La inseguridad, crueldad y herejía
puesta de manifiesto en los crímenes
cometidos para robar, no tienen una explicación
racional. Ya estamos casi acostumbrados
a leer en las noticias policiales de todos
los días como son asesinadas las
personas para robarles el auto o la bicicleta,
el celular, la campera o las zapatillas.
Se hacen encuestas y averiguaciones
para establecer el origen y se llega siempre
al mismo resultado. Desocupación,
pobreza y analfabetismo son los principales
causantes de este flagelo. Si a esto le
agregamos la desconfianza y el descreimiento
en las instituciones policiales y políticas,
tendremos un amasijo muy difícil
de digerir y la sensación de estar
atrapado en un círculo vicioso que
se expande sin control ni vigilancia.
Hoy más que nunca
debemos reflexionar, analizar y poner en
práctica urgentemente todo cuanto
contribuya al mejoramiento material, moral
y espiritual de la gente.
No hacerlo puede ser tan
peligroso como convivir con una mona loca
y con navajas.
P.C.
Revista El Abasto, n° 121, junio, 2010.