Incluir o excluir, esa
es la cuestión
Las elecciones de este años
tienen su cruzada más fuerte, más
que en la Nación, en nuestra ciudad.
Las tres grandes fuerzas que se llevarían
la inmensa mayoría de votos, con
sus respectivas alianzas, estarían
encabezadas principalmente por Macri, Solanas
Pacheco y Filmus, Boudou o Tomada.
Macri
sabemos que representa. Neoliberalismo con
un toque de distintivo para asemejar un
funcionamiento europeo en Sudacalandia.
Parafraseando la frase de Barcelona sería
algo así como “Una solución
europea para el problema de los porteños”.
Para mí lo mejor –y esto seguro
no lo comparto con los tacheros– de
esta gestión fueron las bicisendas,
porque es necesario urgente descomprimir
el tránsito porteño que es
totalmente caótico y torpe para el
ritmo que pide la ciudad. Y de lo peor,
y lo primero que me viene en mente, es la
patota UCEP, y toda esa actitud de defender
el espacio público para los capitalistas
sacando a la gente pobre; no hacerse cargo
de los manicomios; descuidar la salud y
la educación pública priorizando
una fuerza policial; refaccionar el Colón
sin cuidar sus riquezas y en ese camino
ver todo el patrimonio cultural de la ciudad
como espacio para fiestas de ricachones.
Facturar todo lo que se pueda a costilla
de los pequeños y muchos contribuyentes.
Sin análisis previo, ante la resistencia
popular, retrocede. En otras palabras es
una propuesta de una ciudad excluyente.
Contrario a los intereses de la mayoría
de nuestros vecinos.
Lo mejor de
Pino, que ahora lleva doble
apellido, son sus planteos ecológico/sociales
del “tren para todos”, la defensa
por los glaciares y el agua y su oposición
a la minería a cielo abierto plantándose
fuerte –discursivamente– ante
estos baches del gobierno nacional. Lamentablemente
en la ciudad de los dos últimos no
hay nada, con lo cual quedaría solamente
lo peor de ese Pino que supo hacerse amigo
de Grondona mientras criticaba los avances
populares del gobierno nacional. Personalmente
lo considero un buen cineasta.
Y con el candidato
del Frente para la Victoria
-a quien acompañan espacios progresistas
como los de Sabatella (EDE), con Heller
(PSOL) en la ciudad, Ibarra (FPP), Lubertino
(EA) y otros- pienso que se plantea la búsqueda
de una ciudad incluyente, para todos, en
sintonía con la política nacional
que ha demostrado una profundización
en ese aspecto. Recuerdo la charla con Filmus
-en la Casona Humahuaca, con las redes sociales
del Abasto (RIOBA, Cultura Abasto, etcétera)-
donde habló de la “la perspectiva
de todos”, proponiendo una política
donde todos ganamos. Que lo incluyente no
excluye a los que ya están dentro.
Ilustró con un mingitorio más
bajo para niños o enanos al lado
de otros más altos, “¿por
qué no pueden ser todos bajos, si
eso no perjudica a nadie?”, preguntó.
Lo mismo con “las veredas; que estén
lisas y prolijas ayuda al que le cuesta
caminar o anda en silla de ruedas, pero
beneficia también al que camina normalmente”.
Igual con la salud, con la educación,
etcétera, si hay buena pública
no perjudica al que abona privada, como
mucho podrá optar por pasarse para
ahorrase unos pesos. En ese planteo, y estas
son palabras mías, los únicos
que realmente podrían verse momentáneamente
perjudicados son los que hacen de los derechos
básicos un negocio, pero tranquilamente
pueden adaptar sus inversiones a un nuevo
sistema más justo e incluyente. De
más está decir que esa actitud
hasta beneficiaría temas como la
inseguridad.
Siento que hay mucho
por transitar, pero que el FPV es lo mejor
que hemos tenido en años. Y es fruto
del despertar popular del 19/20 de diciembre
del 2001. Espero que la ciudadanía
no se conforme con un simple voto sino que
entienda que su actitud cotidiana vale mucho
más que eso. La acción nuestra
de cada día -en el ámbito
que fuere- es en definitiva la gesta más
importante para la construcción y
el desarrollo de nuestro entorno.
Rafael Sabini
[email protected]
Revista El Abasto, n° 131 , mayo 2011.