|
Va
como piña
Uno de los textos más emblemáticos
de Eduardo Tato Pavlovsky, Camaralenta, está
otra vez en escena. En su segunda temporada
este año, ha vuelto a ponerse en escena
en la sala barrial de Villa del Parque, Abre
Teatro.
Sergio Fuda, responsable de este espacio,
y líder del elenco estable del teatro,
con el grupo Lootro Teatro Ensamble ha decidido
orientar la puesta del espectáculo
con un fuerte impronta estética inscripta
en la vertiente del teatro del absurdo. Y,
aquí, funciona. Y con creces.
Camaralenta nos habla, si se quiere, de la
trastienda del mundo del box; deporte que
a Pavlovsky le encanta. Un deporte que para
poder ser depende de la violencia… Mejor
dicho, un deporte que es violencia. Y no me
estoy refiriendo solamente a la violencia
concreta de los golpes que se propinan los
boxeadores arriba del cuadrilátero
sino también a esa otra violencia social
que lo rodea. Porque la mayoría de
los que lo practican, los aspirantes a ser
los nuevos campeones, provienen, en su mayoría,
de los sectores mas relegados… Pero
el box olvida. Cruelmente. Y esto es lo que
le pasa a Dagomar (Tomas Raskin) que ya hace
diez años dejó el box y sobrevive
como puede, cada vez más dañado
por los golpes recibidos junto a quien fuera
su manager, el personaje de Amílcar
(Diego Ensinck). El deterioro sufrido por
Dagomar es crónico, y va de mal en
peor, mientras anhela, volver a sus viejas
épocas de “gloria”. Amílcar
lo tolera, porque no le queda otra, lo necesita
para vivir. Lo cuida porque es su fuente de
ingresos; magra, miserable, pero fuente de
ingresos, al fin. Así la relación
oscila por distintos vaivenes mientras observamos
en escena a dos pobres tipos cagados a trompadas
por la vida.
Acertada la decisión de Fuda de instalar
apenas uno entra al teatro un televisor el
cual emite, en blanco y negro, distintas momentos
pugilísticos, de ficción y reales;
y así desfilan desde momentos de peleas
de Nicolino Locche y Ringo Bonavena peleando
con Cassius Clay hasta momentos paródicos
donde se ejerce la violencia como cuando se
suceden en esa pantalla Charles Chaplin, Los
Tres Chiflados o Don Ramón, de El Chavo.
Quizá, como una forma sutil de señalarnos
que el mundo del box no deja de ser una pista
cruel de un circo, donde a cambio de unos
golpes se busca acceder a la gloria, como
los payasos... Pero mucho más duro.
Más cruel.
La apertura y el cierre del espectáculo
con la presencia enigmática de ese
músico tocando el acordeón,
a modo, si se quiere, de un extraño
maestro de ceremonias que nos lleva a ese
otro mundo que es el de la obra misma no podría
haber funcionado mejor.
Javier Arroyo
FICHA TÉCNICA: Obra: Camaralenta.
Autor: Eduardo Pavlovsky. Elenco: Tomas Raskin,
Diego Ensinck y Eugenia Campano. Asistencia
de dirección: Yanina Tomasello. Dirección:
Sergio Fuda. Sala: Abre Teatro, Elpidio González
2764, tel.: 4582-0787.
Revista El Abasto, n°
120, mayo 2010.
|
|