Odisea porteña
hacia el 2012
Lo futuro lo vamos gestando
nosotros, todos nosotros, sobre la marcha.
Claro que algunos tienen más poder
que otros para eso y a parte de ese poder
se accede mediante el voto popular. Si
miramos nuestra ciudad, dentro de la Avenida
General Paz, seguimos en las mismas manos
que los últimos cuatro años,
profundizando en una política neoliberal
que pretende impulsar, y espero que algo
quede de eso, un modo eficiente, moderno
e innovador. La realidad es que la política
social no es su punto fuerte. En Educación,
por ejemplo, mientras arreglaron parte
del problema edilicio de las escuelas
hacen sin consultar cuestiones que ponen
de punta a los gremios de los docentes.
Porque esa es una marca de esta “administración”,
hacer sin previamente generar consenso
con los directamente involucrados como
históricamente intentan los políticos.
Por ende, así como las clases terminan
el año de paro en paro, no sería
fantasioso suponer que comenzarán
del mismo modo. Algo nuevo es que las
notebooks del plan SarmientoBA vienen
siendo entregadas a los chicos de las
escuelas públicas primarias (y
desde la Nación a los secundarios).
Eso va generando un cambio de paradigma
en muchos aspectos, alfabetizando con
una herramienta de la actualidad con sus
virtudes e incertidumbres.
En salud
la cosa continúa sin demasiado
brillo, siguen los curros de las prepagas
y las obras sociales cuando nadie puede
discutir –indistintamente de su
color político– que debería
ser un derecho que todos accedamos una
buena cobertura médica.
La cultura
porteña se luce, pero seguimos
en los grandes y consagrados que “bajan”
cultura al pueblo... ¿Cuándo
tendremos un ejecutivo que considere que
el pueblo es el productor principal de
cultura y que en lugar de trabar la creación
deberá apoyarla?
Luego está
la edificación constante y sin
demasiado control con sus consecuencias
trágicas. Encima toda esa edificación
no es más que inversión
que olvida el patrimonio, así como
tampoco se considera la necesidad de “un
vivienda digna”, como reza la Constitución.
Un IVC porteño que es un chiste,
ni siquiera ayuda ya a los más
necesitados (de los trabajadores y las
capas medias se vienen olvidando hace
rato). Pero eso sí, mientras el
dólar presenta un cambio negro
paralelo y el Banco Hipotecario -que en
épocas del tan mentado Juan Domingo
Perón invirtió dinero para
que la gente acceda a créditos
coherentes- no larga un sope en mejores
condiciones que otros bancos (que todos
sabemos lo que son, porque diez años
de memoria no es demasiada exigencia para
nadie) nuestra presidenta nos recomienda
“invertir en ladrillos”. ¿No
sería, pregunto desde el llano,
más “nacional, popular y
democrático” recomendar no
comprar a precios tan elevados (en relación
a nuestros ingresos medios) y mientras
invertir en crear viviendas desde el estado?
Es de esperar
también que la quita de los subsidios
sume a la hora de profundizar en un proyecto
justo de país donde las diferencias
sean menos tajantes y donde este suelo
siga siendo el de las oportunidades y
no implique una suba generalizada como
auguran los que están perdiendo
el control de la palabra.
Para concluir
con este fugaz balance, y respectiva proyección
para el 2012, quiero aclarar que soy un
convencido de que los mayas no era ningunos
ignorantes así que pienso que bien
podemos pensar que el año que viene
vamos a vivir muchos cambios por el cambio
de era con su consecuente cambio de conciencia
(sin llegar por eso a la concepción
cristiana del fin del mundo). Tendremos
que cuestionarnos algunas cosas y luchar
unidos por otras. Tal vez esté
llegando la hora de comprender que nuestras
vidas están en nuestras manos y
que delegar poder no implica olvidarse
de todo y solo criticar, avecinándose
así épocas de participación
(votamos comunas) e involucramiento (cooperadoras,
nuestras respectivas cuadras, clubes y
otros ámbitos barriales) y también
de cuestionamientos ideológicos
profundos evitando caer en el fanatismo
ciego.
Espero,
en definitiva, que el 2012 nos encuentre
más unidos, bien encaminados en
la construcción de un mundo más
justo, próspero para muchos más
y con más momentos de alegría
y felicidad. Por todo eso y a toda la
barra, ¡salud!
Rafael Sabini
[email protected]
Revista El Abasto, n° 138 , diciembre
2011.