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TRÁNSITO PORTEÑO,
II
No hay shock ante muertes
anunciadas
En Buenos Aires, el tránsito
colectivo pasa por buses (y minibuses)
y ferrocarriles (de superficie o subterráneos).
Como en tales medios se desplaza la gran
mayoría de los viajeros de la ciudad
(a veces combinando modalidades, incluso
colectiva e individual, como por ejemplo
tren y bici), es el tránsito colectivo
el factor de mayor relevancia en la cuestión
del tránsito.
En la edición anterior tratamos
de establecer algunos criterios para entender
lo entendible de la estremecedora hecatombe
acaecida en Once, hace un mes.
Sin embargo, había desde antes,
un par de aspectos sobre el tránsito
porteño que entendimos y entendemos
merece nuestra atención. Porque
se trata de la calidad de vida de nosotros
mismos, como habitantes, sufridos habitantes
de una megalópolis.
En primer lugar, una observación
sobre la distinción entre tránsito
individual y colectivo. El tránsito
es en sí mismo una construcción
necesariamente colectiva, por más
que al ver el comportamiento de algunos
“autistas” pueda alguno imaginar
que es una actividad puramente individual,
hecha en el mayor aislamiento…
Por lo mismo, todo abordaje del tránsito
automotor, del motociclismo o del ciclismo
(que vemos afortunadamente en auge) implica
“leyes de juego” colectivas.
Y así considerado, entendemos que,
como era de suponer, la intención
de otorgarle un trasero de seis u ocho
metros cuadrados a cada automovilista
ha resultado infructuosa, inviable. Me
refiero a quienes pretenden desplazar
no ya sólo su osamenta sino la
carcasa lo más último modelo
que puedan en donde desplazan aquélla,
y que pretendían llegar con ello,
con todo ello, al mismísimo microcentro.
Al trabajo en El Bajo, a los bancos, a
las oficinas de “la city”,
como dicen algunos tan educados en neocastellano
básico…
Hasta los gobiernos más “autistas”,
tanto el nacional como el porteño
que compiten entre sí por su amor
al automovilismo, han tenido que rendirse
a la terca y sólida realidad: no
caben.
Prohibiendo,
pero apenas, la entrada de autos
No hay mucho de qué extrañarse.
La megalópolis que nos aloja anda
por los 14 millones de humanos. La capital
nacional, propiamente dicha, por los 3
millones. Con una tendencia uniformemente
acelerada a que el número de automóviles
se acerque progresivamente a aquellos
totales.
La idea de “ir en auto al centro”
podría ser admisible, aunque con
muchos reparos, en ciudades de cientos
de miles de habitantes. Allí todavía
el sentido común puede no haber
sido desfondado con colas, estrechamientos
más o menos inesperados y “horas
pico”. Tales urbanizaciones podrían,
a su vez, apostar mucho más al
ciclismo, por ejemplo que al automovilismo.
Tras un siglo de eclipse relativo de las
bicicletas a causa del éxito automovilístico,
las bicicletas -ante el ahogo creciente,
circulatorio y material- están
volviendo por sus fueros. De todos modos,
aquella idea de ir en auto al centro en
Buenos Aires es sencillamente un atentado
al sentido común, que va quedando
cada vez más en evidencia. Por
eso, hasta “las autoridades”
han establecido la prohibición
de ingreso al microcentro.
Pero dicha prohibición no alcanza.
Como toda prohibición en sí
misma no resuelve nada. Atender la circulación
de los volúmenes de población
y actividades sociales, económicas,
deportivas, turísticas, gremiales,
políticas, religiosas, artísticas
es, como la mera enumeración lo
revela, algo complejo.
El gobierno de la ciudad ha encarado al
menos la cuestión. Aunque de una
manera increíblemente parcial.
Pero sí basándose en la
realidad física que expusimos al
principio de esta nota: no caben autos
en la densidad del microcentro.
Esto ya se veía con la formación
espontánea, no institucional, de
calles peatonales en esa zona, desde hace
años, décadas… era
muy llamativo apreciar como el río
humano se imponía sobre el tránsito
de los cada vez más exiguos autos
por calles como Reconquista, 25 de Mayo
(ni hablar de las peatonales clásicas
como Lavalle y Florida…).
La parcialidad de la medida tiene que
ver con lo exiguo del período de
prohibición (cinco horas, de 11
a 16, cuando los problemas del tránsito
cotidiano sobrepasan largamente ese horario)
y lo recortado del área en que
rige la prohibición (de Av. Córdoba
a Av. de Mayo y de L. Alem a la 9 de Julio),
cuando el fárrago automotor excede
tanto ese perímetro. Pero bien
se lo puede entender como primera medida
y primer mojón de limitaciones.
Bicicletas y bicisendas
La expansión de las bicisendas
es un aspecto importante, fundamental
para la vigorización del ciclismo.
Pero su construcción sigue teniendo
los defectos de la inauguración
de otro “efectista” de las
bicisendas; de la Rúa, en su tiempo
de gobernador porteño.
