Alta posicionamiento en buscadores y directorios Abasto

            

Agregar a Favoritos | Buscar | Preguntas | Mapa del sitio | Contactar |

INICIO GUIABASTO HEMEROTECA CARTELERA LINKS CONTACTO BUSCAR

 


   


 

En penumbras


Desde un tiempo a esta parte tengo la sensación de que, lamentablemente, nos vamos quedando más solos, como sociedad…. Y no deja de quedarme un resabio amargo con esta percepción. Digo esto en alusión a la muerte del reconocido cantante popular que fuera Sandro.
   Aun cuando me pudo haber costado admitir que la música que él hacía podía a uno gustarle, ya me llamaba la atención, o mejor dicho, quedaba muy gratamente sorprendido viéndolo en algunos shows que realizaba en aquel ochentoso programa de televisión que conducía Leonardo Simmons, Finalísima del Humor… Fue en aquellas emisiones cuando descubrí a Sandro de América. Y eso que no llegué a verlo moverse rabiosamente cuando todavía hacía rock con Los de Fuego. Que fue una suerte de Elvis criollo ni vale la pena decirlo. O aún pese a aquellas declaraciones pidiendo más seguridad y mano dura, nunca compartí su opinión, en lo más mínimo.
   Lo que siempre me impactó de él fue su forma de interpretar las canciones. Ahora que recién ha muerto, por el enorme dolor popular que ha producido su deceso, se lo asocia con Carlos Gardel. Al igual que El Morocho siempre sostuve que Sandro tampoco era de esos cantantes que sólo cantan, afinando, e interpretando y nada más, sino que se comprometía tanto con todo aquello que contaba en sus canciones que se metía dentro de las mismas y salía de ellas, así temblando, sudado, vibrando… De ese otro mundo de sus canciones. Son muy pocos los cantores que pueden atreverse a meterse dentro de sus canciones, vivenciándolas con tanta vehemencia, con tanta pasión. Y en este punto siempre asocié, por más que se dedicaran a géneros tan disímiles, a Sandro con ese otro gigante como fue El Polaco Goyeneche.
   Otra cosa que me conmovía de El Gitano, fue su decisión de ser tan fiel a su espíritu de tipo de barrio, simple, sencillo…
   Pudo haberse ido a cualquier lado, tengamos en cuenta que fue el primer cantante latinoamericano en llenar el Madison Square Garden. Sin embargo, jamás abandonó su caserón de Banfield, su patria chica por opción. Un sentido de pertenencia que, hoy por hoy, falta en tantos. Con esta actitud, Sandro se reconocía en aquellos otros que carecían de esa aura del artista exitoso. Supo separar muy bien las aguas sabiendo decidir cuándo ser el artista Sandro y cuándo el vecino Roberto Sánchez, de Banfield. Eso habla de una sensibilidad y de una humildad que tampoco son moneda corriente, hoy en día. No quiero imaginarme como todo aquello que le sucedía a Roberto Sánchez enriquecería el universo sensible del artista.
   Y que haya elegido ese otro mote de pertenencia para asociar a su nombre artístico: El Gitano. También, siempre me llamó gustosamente la atención, que eligiera ser reconocido como miembro de una etnia acosada, perseguida y mal vista como en más de una ocasión sucede, desgraciadamente, con los gitanos.
Probablemente, haya entrado ahora en el panteón de los mitos argentinos. Mis consuelos enormes a todas sus nenas…
   Y sí, puta, no puedo dejar de sentir esta maldita sensación de orfandad ante la partida de gente así. Porque acá no estamos despidiendo sólo a un cantante, con ribetes hasta kitsch, si quieren, sino que estamos despidiendo a alguien que, más de una vez, supo conmovernos con sus canciones y eso nos puso por delante a un artista de verdad.
   Vendrán otros, seguramente, con sus estilos, claro está (enhorabuena) pero hasta que eso suceda uno no puede dejar de sentirse un poco más solo con estas ausencias… No tenemos a nadie que pueda consolarnos cantándonos Penumbras.
   Sólo queda despedirnos, como supongo a él le habría gustado, con un simple y sencillo: ¡Hasta siempre, Don Sánchez!

Marcelo Saltal
[email protected]

Revista El Abasto, n° 117, verano, 2010.




 

 

 

Webstats4U - Web site estadísticas gratuito El contador para sitios web particulares
Contador gratuito

 

Copyright www.revistaelabasto.com.ar - Mientras mencione la fuente permitimos su reproducción.