¿Casualidad?
Si yo afirmo que personas
inescrupulosas suelen apropiarse de pertenencias
que no les corresponden, me dirán,
que eso ha ocurrido siempre en todo el país.
¡Sí! Es cierto, ha ocurrido
siempre y ocurre en todo el país
y en mi consorcio, ¡seguro!
Si yo aseguro que
una persona con vocación de caudillo,
prepotente y arbitraria, se instaló
en forma vitalicia haciendo uso y abuso
del poder, me dirán que eso ocurre
en algunas provincias argentinas. ¡Sí!
Es cierto, ocurre en algunas provincias
argentinas y en mi consorcio, ¡seguro!
Si proclamo que
se adulteran resoluciones y se presentan
poderes de vecinos fallecidos, en provecho
propio, me dirán que eso ocurre en
cualquier institución.
¡Sí! Es cierto, podrá
ocurrir en cualquier institución
pero en mi consorcio, ¡seguro!
Si yo declaro que
algún personaje sospechado de corrupción
incrementa ostensiblemente su patrimonio,
sin causa que lo justifique, me dirán
que son muchos los funcionarios y políticos
que están en esas condiciones.
¡Sí! Es cierto, habrá
funcionarios y políticos en estas
condiciones, pero en mi consorcio la persona
sospechada tiene “méritos”
más que suficiente para certificar
las sospechas.
Si sostengo que se aprueban
los presupuestos de prestadores amigos,
me dirán que eso ocurre en cualquier
dependencia de gobierno.
¡Sí! Es cierto, podrá
ocurrir en cualquier dependencia de gobierno,
pero en mi consorcio, ¡seguro!
Los consorcistas están
al tanto de la situación y lo comentan
en los pasillos, pero nadie se involucra,
¿miedo, desinterés, apatía?
¿O por el muy mentado “no te
metás”?
Lo cierto es que este
preocupante paralelo entre la totalidad
(país) y la particularidad (consorcio)
da motivos para certificar que más
que una casualidad, es causalidad, la culpable
que estemos como estamos.
Revista El Abasto, n° 129 ,marzo 2011.