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Secretos y curiosidades
de nuestro barrio
¿Cuánto
sabemos sobre la historia atípica
de Almagro, Balvanera y alrededores? Para
nutrirnos y dar una respuesta más
completa siempre es bueno contar con la
voz de aquellos sabios y estudiosos que
conocen a Buenos Aires como la palma de
su mano para narrarnos -como a los chicos-
historias que nos dejen atentos de comienzo
a fin.
En esta nota rescatamos unas cuantas de
Las mil y un curiosidades de Buenos Aires,
libro de autoría de Diego M. Zigiotto,
editado por Norma Editorial el cual fue
Declarado de interés cultural por
la Legislatura de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. Atentos que, según
informó el autor está pronto
a reeditarse.
Cementerios
acá nomas
El predio delimitado por Hipólito
Yrigoyen, Pasco, Adolfo Alsina y Pichincha
es, desde 1928, la Plaza 1º de Mayo.
Hasta 1892 lo había ocupado un
cementerio no católico, el “de
los disidentes”. Luego de su cierre
los restos fueron trasladados al Cementerio
de Chacarita, pero no todos, sino que
muchos permanecen aún en la plaza,
bajo los añosos árboles.
Por ejemplo, allí descansan Elizabeth
Chitti, la mujer del almirante Guillermo
Brown, y James Bevans, uno de los primeros
ingenieros llegados a Buenos Aires.
En la manzana delimitada por Hipólito
Yrigoyen, Esparza, Loria y Rivadavia en
1914 el Ejército de Salvación
levantó su sede, una especie de
réplica de castillo medieval. El
edificio fue proyectado por el ingeniero
W. Campbell. Es más, allí
funciona la Juegoteca de Almagro. Desde
allí, los cadáveres de animales
abandonados en las calles de la Buenos
Aires antigua eran cargados en carros
hasta la llamada “manzana de la
basura”, donde se concentraba parte
de la recolección de residuos hasta
1888 para luego ser cargados en tren hasta
Parque de los Patricios.
Arquitectura
única
En Rivadavia y Ayacucho llama la atención
un edificio, obra del español Rodríguez
Ortega; en este caso, por su cúpula
vidriada. Hay varias esculturas en la terraza,
que son copias de piezas del catalán
Antoni Gaudí. Una frase en la fachada
reza en latín que “No hay sueños
imposibles”, un buen lema para tener
en cuenta.
En Rivadavia 2031 se levanta la llamada
“Casa de los lirios”, del ingeniero
Eduardo Rodríguez Ortega. Es uno
de los ejemplares más logrados del
art nouveau en Buenos Aires. Los manojos
de jacintos que envuelven el frente le otorgan
un aspecto casi fantasmal, trepando por
sus balcones y la totalidad de la fachada.
La contención de la baranda superior,
con forma de hombre barbudo, respeta las
líneas libres y sueltas del art nouveau.
El Pasaje Verdier, Deán Funes 583,
es un cul de sac que mandó a construir
Celestino Verdier en 1911. Se destaca una
curiosa construcción, con forma de
pequeña capilla o confesionario,
pero una gran reja cubre su entrada e impide
ver el interior. En la actualidad, se encuentra
en malas condiciones de infraestructura.
El Pasaje Sarmiento tiene entradas por Rivadavia
2645 y Bartolomé Mitre 2646. Parece
un patio andaluz. Si bien fue construido
en 1893, su actual aspecto de jardín
árabe es resultado de una refacción
de 1944, promovida por los hermanos Coton,
sus propietarios de entonces. Ese año
se cerraron las entradas con puertas y se
subdividió el interior como una sucesión
de patios, y así perdió su
fisonomía primitiva. Para abrir los
locales de Rivadavia y Mitre fue necesario
angostar las entradas.
En Teniente General Perón 263 se
levanta la torre Saint, de trece pisos,
ornamentada en estilo art-decó. Su
interior exhibe grandes columnas egipcias,
y la terraza, dos pirámides, ahora
muy deslucidas e incluso sin punta. El edificio
es de 1928, e influyó en su construcción
el descubrimiento de la tumba del faraón
Tutankamón seis años antes.
El Pasaje Torres, Rivadavia 2944, frente
a la plaza Miserere, fue construido en 1856
por Clodomiro Torres, fundador del pueblo
homónimo en la provincia de Córdoba.
La casa y el pasaje continuaron por generaciones
en manos de sus descendientes. Actualmente
está muy deteriorado, y la mayoría
de sus casas han sido tomadas.
