Trece años, vivita
y coleando
Se habla de triscaidecafobia
cuando alguien tiene miedo al número
13, cuestión bastante común
en Occidente. Se atribuye como principal
motivo a este temor, según la enciclopedia
mundial de la red de redes (Wikipedia),
al hecho de que en la Última Cena,
de los trece que sentaron a morfar murieron
dos -Jesús y Judas- en menos de
un día. Encima el capítulo
13 del Apocalipsis predice la llegada
del anticristo. Y así es como no
toleramos un martes trece, mientras la
parte protestante de Occidente teme al
viernes trece. Digamos que es un número
que muchas veces se omite, Fórmula
1 es un claro ejemplo de eso. Ayer escuchando
la radio dijeron en un programa que era
el 12 + 1. Parece que el Apolo 13 se accidentó,
al menos eso mostró una película
gringa. En muchos hoteles no se le da
el piso trece a los clientes, sino que
se utiliza para servicios, porque en este
sistema, donde reina el dinero, conviene
arriesgar a los laburantes y no a los
que ponen la mosca.
Pero si vamos
a los temores que se le pueden tener a
los números el cuatro en Oriente
crea tetrafobia. Mientras que los tanos
le temen al 17 (debido a que se escribe
XVII, y reordenando los números
podría ser VIXI, en latín:
“viví”, es decir “mi
vida es pasado”). También
está la hexakosioihexekontahexafobia
(¡la pucha, qué palabrita!)
que es el miedo al 666, explicitado en
el Apocalipsis como “el número
de la bestia”.
Volviendo al trece,
recordemos que para algunos es un número
atractivo. Es el favorito para festejar
los aquelarres, esas fiestas orgiásticas
donde se juntan las brujas y los brujos
para venerar a Akerbeltz. Y ahí
hay que ver hasta qué punto realmente
son los “malos”, ligados a
Satán. Hay teorías que señalan
que manejan otros saberes, que muchos
no quieren que se difundan, encima es
un culto pagano que compite con las grandes
religiones monoteístas. Y hablando
de una de ellas, el 13 fue el número
de las basílicas originales de
la cristiandad. Y la Luna da 13 órbitas
completas a la Tierra en un año,
por lo que el año maya tiene 13
meses de 28 días, sobrando así
un solo día y dos cada cuatro años.
Y ya que estamos con mayas, 13 también
son los ciclos “baktun” de
la “cuenta larga” del “gran
ciclo”. Y 13 son las semanas de
duración de cada estación.
En definitiva,
preferimos pensar que el trece es un número
más. En el ser humano suele ser,
año más año menos,
el umbral de la niñez a la adolescencia.
Para una revista marca una solidez y una
madurez considerable, teniendo en cuenta
que la mayoría sucumben al poco
tiempo. En nuestro caso incluso es valorable
que no hemos discontinuado su edición
jamás, saliendo siempre, de modo
ininterrumpido, a brindar diálogo
en la vecindad. Aquella revista que lanzó
con ganas su primer número en mayo
de 1999 continúa acá con
el mismo empuje, sino más.
Gracias a todos
los anunciantes, suscriptores, vecinos,
amigos y colaboradores por hacer que este
proyecto no solamente se haya materializado
durante estos trece años, sino
también porque juntos hemos logrado
consolidar esta publicación de
tal manera que hoy es un canal relevante
al momento de materializar gráficamente
lo que sucede en el barrio y sus comunas.
Gracias, a todos gracias, ¡la barra
eternamente agradecida!
Rafael Sabini
[email protected]