Ladrones de Bicicletas
Dos tradiciones a una misma
hora
El ciclo Ladrones de Bicicletas, que se
emite por FM Boedo (88.3) los sábado
de 10 a 13 lleva hasta sus estudios invitados
a tomar vermut y charlar, cual vecinos de
antaño sobre cuestiones de la vida.
Mientras, nosotros los visitamos para hablar
acerca del desafío de los medios
emergentes que dicen presente en la escena
comunicacional.
“Enseguida
volvemos”, remata uno de los conductores.
El operador pone al aire un tema para animar
el mediodía de sábado. Dentro
del estudio, el invitado continúa
con su argumentación. De tanto en
tanto, su mano se dirige a la suculenta
picada que rebosa sobre la mesa de trabajo.
Las manos de los demás conductores
siguen la misma línea, mientras acompañan
con un vermut.
Dan la una en punto.
Llega la hora de despedirse y agradecer
la presencia del invitado, Roberto Baradel
en esta ocasión, Secretario General
del gremio docente de la Provincia de Buenos
Aires, SUTEBA. Lo antecedieron figuras como
el legislador Gonzalo Ruanova (Nuevo Encuentro),
Daniel Divinsky, de Ediciones de la Flor,
emblema de la historieta argentina. Y la
lista continúa.
Pasados los agradecimientos
y la foto para recordar el encuentro con
Baradel, llega el turno en que los entrevistados
sean los mismos Ladrones de Bicicletas.
Entonces, nos recostamos
en los sillones de la sala principal de
FM Boedo, que transmite desde el Centro
Cultural El Surco, referente de la actividad
en el sur de la Comuna 5.
Siguiendo la tradición
de la picada, repasamos los comienzos de
este ciclo radial al que sus hacedores resaltan
como “un colectivo” que “construye
y plantea su dinámica en el programa”.
Se suben al bondi Alejandro San Cristóbal,
Javier y Martín Borrelli, Fátima
Montivero, Lucía Ursi, Nicolás
Sabuncuyan y Jonathan Thea.
Poniendo primera,
es necesario retrotraernos a 2004, el punto
cero de un camino que los llevaría
por cinco emisoras diferentes, entre ellas
radio Universidad de la UBA, hasta dar con
este espacio, en el que, dicho sea de paso,
muchos de sus integrantes desempeñaban
tareas culturales o políticas.
“Fue mutando bastante
el ciclo”, repasa Thea con respecto
a los condicionamientos de formato y contenidos
que suponía el “cambio de horario
y día”. “Más que
una decisión propia fue como una
imposición del espacio al que llegábamos.
Pasamos de estar un día a las 10
de la noche a estar todos los días
a las cinco de tarde. Después tres
veces a las once de la mañana. Y
así”, recuerda Montivero.
Sin embargo, desde
el comienzo hubo una columna vertebral que
movilizaba los contenidos y la organización
del programa: “La idea se mantuvo,
analizar la actualidad política,
cultural social, con dinamismo, mezclado
con entretenimiento. Es la esencia de lo
que tratamos de hacer”.
Y en eso, llegó
el vermut. Esta tradición, con un
acople brillante en los mediodías
de barrio “arrancó cuando se
empezó a transmitir en FM Boedo”.
A fin de reforzar este estilo distendido
pero atento, se llegó a la conclusión
de que “calzaba justo para tener un
entrevistado en piso, hacer una nota con
cierto grado de profundidad análisis,
pero relajada. En una picada con vermut
se ayudaba a dar ese clima”, cuentan
mientras degustamos cuadraditos de jamón
y queso.
Hablando sobre el
programa en particular, la charla deriva
en la concepción que los mismos hacedores
del ciclo tienen sobre la comunicación
y el potencial del colectivo que lleva años
trabajando contenidos propios.
En este sentido,
sus integrantes coinciden: “Dentro
de su complejidad, no queremos caer en la
concepción alternativo-masivo. No
es una categoría política
para analizar el aspecto comunicacional.
Hay medios no masivos con los que no compartimos
nada, y viceversa”.
Acto seguido, anida
una reflexión que trasciende tanto
a Ladrones de Bicicletas como a la emisora
de Boedo. “La experiencia de los años
noventa con respecto a los medios comunitarios
y alternativos fue por demás interesante,
sin embargo, vemos cumplió su etapa,
hay que dar un salto, hay que avanzar hacia
adelante”, sintetiza Jonathan con
énfasis.
¿Qué
significa esto? “Hay que llegar a
mucha gente y para eso hay que estar capacitado
y hacer contenidos de calidad. En esa búsqueda
avanzamos, es el camino que queremos recorrer”,
resumen los demás integrantes.
Eso sí, un
pilar fundamental para dar con este objetivo
es lograr conectarse con el oyente desde
otra perspectiva: la proximidad. “A
la hora de comunicar a nosotros entendemos
que es básica la noción de
identidad. Es un elemento muy importante
para llegar a la gente. Creemos que hay
que recuperarlo. Es difícil, venimos
de muchos años en la que se ha diluido.
Es complejo. Si sabemos que a la gente le
llegas de otra manera, si le hablas de su
propia historia y lo que tiene que ver con
su propio territorio”, asegura Thea.
“Sobre todo
en la ciudad, se ha perdido esta noción.
Hay poca identidad barrial, aunque uno haga
el esfuerzo para que prevalezca. Es consecuencia
de problemas como vivienda, que es latente.
En esta zona hay gente con apego particular
con la historia de su territorio. Queremos
tocar ese punto sensible”, añade.
Cerca del final,
analizan que en Ladrones de Bicicletas cuando
se arma el programa, siempre la discusión
sobre los temas a tratar al aire pasan a
un segundo plano detrás de “los
debates de política, actualidad,
los que terminan siendo los disparadores”
de lo que se hace el sábado. “Todos
nos hemos enriquecido. Es una gimnasia para
la reflexión. Está formado
por estudiantes de cine, economistas, etc.
Siempre ha pasado gente por el programa
que ha quedado con un aprecio importante.
No ha sido fácil permanecer siete
años”, rescatan sus integrantes.
Sin lugar a dudas, dos
tradiciones se saludan: el sabor de un buen
programa radial se parece a una picada con
vermut un sábado de mediodía.
Si lo quieren comprobar, ya saben, el dial
del 88.3 los espera. ¡Salud!
Juan Manuel Castro
[email protected]
Revista El Abasto, n° 137
, noviembre 2011.