MEMORIA, HISTORIA
E IDENTIDAD
Afirma Ágnes Heller que la memoria
cultural es construcción y afirmación
de la identidad. En tanto que un grupo
de personas conserva y cultiva una memoria
cultural común, este grupo de personas
existe. La presencia o la ausencia, la
vida o la decadencia de un pueblo no dependen
de la supervivencia biológica de
un grupo étnico, sino de la supervivencia
de la memoria cultural compartida.
De acuerdo a dicha
pensadora, el presente histórico
tiene su propio pasado (el pasado del
presente) y su propio futuro (el futuro
del presente), que se refieren a la continuidad
dentro de la discontinuidad. El pasado
del presente es ayer, el futuro del presente
es mañana. Ambos pueden estar distanciados
en el tiempo. Lo que los hace ser ayer
y ser mañana es el hecho de que
tienen lugar en el ámbito de una
estructura constituida, entendida y meditada
como identidad”. Por ello dirá
la hermosa frase que dice “Nuestro
pasado es el futuro de otros, y nuestro
presente es el pasado de otros. Somos
los otros”.
Desde esta perspectiva,
los acontecimientos históricos
forman parte de nuestra identidad. Sus
marcas hablan de los futuros que soñaron
otros ayeres. En la década de los
años '60, el mundo fue escenario
de una oleada de rebeliones donde cientos
de miles de jóvenes reclamaban
el derecho a crear su presente. Los jóvenes
fueron los que hicieron hablar a una época.
El espíritu de las consignas y
el discurso emergente estaban dirigidos
hacia el mismo destino: la finalización
de la guerra de Vietnam, el fin de los
autoritarismos y la libertad discursiva.
Con sus singularidades, fueron ellos quienes
decidieron “tomar la palabra en
primera persona y enterrar las anticuadas
estructuras autoritarias”. Eric
Hobsbawm señala que la juventud
pasó a verse no como una fase preparatoria
para la vida adulta, sino, como la fase
culminante del pleno desarrollo humano,
dando lugar a una revolución cultural
cuyo protagonista principal fue el joven
y particularmente el joven-estudiante.
De este modo,
los jóvenes –subjetivados
al abrigo de los acontecimientos históricos
de los años sesenta– hallaron
formas novedosas de transitar este mundo
ampliando el campo de lo posible. Y frente
al avance de este nuevo sujeto social
que interrogaba con sus transgresiones
a la moral social imperante, las fuerzas
más conservadoras del Estado afinaron
los dispositivos tendientes a combatir
todo aquel emergente cultural que en buena
medida apuntó a demoler los pilares
del autoritarismo patriarcal y representó,
por tanto, una amenaza importante al “modelo
viril” en que se sostenían
la base moral del ser nacional –en
unos casos– o en la moral revolucionaria,
en otros.
Pequeñoburgueses,
nihilistas, amariconados, enfermitos,
contrarrevolucionarios, decadentes, subversivos;
fueron los diversos –y comunes modos–
de referirse a esa juventud tanto en regimenes
de derecha o de izquierda.
¿Cómo
una misma posición subjetiva pudo
ser leída del mismo modo desde
dos signos antagónicos? ¿Sobre
qué fundamentos se elaboró
un consenso inequívocamente unánime
en el poder, percibiendo que el fenómeno
juvenil de impugnación mundial
emergente, se engendraba alimentado de
una rebeldía política afianzada
en una revolución cultural? Estas
preguntas iluminarán el recorrido
de los tres paradigmáticos mayos
que ofrecemos a continuación.
1968
PROHIBIDO PROHIBIR
SEUDORREVOLUCIONARIOS
Y FASCISTAS
“Estos grupúsculos
–algunos centenares de estudiantes–
se han unificado dentro de lo que ellos
llaman «Movimiento 22 de Marzo-Nanterre»,
dirigidos por el anarquista alemán
Cohn Bendit. No satisfechos con la agitación
que conducen en los medios estudiantiles
–que favorecen las provocaciones
fascistas–, estos seudorevolucionarios
abrigan ahora la pretensión de
dar lecciones al movimiento obrero…
estos falsos revolucionarios deben ser
enérgicamente desenmascarados porque,
objetivamente, sirven a los intereses
del poder y de los grandes intereses capitalistas”.
Esta fue la bienvenida que el Partido
Comunista de Francia le dio a los estudiantes
cuando tomaron Nanterre y todo comenzó.
UN MILLÓN
EN PARÍS
“Pasaban constantemente filas de
personas. Había secciones completas
de personal hospitalario con batas blancas.
Cada fábrica, cada centro de trabajo
importante parecía estar representado.
