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Los mejores tres minutos de poesía


¿Qué hay de nuevo en el circuito cultural porteño alternativo? La palabra es Slam. Allí los poetas muestran lo mejor de sí en un clima de asamblea, el público celebra y crece a cada encuentro. Esta iniciativa llega, en criollo y francés, al barrio de Abasto en forma de taller bilingüe.
De los grandes aportes de la historieta a la cultura universal nos llega en este caso el de una onomatopeya: “¡Slam!”. Es una palabra sacada de los cómics norteamericanos, que alude al ruido de una puerta que se golpea.
Así en las viñetas como en la poesía, la alusión al impacto, golpe, intensidad del momento es lo que se rescata para el mundo de las letras. “Es un torneo de poetas en el que se enfrentan mediante el puntaje de un jurado seleccionado del público y cada poeta tiene 3 minutos con 20 segundos, para leer o recitar o declamar su poema”, definen los organizadores de los encuentros. A su vez, “en esta forma de poesía oral y pública se busca atrapar al público e impactar con palabras e imágenes para despertar”, cuentan los organizadores del Slam Bilingüe. “El Slam da la posibilidad a todos de decir poesía en eventos organizados en cafés o lugares públicos. El Slam da la palabra a quien la quiera tomar”, desafían.
¿Qué hay detrás de esta invitación? Parte de la respuesta está en Abasto, más precisamente en el café-bar Troquet d´Henry (Guardia Vieja 3460). La primera versión de este taller, en tono formal desde el blog “Slam bilingüe”, es que “permite un acercamiento a la poesía y también un trabajo oral en producción y recepción. Permite abordar la escritura en un marco lúdico que favorece el reencuentro con el placer de escribir. Desde el punto de vista pedagógico proponemos una alternativa que permite la escritura en todas sus formas, y reapropiarse de la Lengua”.
De la visita a sitios web sobre el asunto, nos enteramos que este espacio de expresión poética tuvo origen en Chicago (Estados Unidos) en la década del ochenta y luego se expandió en el mundo entero. Ahora, en abril de 2012, el Slam llega al Abasto en forma de taller y encima, doblando la apuesta, bilingüe. De la primera idea de hacerlo en un espacio público -como una plaza o en la calle-, el sótano del Troquet d´Henry quedó como el subsuelo más poético de Almagro.
Cada miércoles de marzo y abril se reúnen cerca de 20 talleristas de todas las edades y providencias: desde editores con años de escritura a curiosos que vieron en esta propuesta algo innovador.
Previo a uno de estos encuentros, nos aguardan Diego Fantin, Juana “Sinmás” y la francesa Anita Tchikita. Sentados en una mesa repasando la grilla de actividades, hablamos sobre la visión particular de cada uno de los coordinadores del taller sobre esta nueva forma de compartir la poesía en el circuito porteño.

En el recorrido por apreciar qué se gesta en la cultura emergente, el Slam calienta motores pero todavía anda en pañales. Nació a principios del 2011 cuando Sagrado Sebakis (ver número de verano) junto con Sol Fantin (hermana de Diego) organizaron el primer Slam Argentino de Poesía Oral llamado Saca los Parlantes a la Calle. En este sentido, el centro cultural Pachamama, perdido en Villa Crespo, toma la cabeza y es sede los cuartos jueves de cada mes de este encuentro cada vez más convocante.
“También hay dúos leyendo, el autor es un sujeto poético que irrumpe en la escena. Es lo que está en vivo. Sos lo que leés. Cada uno pone lo mejor que tiene”, resalta Diego, quien se refiere al Slam como “una horizontalidad equitativa”. Por su parte, Juana asegura que en los Slams se busca un poco más la performance, un texto más directo que llegue de forma rotunda y de forma rápida”. Anita añade que el Slam “no está ni en la elite ni en el under, está en el pueblo” al mismo tiempo que suma el factor político: “Tiene el sentido de asamblea donde cada uno se levanta y habla, y está la noción del placer de escuchar, decir, mirar al otro”.
Ahora, ¿por qué Bilingüe? Del castellano al francés, y viceversa, el viaje de la lengua es lúdico y, en consecuencia, la perspectiva sobre las palabras no vuelve a ser la misma. “Ahora se llama Slam y le sumamos lo bilingüe, es decir que no hay una sola manera de escribir. Cada uno hace un poco su movilidad, hablamos de poesía, de oralidad, escritura, pero hablamos de pedagogía, de sociabilidad”, introduce Anita con su acento galo pausado y calmo.
Sobre ese punto, Diego suma: “Lo bilingüe descubrimos compartiendo con Anita que encontrarse con otra lengua desanda los caminos del lenguaje cotidiano. Es nutritivo para lo poético. Es buscar la manera de decir las cosas con una lengua hermana. Aprovechamos eso para lo poético”.
Por su parte, con la experiencia encima de residir en un país con una lengua ajena a su cotidianeidad, Anita añade: “El contacto con una lengua desconocida es una herramienta útil para eludir los caminos trillados del propio hablar, ofreciendo una interesante posibilidad de desarrollo creativo”.
El futuro de este taller, según sus coordinadores, yendo por la senda pedagógica, apunta a llegar a las aulas de escuelas secundarias, incluso ferias y exposiciones. En tanto, invitan a toda la barriada de Abasto a sumarse el 25 de abril, desde las 21, en la puerta de lo de Henry para el gran cierre del taller.
¿Qué nos quiere decir generacionalmente el Slam? Casi cerrando la charla, llega la pregunta a los coordinadores, cada uno con sus proyectos literarios y poéticos, acerca de cuál es el aporte que viene haciendo la generación sub 20 y sub 30 (y algunos subs más) más allá de los textos que queden para la posteridad. En principio, vienen a la mente iniciativas como la Feria del Libro Independiente, la cual se expandió a varios puntos del país y América. También vale contar el auge de las editoriales alternativas, la movida de ciclos poéticos y varietés, a contrapelo de una política gubernamental de clausura. En fin, hay suficiente tela para cortar.
A toda esta ebullición Juana la define como “un impulso” que se está dando la comunidad de este circuito cultural alternativo. “Había la necesidad de salir y plantarle al otro lo que uno piensa”, arremete para añadir con énfasis: “Solo nadie es, necesitamos aunar voces; no tiene sentido el escritor asilado en su cuarto, ¿para qué? somos muchos para compartir y crear todos juntos”.
Por su parte, Diego va un paso más adelante y afirma que en el marco de “una crisis de la subjetividad” hay generacionalmente “una respuesta emergente”. En otras palabras, se está redefiniendo “qué es ser autor, editor, quién te escucha”. Como punto de encuentro favorable, Fantin resalta los encuentros, como el Slam, donde se gesta un “ámbito social donde hay igualdad” y resume: “Es una nueva mirada sobre quiénes somos, no estamos en el ágora griega, estamos en un bar de Abasto, pero la horizontalidad y las ganas del encuentro a través de la poesía fluyen”.

J.M.C.


Revista El Abasto, n° 142 , abril 2012.


 

 

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