A cinco años
de su creación, visitamos a los trabajadores
de la Cooperativa Maderera Córdoba
“Guapo es el que labura”
En 2004 se creaba en este
barrio la cooperativa de trabajo Maderera
Córdoba. Trabajadores de una sociedad
anónima que quebró se organizaron
para llevar la fábrica adelante.
Cinco años después, hablamos
con sus miembros para que nos cuenten la
experiencia de reactivar sus fuentes de
trabajo, del bachillerato que allí
funciona y del reconocimiento internacional.
Sobre la avenida
Córdoba, entre Gallo y Agüero,
está la maderera a mitad de cuadra.
Al entrar, un largo pasillo nos envuelve
con muebles y piezas de madera de todo tipo.
Desde bancos y muebles hasta un fuerte en
miniatura para que jueguen los chicos.
Cerca de las ocho
de la mañana, Celia Rodríguez,
tesorera, nos recibe en su escritorio. Minutos
después nos invita a dialogar junto
a Carlos Ocampo, presidente de la cooperativa,
y Constancio Aguirre, secretario.
Que cinco años
no es nada
Ante la pregunta disparadora de cómo
es trabajar dentro de una cooperativa, Aguirre
nos comenta que todos “ponen su granito
de arena”. De un modo más cercano,
Celia cuenta: “Somos como una familia,
hay que tirar todos del mismo carro. Todos
somos socios, pero no por eso nos ponemos
en dueños”.
La idea de constituirse
en cooperativa encontró en 2003 a
“todos los trabajadores de la misma
manera: fue algo novedoso”. Hoy en
día, son 19 los miembros que bajo
un reglamento interno ponen todo su esfuerzo
para llevar la maderera adelante.
Desde la quiebra de la
Sociedad Anónima, los trabajadores
pasaron de la incertidumbre a atender en
la actualidad el local “con todos
los papeles al día”, como dice
orgullosa Celia.
En estos cinco años
también las voces oficiales se hicieron
presentes. “Estuvo Ibarra en la inauguración.
Por otro lado, Macri también vino
el año pasado”, recuerda Ocampo.
“Recibimos
buenas críticas desde el Banco Nación,
nos dijeron que somos una de las cooperativas
mejor posicionadas. Desde el exterior también
nos toman como referente. Hace cinco años
ni nos imaginábamos estar así,
queríamos trabajar y salir adelante”,
confiesa Aguirre.
Ocampo nos cuenta
que éste es su primer año
como presidente. “Los cuatro restantes
estuvo Guillermo. Él dejo todo encaminado.
Fue uno de los que sacó adelante
la maderera, después está
la cuota de cada uno que hace algo especial”,
asegura.
El trabajo de educar
Como si esto fuera poco, allí funciona
un bachillerato. “La de este año
es la tercera promoción”, cuenta
Aguirre. “Es gratuito, viene gente
desde los 16 años en adelante. Tenemos
varias personas que superan los 50. Nos
pone muy contentos, algunos están
terminando la primaria, otros la secundaria”,
menciona Ocampo.
El 12 de diciembre
será una fecha especial para los
alumnos. “Hacemos la fiesta de egresados”,
nos adelanta con entusiasmo Aguirre, que,
además de su rol de secretario, estudia
junto a Ocampo y otros tantos. “Muchas
veces repasábamos acá o en
el tren, cuando veníamos desde Moreno,
donde ambos vivimos. Fue un gran esfuerzo
repartirnos entre el trabajo, la familia
y el estudio”, rememoran.
No están
solos
Mensualmente los miembros de Maderera Córdoba
se juntan con otras cooperativas. “Estamos
constituidos en un sindicato. De este modo,
nosotros adquirimos productos con descuentos,
a través de un convenio. Así
fomentamos la cooperación y el intercambio.
Aparte, tratamos de ayudar quienes recién
empiezan”, detalla el presidente Ocampo.
Este año, además
del nuevo aniversario de la maderera, Ocampo
lo vive de un modo especial, ya que para
él, entre la presidencia y el egreso,
“este año se dio todo”.
Entre los tres miembros,
dejan esta reflexión a las demás
cooperativas y trabajadores: “El mensaje
es que se puede, uno le tiene que poner
garra. Es poner la voluntad para hacer las
cosas”.
“Cuando
la suerte qu' es grela, /fayando y fayando
/te largue parao…”, cantaba
el Morocho. Hace cinco años este
tango sonaba al compás de una pena.
Sin embargo hoy, con esfuerzo, ganas y coraje
los miembros de Maderera Córdoba
han salido adelante. En palabras de sus
miembros Y de los muros del local: “Guapo
es el que labura”.
Juan Manuel Castro
[email protected]
Revista El Abasto, n°
114, octubre, 2009