La fama es puro cuento
Que José María
Muscari es un muchacho bastante prolífico
en su tarea como teatrista no es novedad,
que se sabe multiplicar en una variedad
de tareas que hacen al oficio, tampoco,
(a sazón, el hombre es actor, autor,
director). Y desde hace un tiempo a esta
parte se ha metido, nuevamente, pero desde
otro abordaje, con el tema de la fama, del
reconocimiento. La mirada del otro como
entidad realizadora del poder ser. Éste
pareciera constituir el dilema del actor
ya que: ¿qué posibilidad concreta
tiene de poder expresarse un actor si no
hay un receptor, o sea, un público
del otro lado? Pero Muscari va aún
más allá, atreviéndose
a reflexionar, a través de este tema
pero magnificada la mirada del otro por
varios cientos de miles de ojos, y así
nos habla de la fama.
En Escoria, el lado
B de la fama, su última creación,
junta en un mismo elenco a un grupo de actores
que supieron disfrutar de las mieles del
éxito décadas atrás
y que hoy ya dejaron de estar en el candelero…
Y fue acá, cuando el teléfono
dejó de sonar, que Muscari los llamó
para comenzar a hablar de esto, de que la
fama es puro cuento. Pero, puta, cuánto
duele. Tuvo, además, la suerte de
contar con la enorme generosidad humana
de todos sus actores, ya que todos ellos
brindan, aparte de su talento, sus propias
experiencias vívidas. Y uno como
espectador no deja de agradecerlo, porque
el efecto que logran es muy potente, ya
que uno después de ver Escoria sale
como estremecido por lo que allí
nos narran sus protagonistas; quienes aparecen
tan descarnadamente humanos, ya abajo de
ese “pedestal” catódico
en donde los ponía la tevé
y todo el circo del show business. Generan
mucha ternura, y emocionan, por momentos
hasta los tuétanos.
La anécdota
que dispara el marco ficcional es la reunión
de estos actores que se juntaron para organizarle
un cumpleaños sorpresa a una productor
(Dino Escoria) especulando con que el mismo
les va a dar trabajo. Así, cuando
se ingresa a la sala uno es invitado por
los actores a participar de dicho festejo,
mientras te convidan con vasos de jugo.
Todo el lugar está decorado por globos
de colores, guirnaldas, bonetes, y en la
mesa, cubierta con un mantel estridente,
esperan los palitos, el vino Termidor en
formato tetra, la sidra tobara, se intuye,
entre una mezcla kistch y bizarra, al mismo
tiempo… Cero glamour. Sólo
un grupo de actores, de seres desangelados
que deciden compartir con nosotros parte
de sus miserias, de sus dolores. Porque
nos hablan, precisamente, del dolor de ya
no ser, como dice el tango, mientras nos
exponen sus dolencias de actores olvidados.
Pero sí, nos hablan de las crueles
leyes imperantes de la oferta y la demanda,
y de cómo el perverso panorama de
los “star systems” locales los
lleva, una vez que pasaron de moda, cruelmente,
al rincón del olvido. La nefasta
política del use y descarte. Pero
aquí no estamos hablando de cosas,
sino de personas.
A un costado, un televisor
es también testigo de la escena,
mientras sobre la pantalla se suceden diversos
trabajos de las épocas de gloria
de cada uno de estos protagonistas. Imperdible
es el monólogo de Noemí Alan
contando parte de su actual vida criando
perros en su casa de Hudson, de una potencia
visceral. Otro momento destacable, pero
de otro tenor, es cuando uno, como espectador,
termina moviendo los pies al ritmo de La
Batalla del Movimiento, con Julieta Magaña.
O esa suerte de viaje en el tiempo, esa
oda poética que se produce en escena
cuando Héctor Fernández Rubio
recrea aquel emblemático personaje
suyo como lo fue Efraín, de la tira
Señorita Maestra.
Hay que agradecerle
a Muscari su sensibilidad plasmada aquí,
al servicio de rendir pleitesía,
de ofrecer con este espectáculo un
homenaje a todos aquellos artistas que,
por diversos motivos, fueron olvidados;
pese a habernos hecho pasar momentos tan
gratos como público y que hoy andan
por ahí, olvidados, yugándola
de cualquier cosa, sin laburo.
Celebremos, esta
Escoria, porque ella fue la encargada de
traerlos de nuevo.
Marcelo Saltal
[email protected]
FICHA TÉCNICA: Obra: Escoria,
el lado B de la fama. Autor:
José María Muscari. Elenco:
Noemí Alan, Liliana Benard, Héctor
Fernández Rubio, Osvaldo Guido, Julieta
Magaña, Paola Papini, Marikena Riera,
Willy Ruano, Gogo Rojo, Cristina Tejedor.
Asistente de dirección: Carlos Tkizian.
Dirección: José María
Muscari. Sala: Teatro Del Pueblo (Av. Roque
Saenz Peña 943, tel: 4326-3606).
Revista El Abasto, n° 116, diciembre,
2009.