Estos últimos días
me sumergí en un océano de
noticias, noticieros, diarios, mensajes,
y comunicaciones habidas y por haber de
la prensa.
Desde que salió
la primicia del fallecimiento del ex presidente
Néstor Kirchner, hasta hoy, no he
dejado de escuchar y analizar lo que recibo
desde la televisión, la radio y los
diarios.
Por un momento, sentí
que me había ido a dormir, y me había
despertado en una Argentina que yo desconocía.
De repente, aquel hombre que me habían
pintado como un autoritario, era el mejor
político de la década, y había
hecho millones de cosas por país,
que yo nunca había oído.
No quiero entrar en el
debate, o polémica, de analizar la
gestión del ex presidente, ni la
de Cristina. Sino, que lo que me resulta
interesante rescatar de este momento histórico
es la responsabilidad que tienen los medios
a la hora de hacernos decidir, pensar, criticar
o hablar.
Y es la misma responsabilidad
que tenemos desde la esfera de la historia,
nosotros los historiadores. Tenemos esta
responsabilidad, enorme, de transferir conocimientos
y pensamientos. Somos seres humanos, y por
ende, caemos en la subjetividad mas personal,
pero si logramos contar los sucesos desde
un contexto total, vamos a poder enviar
un mensaje un poco mas cierto y claro, y
hasta, tal vez mas objetivo.
Tanto desde los medios
como desde la historia es posible manipular
el pensamiento general para lograr el objetivo
que se esté buscando. Y me parece
mas sincero desde todo, que es objetivo
sea salvar al Estado y amar a nuestro País.
Es por ello, que propongo que todos los
periodistas e historiadores hagamos actos
de conciencia antes de poner nuestros pensamientos
en papel o en palabras.
Responsabilidad subjetiva,
que podemos llevar al mas objetivo sentimiento
de nacionalidad.
Catalina Cabana
[email protected]
Revista El Abasto, n° 126 , noviembre
2010.