Entrevista a la cantante
Carolina Rodríguez Laraia
El íntimo compás
De gira por Europa con el dúo El
Metejón. Luego con recitales en Colombia
con el quinteto Tamango. Hoy Carolina Rodríguez
Laraia sale a seducir con Flor de fango,
su flamante disco de tango intimista. Un
repertorio que reúne lo mejor de
los maestros Ferrer, Discépolo, Expósito,
Cadícamo y tantos otros mitos de
la música de la ciudad.
“Vení charlemos
un poco, la humanidad se nos viene encima,
buscar a dios por las esquinas”, preludia
“A un semejante”, el primer
tema de Flor de fango. Ante el pedido, acudimos
a la cita.
En un café de su Villa
Luro espera. Carolina, como si estuviera
frente a una audiencia, rompe el hielo.
“Fue un desafío, donde me superé
a mí misma es mi primer proyecto
donde me encargué de la producción”,
suspira con orgullo mientas en su mano asoma
Flor de fango, su primer disco solista.
No es la primera vez que Carolina
habla para El Abasto. Ya en sus años
al frente del quinteto Tamango nos habló
de su actuación en 2007 en el Festival
de Tango de Medellín, Colombia, última
parada en la vida del Zorzal criollo.
“En lo personal se abre
una historia nueva con el disco, en lo profesional
está latente la expectativa de la
repercusión en el público”,
explica con un tibio café en la fría
tarde porteña. “Desde el comienzo
del proyecto del disco, en diciembre, planteé
esta senda de la introspección”,
asegura.
En otras palabras, Carolina
destaca la apuesta de generar un espacio
intimista para presentar tangos tradicionales
y contemporáneos, fruto del “diálogo”
entre su interpretación y la del
pianista Nicolás Guerschberg.
No sólo en los acordes
late su deseo. En la lente del maestro Carlos
Furman, reconocido fotógrafo de la
escena tanguera, la estética del
disco se complementa con cada uno de los
doce temas. Un paisaje entre penumbras que
deja asomar, leve y sutil, la figura de
la tanguera de Villa Luro para el arte de
tapa.
Años antes de tener Flor
de fango entre sus manos, la carrera de
Carolina ya asomaba de la mano del dúo
El Metejón en las salas porteñas
hace diez años, con el que llevó
la melodía ciudadana hasta España
y Francia. Igual furor tuvo cuando puso
su voz desde el 2006 al frente del quinteto
Tamango. “El tango tiene un mensaje
universal que atrae la atención en
cualquier lugar del mundo por su fuerza
y energía”, sintetiza.
Luego, tras un receso por la
venida de su segundo hijo, Luca, en su relación
con el dos por cuatro se empezó a
gestar esto que hoy es su flamante producción
solista. Durante el año pasado empezó
los ensayos con Guerschberg. “Éramos
compañeros de secundaria. Siempre
seguí su carrera, pero nos habíamos
distanciado. Retomamos el contacto luego
de un festival. El también toca jazz,
por eso tiene un vuelo fantástico”,
explica Laraia.
“Quería que fuera
un diálogo entre su forma de interpretar
el tango y la mía. La mía
es un poco más conservadora. Tuvimos
un tiempo de búsqueda desde lo musical.
Probé repertorios, luego de un proceso
nos avocamos al resultado final del disco”,
recuerda.
“Siempre afinando el oído
al canto del corazón”, es la
última estrofa del bonus track Bitácora,
de Javier Sánchez. Con esta frase
en el adiós de este disco, Carolina
resume la intención de Flor de fango:
una nueva etapa de esta tanguera que desde
su más íntimo compás
invita a redescubrir la melodía porteña.
Juan Manuel Castro
Revista El Abasto, n°
123, agosto, 2010.