Había numerosos grupos de ferroviarios,
carteros, gráficos, personal del
subte, trabajadores del aeropuerto, comercio,
electricistas, abogados, saneamientos,
banca, construcción, del vidrio
y el sector químico, mozos, empleados
municipales, pintores y decoradores, trabajadores
del gas, dependientas, oficinistas de
aseguradoras, barrenderos, operadores
de cine, colectiveros, profesores, trabajadores
de las nuevas industrias del plástico,
todos ellos en filas, la sangre de la
sociedad capitalista moderna, una masa
interminable, una fuerza que podía
arrastrar todo lo que se encontrara a
su paso, si se decidía a hacerlo”.
De esta manera, Alain Geismer relataba
alucinado, la marcha interminable e infinita
del millón de franceses por París
el 13 de mayo.
Los dirigentes de los
sindicatos esperaban que esta manifestación
bastara para detener el movimiento, no
tenían intención de continuar
y extender la huelga general. Para ellos
la manifestación sólo era
una forma de liberar presión. Pero
una vez que comenzó, el movimiento
pronto adquirió una vida propia.
La convocatoria de huelga general fue
como una piedra lanzada sobre un lago
tranquilo. Las ondas se extendieron a
cada rincón de Francia. Aunque
sólo había aproximadamente
tres millones y medio de trabajadores
organizados en sindicatos, en la huelga
participaron diez millones y comenzó
una oleada de ocupaciones de fábricas
en toda Francia. En París, los
estudiantes ocuparon la Sorbona y el teatro
l'Odéon, los secundarios ocuparon
los institutos… todo se tomaba.
El 14 de mayo,
un día después de la manifestación
de masas en París, los trabajadores
ocuparon Sud-Aviation en Nantes y la fábrica
de Renault en Cléon, seguidos por
los trabajadores de Renault en Flins,
Le Mans y Boulogne-Billancourt. Comenzaron
huelgas en otras fábricas por toda
Francia, además de RATP (transporte
metropolitano de París: colectivos,
subte, trenes) y SNCF (ferrocarriles).
No se distribuían los diarios.
El 18 de mayo, los mineros del carbón
dejaron de trabajar y el transporte público
se paralizó en París y en
otras ciudades importantes. Le siguieron
los ferrocarriles nacionales, acompañados
por el transporte aéreo, los astilleros,
los trabajadores del gas y la electricidad
(que decidieron mantener el suministro
doméstico), los servicios postales
y los ferris que cruzan el Canal de la
Mancha.
Los trabajadores
tomaron el control de los suministros
petroleros en Nantes, negaron la entrada
a todos los camiones cisterna que no llevaban
autorización del comité
de huelga. Se colocó un piquete
en el único surtidor de gasolina
que funcionaba en la ciudad, así
se garantizaba que él único
combustible suministrado era para los
médicos. Se establecieron contactos
con las organizaciones campesinas en las
zonas circundantes, 2 millones de campesinos
bloquearon las rutas y distribuían
comida gratis para los huelguistas. Se
organizaron los suministros de comida,
los precios eran fijados por trabajadores
y campesinos. Un litro de leche se vendía
a 50 céntimos comparado con su
precio normal de 80 céntimos. El
kilo de papas pasó de 70 a 12 céntimos.
Uno de zanahorias de 80 a 50 y así
sucesivamente. Profesionales, campesinos,
científicos, futbolistas, incluso
las bailarinas del Folies Bergéres
salieron a la lucha.
Como las escuelas
estaban cerradas, los profesores y los
estudiantes organizaron guarderías,
ludotecas, comidas gratuitas y actividades
para los hijos de los huelguistas. Se
crearon comités de mujeres de huelguistas
que jugaron un papel destacado en la organización
de los suministros alimenticios. No sólo
los estudiantes, sino también los
abogados profesionales estaban infectados
por el microbio de la revolución.
Los astrónomos ocuparon un observatorio.
Hubo una huelga en el centro de investigación
nuclear de Saclay, donde la mayoría
de los 10.000 empleados eran investigadores,
técnicos, ingenieros y científicos.
El 25 de mayo, la radiotelevisión
estatal, la ORTF, se puso en huelga. Suprimieron
las noticias de las ocho de la tarde.
Los impresores y los periodistas impusieron
el control obrero sobre la prensa. Los
periódicos “burgueses”
tenían que someter sus editoriales
al escrutinio y tenían la obligación
de publicar las declaraciones de los comités
obreros.
El día
23 de junio se realiza el primer turno
de las elecciones cuyo resultado muestra
un fuerte avance de la derecha. Significativamente,
al día siguiente el número
2 de la CGT, durante la asamblea general,
llama a regresar a los puestos de trabajo.
Finalmente, en las elecciones del día
30 de junio, triunfa la derecha en segunda
vuelta con el 60% de los votos.
“Mayo del
68 nos ha impuesto el relativismo intelectual
y moral... ha introducido el cinismo en
la sociedad y la política"
dijo Sarkozy en su discurso de Bercy,
intentando culpar al Mayo del 68 de los
males de la actualidad. André Glucksmann,
que vivió el mayo francés
y apoyó a Sarkozy, le contesta
diciendo: Mayo del 68 "fueron algunas
conquistas sociales. Pero, sobre todo,
anunció el desbloqueo de la sociedad
francesa (...). Lo mejor fue la emergencia
de un espíritu antitotalitario,
la contestación del comunismo y
los crápulas estalinistas (...).
