¿Por qué
los porteños votamos como votamos?
Según los politólogos
Edgardo Mocca y Miguel de Luca (en una entrevista
en Miradas al Sur, 164) nuestro
electorado local es, en términos
políticos, el más volátil
de todo el país y no tiene demasiado
apego por las identidades políticas
tradicionales: “Es capaz de premiar
con altos niveles de popularidad, por un
tiempo, a dirigentes muy distintos. Su afinidad
puede pasar de Carlos Chacho Álvarez
a Domingo Felipe Cavallo. De Elisa Carrió
a Luis Zamora. De Aníbal Ibarra a
Ricardo López Murphy”.
Según
estos politólogos es “el más
permeable a la influencia mediática
y al imaginario dominante de cada época.
Pero, al mismo tiempo, como contradicción
y contrapeso, tiene cierta tendencia a nadar,
como el salmón, contra la corriente
del resto del país. Es individualista
y crítico, con razones o simplemente
porque sí. Es proclive a las fuerzas
políticas que surgen por fuera de
las tradicionales”.
De Luca sostiene:
“En la Capital, es posible instalar
un candidato casi sin estructura partidaria.
Alcanza con tener el dinero suficiente para
una buena campaña mediática.”
Y esto concuerda con que muchísimos
porteños pusieron su voto en contra
de lo que le conviene a su clase social,
porque aunque el macrismo se maquille de
apolítico, las clases siguen existiendo
y no necesitamos lo mismo los que trabajamos
que los que viven de rentas.
A esta mirada quiero
agregar mi vivencia cotidiana donde, mediante
mi intercambio habitual con vecinos y especialmente
comerciantes vengo notando una resistencia
bastante marcada al kirchnerismo, donde
muchos me expresan miedo por que continúen
concentrando poder. Sabemos que el poder
corrompe y hay sobrados ejemplos. Y aunque
el PRO haya mostrado ejemplos de sobra de
su corrupción, y en especial de mala
praxis, muchos eligen a Macri porque les
alcanza con saber que así “al
menos el poder queda repartido”.
También hay versiones
que dicen que están los que se sienten
beneficiados con el kirchnerismo a nivel
nacional, pero prefieren que el macrismo
domine la ciudad para mantener el país
inclusivo por fuera de la General Paz, con
la esperanza de que no crezca la población
villera.
Si bien el kircherismo
no hizo una mala elección aumentando
sus bancas legislativas, manteniendo la
posibilidad de balojate y cierta injerencia
en las 15 comunas, el gran ganador es el
PRO. El 20% de diferencia es un número
complicado para remontar. El PRO ganó
bancas en la Legislatura y ¡la conducción
de las 15 comunas! Sin embargo, van a tener
que coordinar en una tarea ejecutiva zonal
con otras fuerzas políticas. Esperemos
que las tendencias partidiarias e ideológicas,
al momento de hacer, no se vean paralizadas
por los que, desde diciembre, tengan que
coordinar los centros comunales. Los vecinos
podremos acompañar desde los consejos
consultivos comunales para, no solamente
pedir, sino también exigir que las
cosas se hagan. Que todo evolucione para
bien y que “la fuerza nos acompañe”.
Rafael Sabini
[email protected]
Revista El Abasto, n° 133 , julio 2011.