La vida es una herida absurda
La elección que tomaron como extracto
de un parlamento de los personajes para
el programa de mano, dice lo siguiente:
“Todo el tiempo estoy pensando que
tarde se ha hecho”. Y creo que la
sola elección de esta frase marca
claramente el contenido de lo que se busco
señalar con esta obra.
Pero, perdón, aún
no he aclarado a qué espectáculo
me estoy refiriendo. Estas líneas
a las que estoy abocado están haciendo
referencia a la actual versión, que
hay en el barrio, del texto de Thomas Bernhard,
“Almuerzo en casa de Ludwig W”.
Y sostengo que la ponderación de
esta sola frase a modo de presentación,
si se quiere, señala todo lo que
esta implícito aquí porque
nos sugiere, de movida, nomás, que
siempre hemos llegado tarde a todo; que
nos perdimos el tren y, por lo tanto, si
nunca llegaremos a ningún lado para
qué cornos estamos aquí. Entonces,
qué sentido tiene vivir. Temita nada
menor. De esto, poco más, poco menos,
habla la obra. De la apatía frente
a la vida.
La anécdota disparadora
de todo esto es la llegada de Ludwig a su
casa natal, junto a sus dos hermanas. Esto
es todo. Y nos basta para a partir del entramado
de sus relaciones bucear en el sinsentido
que tiene la existencia misma.
Por ser el primer trabajo
como director de Carlos Peláez aplaudo
su osadía de animarse a montar un
material tan complejo como éste.
Y, vale decirlo, sale muy bien parado en
su jugada. Ha sabido crear para la casa
de los personajes un ámbito que remite
a un nosocomio, a un hospital. ¿Quizá,
como un modo de sugerir que estamos todos
locos al aceptar vivir en esta existencia
carente de sentido como la que nos toca?
Está muy bien trabajado el ámbito
espacial, es tan enorme, con tantos claroscuros,
que los personajes, por momentos, parecieran
perderse, hacerse chiquitos, como sucede,
a veces, en la vida misma.
Es muy interesante, además,
los distintos planteos que formula el texto
en cuanto a la ponderación y menosprecio
de distintas actividades artísticas,
tales como la música, el teatro,
la pintura y la filosofía. De todas
éstas sólo la música
sale indemne… El resto son pobres
manifestaciones que carecen de valor alguno,
según el autor.
En cuanto a las interpretaciones,
vale señalar, que el único
que se destaca notablemente es el trabajo
del actor Galo Ontivero. Supo imprimirle
una energía y un tono tan sutil y
contenido a su Ludwig que logró así
potenciar la enorme angustia existencial
que corroe a su personaje, a diferencia
de sus compañeras que sólo
lo acompañan formalmente.
Si quiere ver una obra
de teatro y ponerse a reflexionar, este
espectáculo está hecho para
usted.
Marcelo Saltal
[email protected]
FICHA TÉCNICA. Obra: Almuerzo
en casa de Ludwig W. Autor: Thomas
Bernhard. Elenco: Galo Ontivero, Natalia
Fernández Acquier y Tatiana Santana.
Asistencia de dirección: Nayi Awada.
Dirección: Carlos Peláez.
Sala: El Portón de Sánchez,
Sánchez de Bustamante 1034, tel.:
4863 -2848.
Revista El Abasto, n° 126 , noviembre
2010.