Reivindicación
artística a la cultura del
trabajo:
Ex Industria Argentina,
de la diseñadora Carolina Fernández
Oficio es cultura
Desempolvando
una máquina Minerva de impresión,
el proyecto Ex Industria Argentina,
de la diseñadora Carolina Fernández,
asoma en Abasto como la reivindicación
artística de la cultura del
trabajo, bajo la óptica de
nuestra argentinidad.
Si de
vocación, día del trabajador
y cultura del trabajo hablamos, podemos
estar horas y horas; más si
hablamos de la industrialización
de mediados de siglo pasado hasta
hoy en día, con sus dilemas,
contradicciones y desafíos,
claro.
Sin embargo, desde las calles de Abasto
emerge una iniciativa que desde la
cultura condensa las cientos de historias
que es la historia del trabajo en
Argentina en un proyecto de diseño
que combina tradición con futuro:
hablamos de Ex Industria Argentina.<
La hacedora
de esta iniciativa es la diseñadora
Carolina Fernández,
quien nos recibió en su casa
taller, compartida con el artista
Roberto Fernández.
Con respecto al pintor, lo nuestro
como revista es más bien un
camino de regreso.
Fernández ya es de la barra:
nos abrió sus puertas allá
por el lejano 2007. Mientras ambos
nos muestran que vienen atrasados
en la colección —llegan
hasta diciembre del año pasado—,
miramos a los alrededores de la casa
restaurada.
“La
compré en el `80 y le mandé
el techo, edificando para arriba”,
resume acerca de un enorme e imponente
trabajo que dio como resultado una
instalación que combina arte
con arquitectura. También,
ideal para tomar mates. Del fondo
de una casa chorizo levantó
varios pisos y combinó con
instalaciones artísticas (algunas
de ellas quedaron para la gráfica
mencionada). Hoy, uno de esos pisos
superiores sirve como expositor de
Ex Industria. Y hacia allí
vamos.
Mientras tanto, Carolina se define
en primer lugar como diseñadora
gráfica, pero a su vez reconoce
el desafío de “retomar
un oficio con otra mirada”.
“Hago, por un lado productos
de la marca Ex Industria y por el
otro me encargo de pedidos, que pueden
ser tarjetas, postales, sobres, papeles,
posters, rompecabezas”, enumera.
Con respecto
a nuestra visita la parada obligatoria
es el taller de Carolina. Ahí
damos con la magia de la máquina
Minerva, ahora en reposo, y con un
mueble lleno de linotipos. “Son
las letras de metal con las que antes
se imprimían los diarios”,
sintetiza Carolina y da una concreta
idea de lo que representa lo manual
dentro de su arte.
Con respecto
a la máquina Minerva, cuenta
que “así se imprimía
antiguamente”. “Es una
técnica artesanal, imprimo
uno por uno, entinto, limpio y después
sigo; los motivos los diseño
por computadora y si escribo un texto
largo uso los linotipos”. En
general, en los cuadernos de Ex Industria,
las contratapas son textos y leyendas
y el frente son diseños propios.
Sobre una
de las mesas hay varias postales.
Nos cuenta que son del más
nuevo proyecto que encaró:
hacer series limitadas con obras de
artistas, las cuales llevarán
la firma de cada uno de ellos. El
entrepiso es amplio para el trabajo.
La mesa es ancha y se ve a un costado
una vieja máquina de coser.
Los cuadernos además, vienen
con su respectiva bolsa de tela estampada
con serigrafías.
Identidad
Un piso más arriba damos con
los cuadernos, postales y demás
proyectos de Ex Industria. “El
primer producto fue Eva”, repasa
y muestra una pila de cuadernos. Son
de tapa dura de cartón rústico
con una estampa de Eva Perón,
efusiva, con los brazos en alto y
un listón celeste y blanco
que la rodea hasta la cintura.
