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Desde hace un tiempo a la fecha el “santo” correntino se ha
instalado, también, en Abasto y Almagro

Gauchito Gil:
Robin Hood criollo

Hay muchos sitios e información sobre el Gauchito Gil en Internet. Wikipedia nos fue útil, y de los especializados nos atrajo www.elgauchitomilagroso.com.ar que además de tener bien redactada la historia presenta una oración y ¡la posibilidad de “pedir, prometer y agradecer” online!
   Por lo que averiguamos nuestro hombre podrá haberse llamado Antonio Mamerto Gil Núñez, Antonio Gil o, como dicen otros, Curuzú Cruz Gil. Tampoco hay una fecha exacta de nacimiento, pero se cree que fue en Mercedes, alrededor de 1840.
   La vida del “Gauchito” encierra mucho del folclore gauchesco novelesco: lentamente distintas situaciones, injustas, lo fueron “empujando” a rebelarse y terminó como gaucho matrero.
  Entre guerras intestinas de Unitarios contra Federales y la lamentable Guerra de la Triple Alianza -que instigó Inglaterra para que entre Brasil, Uruguay y Argentina devastaran al próspero y democrático Paraguay- el Gauchito Gil no tenía paz. Pero dicen que lo peor fue el haberse enamorado con la bella doña Estrella Díaz de Miraflores, que también desvelaba al “comisario del pueblo”.
   Huyendo ante semejante amenaza -o según otra versión, simplemente desertando de la guerra- fue que con dos amigos comenzó a robar a los estancieros más ricos, primero como método de subsistencia y luego para repartir lo que conseguía entre los necesitados de la zona.
   Parece que la joda no duró demasiado, primero sostienen que fueron abatidos sus compañeros hasta que finalmente el “Gauchito” habría terminado siendo detenido por un coronel de apellido Velázquez que asesinó al “Gauchito” como si fuera ganado: lo ató con la cabeza hacia abajo, según parece “para evitar los poderes hipnóticos que se le atribuían” y lo degolló. Y fue allí donde, se dice, nació su mito de sanador. Le habría dicho a su verdugo: “Cuando vayas a tu casa encontrarás a tu hijo enfermo. Estará moribundo, pero pedí en mi nombre y se salvará”. Luego el cuchillo de Velázquez habría terminado con sus penas terrenales. Eso habría ocurrido en enero de 1878 cerca de Goya, a unos 10 kilómetros de Mercedes.
   La historia dice que Velázquez efectivamente habría encontrado a su hijo muy enfermo, e invocando el nombre del “Gauchito” el chico mejoró, por lo que volvió desesperado, llorando de arrepentimiento, al lugar donde había matado a Gil. Esta vez le dio sepultura cristiana y plantó en su homenaje una gran cruz. Con el tiempo, nuevos milagros fueron sucediendo y el mito fue desarrollándose. La tumba se fue convirtiendo en santuario y el Gauchito en una especie de santo criollo que veneran multitudes, ya no solamente en su Corrientes natal sino ya por todo el país, principalmente en: Chaco, Tierra del Fuego, Santa Fe, Mendoza y Buenos Aires, incluyendo la Capital Federal.

R.S.

Lavalle, entre Agüero y Gallo.


