Mi viejo
Dado que en este número
entrevistamos un par de veteranos aprovecho
el tema para recordar a un viejo muy importante
para mí, Don Antonio, mi viejo.
Un tano voluntarioso y trabajador.
Llegó a principios del siglo XX sólo,
con sus catorce años, pero con muchas
ilusiones y esperanzas.
Dejó en una aldea de su Italia natal
a sus viejos y rumbreó para estas
playas buscando un lugar más propicio.
Aquí trabajó en el frigorífico
Smithfield en Zárate, comenzó
como peón y llegó a capataz.
Se casó con una criolla y tuvieron
ocho hijos, familia tipo en esa época.
Cultivaba una huerta, después de
la jornada laboral, que nos proveía
de frutas y verduras todo el año.
Habilidoso para hacer de todo: albañil,
herrero o carpintero... se las ingeniaba
para hacer todos los trabajos.
Nunca tuvimos privaciones y nos inculcó
normas de conducta que nos guiaron en la
vida.
Yo te evoco y te digo:
GRACIAS VIEJO.
P.C.
Revista El Abasto, n° 136 , octubre 2011.