IMPA en vigilia ante amenaza
de desalojo
Restistir estando juntos
El IMPA es una fábrica
metalúrgica en pleno Almagro, Querandíes
y Rawson, que fue recuperada hace años
por sus trabajadores. Allí funciona
también un centro cultural, un bachillerato
popular, un proyecto de universidad y un
centro de salud gratuito. Hoy están
pasando por nuevos intentos de desalojo.
Según el
Gobierno de la Ciudad su origen como empresa
se remonta a su fundación en 1910
por capitales alemanes. En 1945 se nacionalizó
y en 1961, Industrias Metalúrgicas
y Plásticas Argentinas Ltda. (IMPA),
se transformó en cooperativa de trabajo.
Su conformación como empresa recuperada
remite a mayo de 1998, cuando el vaciamiento
y el desmanejo de sus administradores anteriores
la estaban quebrando. A partir de la recuperación,
y con la nueva gestión, se reactivó
la producción y se renegoció
la deuda, consiguiendo un acuerdo homologado
con los acreedores. Actualmente el IMPA
es el referente más importante de
las empresas recuperadas porteñas
y está hoy ante un nuevo intento
de desalojo por lo que los trabajadores
han desarrollado un programa de vigilia,
de resistencia.
Este nuevo intento de
desalojo parece un déjà vu
del 2008 que culminaron con corridas, carros
policiales hidrantes con tinta azul y otras
yerbas que demostraron que cuando los laburantes
se unen no es fácil correrlos. Una
realidad es que el terreno que ocupa esta
gran fábrica -según el portal
del gobierno porteño segunda en el
país en producción de aluminio-
tienta con un negocio inmobiliario muy jugoso
que involucra, según gente del IMPA,
a jueces inescrupulosos.
El gobierno porteño
no solamente ha soltado la mano a las empresas
recuperadas -la repartición que había
generado el gobierno de Aníbal Ibarra,
que había posibilitado el desarrollo
de varias, como la Cooperativa Maderera
Córdoba, no tiene funcionamiento
actual- sino que hoy, además, el
macrismo se ha preocupado por vetar ciertas
recuperadas que habían logrado apoyo
legislativo como ser la Cooperativa Impresiones
Barracas.
Eduardo Murúa -trabajador
de IMPA y referente del movimiento- le comenta
al periódico MU sobre la inconstitucionalidad
de la ley que los protege: “Hay 24
leyes iguales en la Ciudad de Buenos Aires
y a ningún juez se le antojó
declararlas inconstitu-cionales. Lo cierto
es que si la ley que nos protege no está
vigente, hay peligro de desalojo”.
Y luego desarrolla: “La ley 238 es
muy clara: otorga tres años para
pagar la expropiación de la fábrica
y un año más para iniciar
el proceso expropiatorio. Y la ley recién
se había declarado el 26 de enero
del 2009… Entonces, la decisión
está por fuera de todos los plazos
normales. Hay muchas empresas que han tenido
hasta una prórroga en las expropiaciones
y ningún juez lo cuestionó;
el síndico podría haber cuestionado
la inconstitucionalidad de la ley en la
ciudad y no lo hizo”.
En la misma entrevista
Murúa da su lectura del intento de
desalojo, al declarar la ley inconstitucional,
según él es porque “hay
una decisión política clara
de desalojar un proyecto. IMPA no es solamente
una empresa recuperada. Nosotros no somos
trabajadores que recuperamos una empresa
y nos quedamos haciendo pomitos: nosotros
somos un espacio más de resistencia”.
A las decenas de
trabajadores, preparados para resistir cualquier
intento de desalojo, se le suman las organizaciones
sociales que los apoyan. Mientras le piden
al estado nacional que intervenga con los
bienes de la fábrica como garante
realizan las vigilias con la intención
de disuadir posibles intentos de desalojos
en forma pacífica, con alegría,
al aire libre, escuchando música,
viendo películas, explicando el conflicto…
en definitiva: resistir estando juntos.
R.S.
Revista El Abasto, n° 131 , mayo 2011.