismo
mundo injusto gobernado por los de antes,
con el dinero por arriba de la gente. Sin
embargo, en las últimas elecciones
para diputados y legisladores una de las
fuerzas que creció muchísimo
fue la del Proyecto Sur, obsequiándonos
una nueva esperanza, un horizonte para creer
que dentro de este sistema aún es
posible un cambio que beneficie a la gran
mayoría. El PRO, gran victorioso
en provincia de Buenos Aires bajo la figura
del multimillonario De Narváez que
invirtió fortunas en publicidad,
no salió tan, pero tan bien parado
en Capital. De hecho a gatas parece que
mantiene sus 26 bancas en la Legislatura
porteña. El Proyecto Sur de cero
llegó a nueve. En una de ésas
logran administrar la ciudad en un par de
años y podemos volver a creer, entre
otras cosas, que se harán las postergadas
comunas.
Y mientras hablamos
de la gripe no hay mucho lugar para seguir
repudiando desalojos ilegales, corrupción
o leyes a medida, injusticias y amiguismos,
explotación del hombre por el hombre,
desmedido control estatal y represión,
falta de políticas habitacionales
gubernamentales, concentración de
los medios de producción y la tierra
en muy pocas manos, contaminación
ambiental, robo a la nación y tantas
otras injusticias cotidianas.
Que la gripe no
nos amedrente. Los que queremos un mundo
mejor, más sano, más sabio,
más solidario, más justo…
no olvidemos de leer entrelíneas,
con sentido crítico y mantener la
esperanza en que todo puede ser mejor.
Rafael Sabini
[email protected]
Revista El Abasto, n° 111, julio, 2009.