Muertes que marcan un rumbo
Hace semanas que viene
muriendo alguien llamando la atención
de una u otra manera.
En una marcha contra la
precariedad laboral matan a tiros a Mariano
Ferreyra, un joven militante del
Partido Obrero, mientras hieren seriamente
a una señora y a otros militantes
en la mismas condiciones. Está documentado
que la violencia fue unidireccional: el
gatillo jalado sale del bando del sindicato
de los ferroviarios. Son como seis los implicados
en el hecho por la justicia que parece que
esta vez sí actuó con eficiencia.
Un claro hecho de inseguridad, no de la
que plantea el clarinismo blumbergiano,
pero sí para el idioma castellano.
Seguridad en todo sentido: porque aún
mucha gente labura bajo infelices sistemas
de precarización tercerizada y porque
si por eso te quejás te matan. Encima
te matan los que supuestamente defienden
a los laburantes. Pero que la parte no nos
impida ver el todo como pretenden algunos
repudiando por un hecho así a todo
el sindicalismo que existe originariamente
para ayudar a los trabajadores. Menos mal
que la bronca de la gente en repudio a semejante
accionar se hizo sentir en las calles.
Luego, tal vez le haya acortado
los días la mala sangre por este
lamentable hecho que acabamos de recordar,
fallece el expresidente Néstor
Kirchner. Su despedida fue amplia
y masiva, demostrándole a nuestra
presidenta, Cristina Fernández, que
gran parte del pueblo la apoya. Muchas cosas
positivas se han dicho de su gestión
o del modelo que ha implantado y no voy
acá a resaltar todo. Pero la acción
de Kirchner va desde la importancia en la
unión de Latinoamérica y la
independencia económica nuestra del
FMI, hasta la reactivación económica
con un sistema keynesiano que por fin descartó
el neoliberalismo que vendió y desmanteló
el país. Las discusiones generadas
desde el kirchnerismo por la 125, las AFJP,
la ley de medios audiovisuales, la asignación
“universal” para que no haya
niños excluidos, Papel Prensa (desde
la verdad y la justicia hasta la posibilidad
de acceder a un precio más económico
para otros medios gráficos), el matrimonio
igualitario, la participación en
las ganancias, y varios etcéteras,
muestra un camino. Claro que como todo proceso
histórico tiene sus fisuras que esperemos
sean temporales... Por ejemplo, la necesidad
de priorizar a los de más abajo,
que estaban excluidos, y a los de más
arriba (que sino te hunden), viene descuidando
gran parte de los trabajadores, empleados
o independientes, así como también
jubilados. Porque en términos reales,
de nivel adquisitivo, aún no estamos
mejor que en otras épocas. Y está
claro también que se necesitan, por
ejemplo, serias políticas de vivienda
para que la casa propia deje de ser un sueño
y el techo sólo un mero negocio para
los que más tienen. El modo de explotación
de la tierra no ha cambiado para algo más
socializado (más bien todo lo contrario).
Es de esperar que estas cuestiones sean
parte temporal de un proceso que por fin
nos incluya a todos. Pero quisiera terminar
resaltando lo positivo, y tal vez lo más
importante de la gestión de Kirchner:
el punto final a una época oscura
de nuestro pasado donde finalmente se está
juzgando a los que cometieron aberrantes
crímenes de lesa humanidad amparados
por el aparato del estado. No le devolverá
a vida a los 30 mil, pero sí una
base sólida, humana, democrática
desde donde edificar sabiendo que si uno
comete un crimen tendrá su castigo.
Y ahí entramos en
la tercera muerte pública, la de
uno de los máximos exponentes del
último genocidio, Eduardo
Massera, cuya repercusión
muestra que el camino de muerte que eligió
no es de agrado para la mayoría.
Una pena que no haya podido pagar sus crímenes
en vida. Que en paz no descanse. Amén.
Rafael Sabini
[email protected]
por Castro
Revista El Abasto, n° 126 , noviembre
2010.