Recuperando voces y espacios
La información de
los medios es, como toda creación
humana, subjetiva y muchas veces está
direccionada por intereses concretos. Cuando
son pocos los propietarios de los medios
masivos se conforma una agenda muchas veces
engañosa, superficial y repetitiva.
Desde hace años los sojeros
son presentados por los medios masivos como
héroes y la Ley de Medios de la dictadura
la muestran como aceptable ante la “Ley
K” o la “Ley mordaza”
porque están con mucho miedo de perder
su estructura mediática actual. Y
perdiendo el monopolio hay riesgo de perder
el discurso hegemónico, lo cual,
para los dueños de los medios y de
los latifundios, es mucho más grave.
Recordemos que la
radio y la TV usan ondas limitadas que van
por el aire y por ende son de todos nosotros,
por esa razón requiere regularse.
Sin embargo, la ley que estaba vigente desde
los años de plomo, perfeccionada
por el menemato neoliberal, es inconstitucional
y antidemocrática y había
permitido una concentración inaudita
de holdings mediáticos de toda procedencia
que largaban al unísono su discurso
único.
Valoramos la decisión
de la presidenta de la Nación, Cristina
Fernández, quien tuvo el coraje de
enviar el proyecto de ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual al Congreso
Nacional el pasado 27 de agosto. Esta ley
es el fruto de años de debates que
cientos de ongs consensuaron. Gustavo Bulla,
director nacional de Supervisión
y Evaluación del COMFER, recorrió
todo el país dando charlas en universidades,
gremios u organizaciones sociales explicando
el alcance de la nueva ley de comunicaciones
audiovisuales.
Por el barrio este
mes el tema ha estado muy presente. Desde
la Casona Cultural Humahuaca presentaron
un debate callejero sobre la nueva ley de
medios audiovisuales coordinado por Guillermo
Castañeda de la Casona Humahuaca
donde Diego Skliar, del colectivo FM La
Tribu presentó el panorama general
y donde tuve el honor de estar invitado
a exponer. Simultáneamente en la
casa que aloja nuestra redacción,
Mate Amargo (Gascón 112), se realizó
el primer fin de semana de octubre un exitoso
y multitudinario seminario titulado “Para
que el pueblo hable y se escuche. La ley
de medios de la democracia pensada desde
nuestro campo popular". Fue coordinado
por Marcelo Koenig y Omar López y
contó con decenas de oradores que
presentaron diversas ponencias.
Lo paradójico es
que los que han controlado la libre expresión
en las últimas tres décadas
hablan de libertad. Es de esperar que la
alternatividad levante el guante con profesionalismo
y que la reglamentación proporcione
las herramientas necesarias para garantizar
el pluralismo y la diversidad de voces.
Ante el discurso homogeneizador
estamos los habitantes de este suelo que
conformamos muchísimas miradas diferentes
y lecturas a veces contrapuestas de la realidad.
Porque un problema no siempre tiene una
única solución. Y el modo
de desarrollo impuesto desde el discurso
dominante no necesariamente es la única
manera de pensar la economía, basándose
en el riesgo de basar el bienestar de la
población en el PBI y las estadísticas
que poco muestran de la realidad de los
que la están pasando peor. Hay otros
modos de pensar la economía. Incluso
hay otros modos de buscarse el pan. En este
número, sin pretender cuestionar
la tradicional relación de dueño
y empleado, y sin presentar otras variantes
como las autogestadas individualmente, mostramos
un par de empresas que se recuperan como
cooperativas de trabajo. De algún
modo intentamos plasmar lo que en general
va de boca en boca y que sin duda tendrá
mayor relevancia en algunos medios cuando
la actual ley de radiodifusión esté,
no sólo en vigencia sino, realmente
implementada.
Porque lo que en última
instancia propone esta ley es ampliar la
oferta dándole voz a otros grupos
y fortaleciendo así la base heterogénea
de este país. En definitiva, una
democracia más plena.
Rafael Sabini
[email protected]
Revista El Abasto, n°
114, octubre, 2009