Entrevista a Enrique
Symns -periodista, escritor, ex
editor de la polémica revista de
culto Cerdos & Peces-
en el centro cultural La Puerta, donde está
dando un taller de narrativa.
“El arte
es un enemigo del alma”
De vuelta
de todo, el escritor Enrique Symns llega
al barrio de Abasto para poner en su voz
a los grandes narradores de todos los tiempos.
El centro cultural La Puerta, Sánchez
de Bustamante 549, es el sitio elegido por
el periodista para abarcar en un taller
de escritura desde los orígenes de
la narrativa hasta los distintos géneros,
como el terror y la crónica periodística.
Los viernes de 19 a 22
el centro de Pensamiento y Salud muestra
la nueva faceta del autor de El señor
de los venenos y el creador de la revista
Cerdos y Peces. Tras su paso por las redacciones
de Clarín, Sur y Crítica de
la Argentina, el mundo de las letras lo
muestra ahora en el rol de docente (ver
recuadro).
“Siempre hago una diferencia entre
narrativa y literatura”, aclara Symns
al comienzo de la charla. Mientras prende
varios cigarrillos, la cámara fotográfica
toma cada uno de sus gestos. El humo hace
piruetas sobre el eco de sus palabras que
advierten: “Primero hay que recordar
que el lenguaje escrito es un virus, es
algo que afecta al ser humano”.
Literatura.
Sin importar las recomendaciones, el dialogo
continúa. “Por un lado está
la interioridad, la «esquisofrenización».
Por el otro, hay pocas narrativas que nos
devuelvan al presente, libros fulminantes
que nos devuelven la sensación de
que la vida es un misterio”, sostiene.
“Lo importante es que la gente escriba
en este seminario”, explica.
Luego, aclara que para él
la narrativa está dispuesta en distintos
“escenarios”: “La plaza,
donde transcurre lo cotidiano. Es la narrativa
utilizada por la mayoría de los autores.
América Latina está atrapada
en el pasado, habla del peronismo, de la
dictadura. Después, está la
de los bosques, es la búsqueda del
imaginario, los más conocidos son
El señor de los anillos, Lovecraft
y Poe. La de la selva es la más misteriosa
y extraordinaria. Están los autores
más salvajes. Los que cambiaron la
forma de pensar y de sentir a la gente”.
En este sentido, de yapa,
el escritor, recomienda a un referente de
Argentina, “Pablo Ramos, sobre todo
su primer novela El origen de la tristeza”.
“La nueva literatura no sé
donde estará, debe estar surgiendo.
Sigo leyendo a John Fante, a una generación
pasada. Hay un momento que dejas de leer,
como le pasó a Borges, es como sí
hubieras leído todo. Nadie te vuelve
a sorprender. Después de Paul Auster
no tenía más ganas, lo único
que hacía era releer. Ahora estoy
con la poesía. También el
misterio viene con la biología y
la física, los grandes misterios
ya no son pensables”, expone. “Como
dijo el poeta Ernesto Perlongher, piensan
los alemanes, escriben los yanquis y hacen
rock los ingleses”, reflexiona.
Periodismo.
Con respecto a su trabajo como hombre de
prensa, que abarcó desde la redacción
de Clarín hasta la dirección
de Cerdos y Peces, Symns se define como
“un periodista nato”. “La
vida me llevo por demasiados lugares. Desde
sitios solitarios y selváticos, hasta
cárceles. Siempre tuve gran capacidad
de escuchar, no sólo las palabras,
también escucho el alma. Nunca me
costó entrevistar. Es más
complejo estar con artistas frívolos
que hablar con mendigos o ladrones. También
depende de las preguntas que hace el periodista”,
sostiene. En este sentido,
argumenta que “la Inteligencia está
en quien pregunta, no en quien responde”.
“Los exámenes deberían
darse con preguntas a los profesores, porque
en esos casos quien responde ante una prueba
es la memoria”, argumenta.
“A mi me sirvió
la literatura y la filosofía porque
encontré grandes hombres que me enseñaron
a vivir. Me sacaron de la cárcel
en la que estaba metido”, sostiene
el escritor. “Los momentos mágicos
se los debo a discos y libros que salieron,
que hicieron que la gente cambiara”.
Sin embargo, Symn lamenta que “estos
fenómenos son atrapados por el capitalismo.
El mecanismo de adaptación forzoso
funciona a pleno en el sistema capitalista”.
Arte. Además,
el escritor describe que “el deporte
y el arte son dos frivolidades, a partir
de que la muerte dejó de estar de
moda en el planeta, ésta encontró
estas dos representaciones”. “Cuando
terminó el circo romano nació
el deporte; la estupidez frívola,
decía el músico Jim Morrison,
es de los artistas”, cita el periodista.
En este sentido, “el
cine es algo que estudiaba la civilización
egipcia, necesitaban crear un espectador,
un zombie, alguien que mire y delegue el
poder”. “El cineasta Luis Buñuel
hablaba de 700 idiotas mirando una pared
vacía, pero se apasionan y veían
lo que no les pasa en sus vidas. El arte
es un enemigo del alma, es un enemigo del
ser humano. Lo inventaron los agricultores,
idearon una cultura oficial que expulsaba
a la cultura bárbara, donde no había
una moral, donde no había un régimen
represivo”, reflexiona.
Rock. Tras
señalar a estas disciplinas, Symns
habla del rock. En este sentido, su historia
personal se entrelaza con la del barrio.
Ya en las noches del ochenta hacía
monólogos en el Centro Cultural Congreso,
en la calle Bartolomé Mitre junto
a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota,
con quienes compartió gran cantidad
de escenarios. “En el 70 era un tipo
de la calle, un nómade. Recién
en los 80 estalló mi personaje, esto
lo cuento en El señor de los venenos
(novela autobiográfica)”, explica.
“Había que
sentarse en las puertas de la eternidad
a ver el circo”, metaforiza sobre
aquel tiempo. “Lo más maravilloso
era la sensación de vivir en un presente
continuo. Es un presente combatiente para
un lugar como Argentina, donde el capitalismo
encontró una forma de hacerse fascista”,
rescata de los años donde compartió
vivencias con bandas como Los Redondos o
solistas como Fito Páez.
“Sentí que la moral media acá
era fascista cuando comenzaron los juicios
contra la revista Cerdos y Peces”,
declara. En este sentido, “hay dos
silencios: cuando no habla nadie o cuando
todos hablan. El filósofo alemán
Arthur Schopenhauer decía que en
la multitud no hay nadie, hay vacío”.
“El rocanrol fue una promesa
pero, como me decía Mario Pergolini,
todos querían plata. Los roqueros
argentinos son mediocres, gastan su dinero
de la misma forma. Le pagan poco a la mucama
y compran champagne caro”, grafica
Symns en uno de sus ácidos análisis.
“Gastan su vida en su propio narcisismo”,
define y argumenta que es porque “el
ser humano es así, no pasa por una
cuestión de generaciones”.
Casi al final de este encuentro,
ante la pregunta de cómo se siente
al transmitir sus conocimientos y vivencias
en un taller de escritura, Symns, fiel a
su estilo, responde: “La dicha es
algo interesante, algo que tiene que ver
el resplandor en los seres, que tiene que
ver con su raíz, su esencia y con
sus conquistas”.
Juan
Manuel Castro
[email protected]
Véase
el programa.
Revista El Abasto, n°122,
julio 2010.