Cristian Alarcón,
escritor y periodista, sobre el Abasto
“La experiencia
de lo imprevisto”
Los barrios pueden convertirse en laberintos.
Cada cual traza sus propios recorridos posibles
en busca de la salida. El prestigioso escritor
y periodista Cristian Alarcón ha
compartido con la barriada el suyo, a fuerza
de crónicas y elogios al bohemio
Abasto.
Estamos en el Centro
Cultural de España en Buenos Aires,
ubicado en Florida al 900. Acaba de terminar
la segunda charla de Narrativas
de la realidad, organizado por el CCEBA
y el Ministerio de Cultura porteño.
Este ciclo de encuentros
con periodistas, investigadores y escritores
convocó a destacadas figuras de Argentina,
España y América Latina durante
tres jornadas (1,2 y 3 de septiembre). En
nombre de este medio asistimos a los debates
para así dialogar con el periodista
Cristian Alarcón.
Terminada la charla
que dio junto a varios colegas, suena el
aplauso final y la gente despeja la sala
principal de este espacio cultural. Entonces,
nos acercamos al autor de Cuando me muera
quiero que me toquen cumbia y Si me querés,
quereme transa, ambos premiados en reiteradas
ocasiones. Este ex redactor de Página
12, TXT y tantos otros medios, accede
a nuestro pedido, por lo que nos dirigimos
hasta la biblioteca del CCEBA. Junto a él
ponemos la lupa sobre los laberintos abastenses.
Dueño de una pluma
ágil, fresca y certera, con la cual
ha investigado en los últimos años
la narco-cultura en barrios y villas porteñas,
se ha convertido en una de las voces más
autorizadas para analizar este fenómeno,
con una rigurosidad apasionante.
Con esta misma exhaustividad,
Alarcón, docente de la Fundación
Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI)
que preside Gabriel García Márquez,
define a la zona de Abasto como “La
experiencia de lo imprevisto”.
El punto de partida
de esta entrevista es una crónica
publicada en la sección Cultura de
la revista Debate, titulada “Última
noche con Amy”. Este homenaje a la
cantante de soul reviste el paso del prestigioso
hombre de letras por el barrio.
“¿Cuántas
fiestas y cuántas desgracias suceden
a la misma hora y casi a las mismas personas?
Mientras la música de Amy sigue sonando,
en el bar más peruano de el Abasto
se arma una fiesta como aquellas de las
que sólo la noche porteña
y la amistad regada con alcoholes varios
puede lograr. Al día siguiente, qué
triste, pero qué triste, encontrarse
con los vasos rotos”, introduce su
relato.
“Escribí
la crónica iniciándola en
el restaurante El Rey: es el mejor para
ir a comer en el barrio. Me siento muy cómodo
por el Abasto, es un mundo mítico,
fundacional para esta ciudad”,
enfatiza. “A pesar del shopping, o
con él, sobrevive una manera de habitar
la ciudad, una manera invasiva e inclusiva”,
expresa sobre el ícono de esta zona.
“Es
un barrio de tugurios, de migrantes, es
un barrio multicultural, diverso
diría yo, que se conserva como un
espacio vital, a pesar de que la ciudad
se auto-engulle y se quiere convertir en
la sucursal de los barrios neoyorquinos”,
añade con visión crítica.
Para finalizar este encuentro,
Alarcón destaca otro sitio que para
él es fundamental en su historia
con Abasto: “la sede de la Orquesta
Típica Fernández Fierro, el
Club Atlético Fernández Fierro;
no es menor para mí porque varias
de mis noches las he pasado disfrutando
de sus tangos hasta el amanecer”.
Nuestro encuentro
con este notable escritor llega a su fin.
Apretón de manos mediante, nos despedimos
a la espera de sumergirnos en un nuevo laberinto.
Porque antes que
nada, “la experiencia de lo imprevisto”
marca el paso en el barrio de Gardel.
J.M.C.
Revista El Abasto, n° 135 , septiembre
2011.