Carolina reconoce que fue el que más
definió la esencia de este
proyecto. De este modo, acota que
Ex Industria se propone tener “identidad,
que sea argentino”. “Es
un producto que detrás del
cuaderno hay un montón de detalles,
tiempo; cada uno es único hasta
en su numeración”, suma.
Hay más: uno de los últimos
proyectos es el “Cuaderno de
puchero”, con una bolsa símil
mantel por su diseño y varias
estampas alusivas. Como las recetas
caseras de la abuela, evocamos después.
También otro de los productos
es la línea “Corte y
Costura” inspirado en el antiguo
libro del “Método Singer”
de los años 50´.
Junto a nosotros,
cebando mates y siguiendo con atención
la charla, Roberto define sobre Ex
Industria: “Lo que está
bueno es cómo está atado
conceptualmente, todo tiene una unidad,
tiene como frase «oficio es
cultura»”.
A su vez, rescata la incursión
con la máquina Minerva ya que
era “una tecnología en
desuso”, pero que la cuestión
fue haberle dado “contemporaneidad”.
“Ex Industria revaloriza y se
ve en todo, ahí está
el diseño, eso que vuela y
sobresale. Lo que evoca. Algo que
ata todo que es identidad. No tiene
techo esta iniciativa, conceptualmente
es tan abierto”, completa el
artista.
Entre los
trabajos hechos a pedido hay postales
del tanguero Osvaldo Pugliese.
“Un símbolo de los argentinos
para la buena suerte, gran protector.
Tiene que venir para la billetera”,
bromea Roberto. La suerte que nos
argentiniza, tal vez.
Volver
a empezar
De la identidad nacional al panorama
del barrio: Carolina teje un relato
con su Minerva que va a contrapelo:
“Recorrí imprentas de
barrio, muchos dejaron de usar las
máquinas, las tienen en sótanos
porque aparecieron las duplicaciones,
otras máquinas que las reemplazaron”.
“Los que saben usar la Minerva
son los que tienen el oficio, pero
ahora hacen facturas”, añade
y analiza que esto se debe a que “la
máquina no se aprovechó”.
En cambio, la iniciativa del diseño
“es una vuelta de rosca a la
técnica”, reivindica
sobre Ex Industria.
Aprender a usar
la maquina se convirtió también
en parte del nacimiento de este proyecto.
El autodidactismo fue la premisa aquí:
“Miré mucho como se usaba
en un trabajo que tuve, también
un mecánico que conseguí
que la arregló me dio clases”.
“Ahora mucha gente me pide que
le enseñe”, indica. Muchas
máquinas esperan en los sótanos;
con una arrancó este proyecto.
Roberto, en medio
de la charla sobre cultura y trabajo,
del taller de Abasto nos evoca la
fábrica de cultura, IMPA: “La
particularidad que tuvo de cómo
negociar la recuperación con
el Estado era la idea de asociarse
a la cultura, cumplir una función
cultural en el barrio, la sociedad”.
Y
la máquina siguió imprimiendo
A futuro, está la idea de reducir
el circuito de casas de diseño
donde están las producciones
de Ex Industria para “centralizarlas
más en el taller”. En
paralelo, está en Carolina
la intención de “mostrar
más el lugar”. El disparador
es “hacer encuentros abiertos
donde la gente venga a ver el proceso
mientras imprimo”.
Sobre el final Roberto
exclama acerca de Ex Industria: “Tiene
mucha carga conceptual, si hablamos
del valor agregado, de generar trabajo
genuino, esta es la más maravillosa:
que una mujer diseñe con sus
propias manos y maneje una máquina
para generar algo con tanta identidad”.
Y una idea así, en un barrio
de laburantes como Abasto, evocando
el tiempo del pleno empleo desde una
época como ésta suena
más que coherente y apropiado.
Así que larga vida a Ex Industria
Argentina, que es también una
forma de contar nuestra historia como
argentinos y laburantes.
J.M.C.