En aquel momento, se anunciaron con bombos
y platillos bicisendas que fueron nada
más que pintarlas encima de caminos
peatonales como en el caso de los parques
de Palermo. Con lo cual, dificultaron
los paseos a pie (y a los propios ciclistas)
y no afectaron en lo más mínimo
al automovilismo, entonces “vaca
sagrada”.
La modalidad de bicisendas del gobierno
actual ha sido, empero, de mayor envergadura.
Y por empezar, se le ha empezado a quitar
superficie de desplazamiento, o de estacionamiento,
al automovilismo. Coherente con la política
actualmente restrictiva al tránsito
de automóviles. Pero muchísimas
bicisendas no son sino pintadas sobre
el pavimento.
Por ejemplo, se ha tratado de pintarle
dos sendas intransitables a los ciclistas,
encima del empedrado que bordea las calzadas.
Más que un tránsito parece
ser una prueba de dificultad. Y como rasgo
sádico, probablemente producto
de la ignorancia, tales bicisendas suelen
ser marcadas con pequeños mojones
de unos 10 cm de altura, que constituyen
verdaderas trampas para el ciclista que
por alguna razón tropiece, se lleve
puesto a uno… (en otros sitios,
tal vez porque ha intervenido algún
ciclista en el diseño, han aparecido
bloqueadores en plano inclinado que aminoran
al menos el peligro de impacto…).
Algunas bicisendas, de las “robadas”
a los caminos peatonales, aunque “dibujadas”
dobles, son sólo transitables en
una vía, porque la que suele estar
del lado de la pared no sólo ha
sido diseñada con bastante estrechez
sino que en muchísimos paredones
la vegetación, hermosa y todo,
cubre casi toda esa senda…
Algunos cálculos de tiempos de
desplazamiento permitirían suponer
que la optimización del uso de
avenidas en doble tránsito ha mejorado
la circulación. Así que
esa medida, pese al riesgo inherente a
la complejización del tránsito,
parece un acierto. Pero falta reconocerle
un espacio sagrado al ciclista. Y sin
resolver el tránsito motociclista.
Pero tanto el automovilismo particular
como el ciclismo y el motociclismo pertenecen
al área de los desplazamientos
individuales o casi individuales y siempre
van a ser insuficientes (junto con taxis
y remises, para capas con mayor poder
adquisitivo) para atender la circulación
de ciudades con millones de habitantes.
Con lo cual, el nudo problemático
del tránsito porteño recae
en los vehículos colectivos; trenes
(de superficie y subterráneos)
y colectivos propiamente dichos. Tantos
unos como otros merecerían algunas
otras consideraciones que prometemos al
paciente lector.
Luis E. Sabini
Fernández
[email protected]
Subte para aquí, subte
para allá:
La Legislatura le respondió al Congreso
La
última sesión legislativa
de marzo trató el traspaso del subte
ya avalado por Diputados. Nuestra Legislatura
porteña sesionó, tras frustrados
intentos, y aprobó declaraciones
pidiendo retrotraer la actual tarifaria
y solicitando el Acta Acuerdo firmada entre
Ciudad y Nación.
La sesión hizo foco en el tema que
desborda la agenda porteña. De este
modo, el legislador Cristian Ritondo (PRO)
pidió la alteración del orden
del día para tratar dos tablas de
Declaración presentadas por la bancada
de Proyecto Sur.
Por un lado, estaba se pedía que
Ejecutivo local retrotraiga el aumento aplicado
a principio de año en subtes y Premetro.
La otra declaración solicitaba al
Ejecutivo el Acta Acuerdo firmada el 3 de
enero de este año a la Legislatura.
Asimismo, la iniciativa expresa: "Todo
traspaso de competencias del Gobierno Federal
al de esta Ciudad Autónoma de Buenos
Aires debe realizarse con los recursos correspondientes,
en términos" de la constitución
nacional (artículo 75) y que ningún
acuerdo de transferencia queda perfeccionado
sin la previa ratificación de esta
Legislatura".
Luego de largas discusiones donde se debatió
el traspaso con o sin fondos, “el
retiro de los subsidios en épocas
de sintonía fina”; la situación
con la concesionaria como continuidad de
la década privatizadora; el sorpresivo
aumento de 1.10 a 2,50 de la tarifa al momento
de que el gobierno porteño se haga
cargo en un principio del subte que luego
se niega a administrar; el mal servicio
especialmente en horas pico en que los usuarios
viajan como ganado; el error político
que perjudica a los usuarios; la poca seriedad
como político de firmar un acta y
luego pretender que no tenga validez y todas
las opiniones posibles sobre el tema se
procedió a votar la declaración
sobre el pedido de retrotraer las tarifas
del subte y Premetro. El resultado fue de
28 abstenciones, 16 positivos y 13 negativos.
De este modo, se aprobó la Declaración
de retrotraer el precio.
Al votar la otra iniciativa –que implica
el traspaso con los recursos correspondientes-
el recinto presentó el siguiente
resultado: 36 votos positivos, 17 negativos
y 4 abstenciones. De este modo, quedó
aprobada la declaración por el Acta
Acuerdo. (La
cobertura completa).
Revista El Abasto, n° 142 , abril 2012.
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