Los pibes del puente

Con la intención de conocer acerca del nuevo mural del Gauchito Gil (que ilustra la tapa de este número) que se hizo junto al puente de Gascón, sobre la vía del Ferrocarril Sarmiento es que nos acercamos en varias ocasiones a ver si dábamos con quien nos explicara el origen del mural, datos del autor y su significado.
   Nos venía llamando la atención que le prenden velas y le dejan monedas, vino y cigarrillos como ofrenda.
   El mural tiene una frase arriba que dice: “Los pibes del puente”. Sabíamos que suelen juntarse ahí muchachos, aunque también chicas y niños. Lo que más nos llamó la atención es la cantidad de gente que “para” allí, como que fuese un grupo muy grande cuyos integrantes rotan. Una noche charlamos con algunos de ellos: Catu nos contó sobre el origen de juntarse ahí, en esa esquina. “Somos vecinos y hace muchos años que nos conocemos”. Cuenta que muchos vivían enfrente en diagonal, en Gascón 123, y que hoy por hoy varias generaciones comparten la parada. “Nosotros paramos acá, somos amigos, compañeros. Pero fueron los más chicos los que hicieron el mural y pusieron «Los pibes del puente». Acá para gente grande. Este lugar es como de una familia.”
   El Mono cuenta que vive ahí en la puerta lindera. Y la familia Fernández. Y Catu a una cuadra. Continúa la vecindad.
   Catu cuenta que es uno de los más grandes, “cuarentipico de años”. Y esa noche era la noche de esa generación, digamos. “Pero hay veces que están los muchachos. Date cuenta que los más grandes laburamos. ¿Quién tiene tiempo para este tipo de cosas?… los más chicos. Y reafirma: esta parada es nuestra”. Según explica, los jóvenes, de veintipico, son como parte y aparte del grupo. Parte, porque comparten la parada, aparte, porque están viviendo otras etapas. Y me cuentan que “el ideario del mural es El Beto. El más devoto del Gauchito Gil”.
   “Este cantero es nuestro lugar de reunión, se hizo para nosotros. Somos amigos y familia. No teníamos lugar donde reunirnos e hicimos el cantero como lugar de reunión.”
   Y Nacho remarca: “Nosotros hicimos el cantero, no es de Macri, es nuestro, es antimacri”. Luego explaya su interpretación de la figura y el significado del Gauchito Gil: “Para entender la figura del gauchito hay que hacer una pequeño estudio sociológico del sincretismo cultural guaranítico - católico y entender la historia del Gauchito como renegado del ejército de la Guerra del Chaco. Un tipo que se rebeló contra el status quo. La reivindicación del gauchito en los tiempos de hoy sería no acatar las normas del que detenta el poder y reivindicar las necesidades del pueblo. Eso es lo que representa hoy acá el Gauchito, al menos es lo que yo te puedo decir. Pero el ideólogo del grafiti tendrá que decir lo que el interpreta”.
   Lamentablemente no dimos con El Beto. Tampoco logramos averiguar el nombre del artista. Los tiempos de imprenta nos corren y el cierre se nos vino encima.


Zelaya

Sobre el llamado pasaje de los artistas, frente al teatro El Cubo, desde hace ocho meses varios vecinos de la cuadra levantaron una ermita dedicada al Gauchito Gil. Tiene una altura de cerca de un metro, con tejas y varias ofrendas, toda pintada de rojo.
   A pesar de que pueda llamar la atención de los vecinos o de los peatones, en Zelaya desde hace varios años ya estaba ubicado este homenaje al santo popular, aunque más pequeño. Según nos contó Aníbal, un joven vecino de Abasto que se junta con sus amigos sobre la peatonal, “está hace varios años”, el tema es que entre varios “se pusieron de acuerdo para “reformar la imagen del Gauchito Gil y colocar un monumento más elaborado”.
   Dentro de la ermita hay dos fotos. “Son en recuerdo del hermano de uno de los chicos de la zona y en homenaje a Juan Murillo, fallecido en 2007 y padre de otro vecino de la cuadra”. “Es para tener memoria de ellos que nos organizamos y decidimos poner a punto el santuario”, señaló Aníbal.
   Dentro del mismo, la gente deja ramos de flores y estampitas. Los fines de semana es común ver a los jóvenes de la zona reunirse cerca de este homenaje al ídolo popular. Las cientos de historias entre el Gauchito y sus devotos en el barrio es una de las facetas que le dan mística a este viejo Abasto.


Revista El Abasto, n° 130 , abril 2011.


 

 

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