Historias de Plaza
Miserere
El nombre de la Estación Once de
Septiembre del Ferrocarril Sarmiento no
recuerda la fecha del fallecimiento de
Domingo F. Sarmiento en 1888, sino al
11 de septiembre de 1852, cuando Buenos
Aires se rebeló contra el presidente
Justo J. de Urquiza y se separó
del resto del país.
En 1932 trasladaron los restos de Bernardino
Rivadavia desde el Cementerio de la Recoleta
al mausoleo inaugurado en su honor en
la Plaza Miserere. En el cortejo se encontraba
el General Pablo Riccheri. Como ya no
hacía falta, se demolió
en el cementerio la bóveda del
primer presidente argentino, construida
por la Sociedad de Beneficencia, que Rivadavia
había creado. Las vueltas de la
vida hicieron que en ese lugar se levantara
la bóveda que guarda, entre otros,
los restos de Riccheri, fallecido en 1936.
La plaza frente a la estación del
FC Sarmiento no se denomina Once sino
Miserere, el mismo nombre que lleva la
estación de subte. Lleva ese nombre
por un antiguo vecino de la zona, Antonio
González Varela, apodado “el
Miserere”, es decir, el misericordioso,
conocido por su bonhomía y generosidad.
En 1797 donó los terrenos donde
se levanta la iglesia Nuestra Señora
de Balvanera, Bartolomé Mitre y
Azcuénaga. Antiguamente el lugar
había funcionado como apeadero
de carretas.
Unas
de creyentes
En 1865 Buenos Aires tuvo su primer arzobispo,
Mariano Escalada Bustillo. Ese año
la diócesis porteña fue
elevada a Sede Metropolitana. En 1870
Escalada partió a Roma para asistir
al Concilio Vaticano I, y falleció
en esa ciudad el 28 de julio. Los restos
de monseñor Escalada descansan
en la Iglesia Regina Martyrum, Hipólito
Yrigoyen 2025, Balvanera.
En 2004 se encontró detrás
del altar de la iglesia de Balvanera una
imagen de San Expedito, que se exhibió
al público, en coincidencia con
un boom de veneración al santo,
hasta entonces ignoto en Buenos Aires.
El santo se volvió famoso gracias
a la comedia televisiva “Los Roldán”:
el personaje que interpretaba Claribel
Medina le rezaba a San Expedito, patrono
de las causas urgentes. La iglesia de
Balvanera se ha transformado en un santuario.
Los días 19 de cada mes, fecha
del santo, gran cantidad de fieles se
dan cita en el lugar.
En 1842 la iglesia Nuestra Señora
de Balvanera fue bautizada Balvanera de
la Encarnación, en homenaje a Encarnación
Ezcurra, la mujer de Juan Manuel de Rosas,
fallecida cuatro años antes. Esta
advocación se eliminó tras
la caída de Rosas en 1852.
Barrio
de tango
Para cerrar este recorrido por la Buenos
Aires que se esconde al ritmo de las historias
desconocidas, como en un tango, volvemos
a las fuentes. En este caso repasamos
algunas anécdotas de esta zona
bañadas por las melodías
del dos por cuatro.
El Pasaje Enrique Santos Discépolo
tiene entradas por Lavalle y Callao, y
Riobamba y Corrientes. Forma una curva
en forma de S, vestigio de las vías
del antiguo FC del Oeste, que corría
por allí. El ramal tomaba luego
Corrientes hasta Pueyrredón, y
por ésta hasta Bartolomé
Mitre. Hasta no hace mucho tiempo se llamaba
Rauch, denominación que pasó
a una calle del barrio de Almagro. En
2005 el pasaje fue embaldosado y transformado
en peatonal.
Según dice el autor el tango “Cafetín
de Buenos Aires”, de Enrique Santos
Discépolo y música de Mariano
Mores, está dedicado al Café
O'Rondeman, que se encontraba en Agüero
y Humahuaca, frente al Mercado del Abasto.
Fue demolido a principios de 2006. Casa
que apadrinó a Carlos Gardel y
donde dicen comía sus platos favoritos:
puchero y milanesa con papas fritas.
Aquí termina este breve, pero sentido,
recorrido por las calles donde vivimos,
trabajamos y, por qué no, también
soñamos. De la mano de estudiosos
como Zigiotto, dar rienda suelta a la
fantasía y profundizar nuestro
conocimiento es posible.
Juan Manuel Castro
[email protected]
Las imágenes de esta nota (salvo
la última, del O´Rondeman)
están tomadas del perfil del Facebook
del libro en cuestión.
Revista El Abasto, n° 140 , febrero
2012.
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