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Encuentro
con integrantes del Centro Cultural
Enrique Santos Discépolo,
de Balvanera
Sobre la militancia en el
barrio
Frente a la Plaza Miserere funciona “una
trinchera de cultural del pensamiento nacional”.
Desde hace más de dos años,
los vecinos del Centro Cultural Santos Discépolo
mudaron su local a Mitre 2815, edificio de
la terminal del tren Sarmiento. Allí,
entre debates políticos y actividades
en la calle, se escribe una nueva página
en la historia de la militancia política
“por un proyecto nacional”.
El imponente edifico parece
sumergirnos en otra época. Allí
en el cuarto piso está la sede del
espacio cultural, cuya cara más visible
es el prestigioso historiador Norberto Galasso.
Sin embargo, para esta entrevista nos mudamos
al teatro ND Ateneo, Paraguay 918, para dialogar
con Martín Salomone, de la corriente
política, y Carlos Chávez, colega
de Norberto y uno de los primeros integrantes
de la Discépolo.
En los momentos previos
de “Mitos y verdades del Bicentenario”,
ciclo de charlas organizadas por Galasso que
se realizan los martes a las 19, dialogamos
con estos dos compañeros que, a pesar
de la diferencia de edad, comparten una profunda
vocación de servicio y militancia.
Quién comienza a
relatar la historia del centro, allá
a fines del alfonsinismo, es Carlos. “Se
fundó en 1989 como Centro Felipe Varela,
en San Telmo”. Luego llegó el
peregrinar porteño: “Estuvo en
la Boca, en Garay y Av. La Plata hasta que
a principios de los noventa pasó a
La Plata y Cobo hasta el anteaño pasado
en que nos mudamos a Balvanera”. En
la actualidad está en vías de
abrir sedes en el interior.
Al ritmo de la política
y los cambios sociales de esa joven democracia,
el entonces espacio Varela “comenzó
como un centro cultural, pero ante el avance
de la política neoliberal, quedó
como una trinchera política y cultural
del pensamiento nacional”. “En
todos estos años formamos buena cantidad
de jóvenes”, reconoce Chávez
y pone como ejemplo más famoso al senador
nacional por la provincia de Buenos Aires,
Eric Calcagno.
Pasaron los años,
las crisis, y el panorama en Argentina se
modificó. “Ya superada la etapa
de los noventa, donde parecía que no
se recuperaría la mística de
militancia, desde 2003 se empezaron a abrir
ámbitos para la discusión del
pensamiento nacional”, rememora Carlos
con entusiasmo.
Con esos “nuevos vientos”,
en 2004 comenzaron los cursos en ND Ateneo.
”Había una necesidad por parte
de la gente de repensar la historia y a sus
protagonistas, había que entender los
procesos de las últimas décadas
para analizar qué sucedió en
2001”, señala Chávez.
“Hace dos años
nos empezamos a juntar varios jóvenes
en el centro con una clara orientación
en lo político. Entonces se armó
la Corriente Política Dicépolo”,
describe Salomone. Se hace un taller de formación
donde “se eligen determinados textos
para analizar”.
También hay un proyecto
para formar militantes sociales en el conurbano.
Se trata de un grupo de trabajo de 8 jóvenes,
junto a los más reconocidos integrantes,
como Galasso o Germán Ibañez,
secretario académico de la Universidad
de las Madres. Las localidades donde se trabaja
son Escobar, Morón y Caseros.
Ahora, también la
militancia de este grupo está presente
en el barrio: “Los viernes a la tarde
realizamos charlas en la sede con invitados
reconocidos, la otra vez estuvo Julio Piumato,
secretario general de la Unión de Empleados
Judiciales y Rubén Dri, docente de
Filosofía y Ciencias de la Educación
de la Facultad de Ciencias Sociales de la
UBA.
Por otra parte, hay un equipo
de comunicación que publica Señales
Populares, periódico mensual de análisis
político. “Allí escribimos
artículos sobre cómo vemos la
actualidad nacional, forman parte Enrique
Lacolla, Dri, también participó
Calcagno; tenemos corresponsales en varios
puntos del país”, describe Martín.
“En Balvanera organizamos
mesas de difusión en la Plaza Miserere.
Comenzamos a establecer contacto con los vecinos,
ser permeables con lo que opinan. Nuestro
plan es retomar esta actividad porque hubo
buenos resultados. Uno percibe cómo
están las cosas intercambiando ideas.
También apuntamos a relacionarnos con
las instituciones barriales de la zona”,
anuncia el joven.
“La concepción
que tenemos en el Discépolo -define
Salomón-, es que la militancia es ver
la injusticia, en las calles, en nuestro barrio,
y hacer algo para que eso no suceda”.
Juan Manuel Castro
[email protected]
Revista El Abasto, n°
120, mayo 2010.
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