El mejor heredero político de la
franqueza brutal de Mayo del 68 eres tú,
Nicolas Sarkozy".
1969
LUCHE, LUCHE, LUCHE...
Juan Carlos Onganía inicia la tristemente
denominada Revolución Argentina
con uno de los hechos históricos
más lamentables de nuestro tiempo:
"la noche de los bastones largos"
un golpe certero al pensamiento y la ciencia
nacional. Su meta era terminar con la
política en la Universidad, con
la economía cerrada, con el déficit
de las empresas estatales y la lentitud
radical. Pero más allá de
estas declamaciones, lo cierto era que
el golpe tenía como fin evitar
el triunfo del peronismo en las elecciones
de Marzo de 1967. Lo que desconocía
era que el ocaso de la Dictadura llegaría
de la mano del Cordobazo.
En la provincia
de Córdoba, el enfrentamiento del
movimiento obrero y el movimiento estudiantil
con la política gubernamental tuvo
poderosos antecedentes. El movimiento
estudiantil unido a la franja más
combativa de la C.G.T local, sostuvo duros
combates contra la política oficial
ya que desde los acontecimientos de septiembre
de 1966 (el asesinato de Santiago Pampillón,
las tomas de la Universidad, la expulsión
de profesores, la ocupación de
40 manzanas del Barrio Clínicas)
ambos dejaron claramente sentadas las
bases de su enfrentamiento con la dictadura.
Los trabajadores
del transporte urbano llevaban casi siete
años en condiciones de trabajo
intolerables por lo que el día
5 de mayo el transporte paró íntegramente
y más de cien ómnibus sufrieron
roturas y deterioros. Mientras que el
12 de mayo se sancionaba una ley que unificaba
la jornada laboral, implicando la derogación
del sábado inglés sumado
ésto a la negativa patronal de
pagar el salario sin las quitas zonales
para la industria metalúrgica;
el día 15 de mayo en la provincia
de Corrientes, se incrementaba el ticket
del Comedor Universitario cuyo servicio
había sido Privatizado. Allí
se producen manifestaciones estudiantiles
que al ser reprimidas dejaron como saldo
el asesinato del estudiante de medicina
Juan José Cabral. Tanto en Rosario
como en Córdoba, los estudiantes
exhiben claras muestras de repudio ante
el crimen dando lugar al Rosariazo, cuya
represión se cobró la vida
del estudiante de ciencias económicas,
Adolfo Bello, de 22 años. Posteriormente
con la muerte de Luis Norberto Blanco
de 15 años, Rosario fue declarada
“zona de emergencia” e inmediatamente
la dictadura constituyó tribunales
militares para juzgar a los detenidos
mientras, al unísono, cerraba las
Universidades de Córdoba y Rosario.
Los días
16 y 17 de mayo se realiza en Córdoba
un paro general activo de 24 horas con
abandono de fábricas, lugares de
trabajo y con la adhesión de todos
los gremios de Córdoba, organizado
por los sindicatos de trabajadores del
transporte (U.T.A.), mecánicos
(S.M.A.T.A.) y metalúrgicos (U.O.M.).
En esa oportunidad, la policía
irrumpe en el local del Córdoba
Sport Club donde más de 5.000 trabajadores
realizaban una asamblea y los dispersa
con gases resultando herido de bala un
obrero de Káiser.
Todos los acontecimientos
confluían en la inevitable hermandad
de los reclamos de los obreros y los estudiantes.
Las actividades previstas para el día
1 de Mayo se anticiparon por la virulencia
de los hechos de represión. Por
eso, el día 29 de Mayo los sindicatos
- especialmente de S.M.A.T.A. y Luz y
Fuerza dirigidos por Elpido Torres y por
Agustín Tosco- encabezaron la resistencia
contra las fuerzas de represión
en las zonas de Plaza Vélez Sarsfield
y Mercado Norte. A los 85.000 obreros,
se les unen 35.000 estudiantes universitarios
en el Barrio de Clínicas, mientras
que los 15.000 estudiantes secundarios
que los aguardaban desde el amanecer van
sumándose a la columna poco a poco.
Los obreros y los estudiantes unidos desbordan
la fuerza policial que se ve obligada
a replegarse. Ante el fracaso de la policía,
la caballería es enviada a disparar
con armas pero los estudiantes y obreros
también la superan –no sin
costo humano– haciéndola
retroceder. De hecho, los primeros muertos
son los obreros Castillo y Menna y el
estudiante Castellanos. A esta altura
del día ya se han construido las
primeras barricadas para la defensa y
el pueblo indignado toma la ofensiva controlando
más de 1500 manzanas. El movimiento
se extiende a todos los barrios sin excepción,
y surgen barricadas, fogatas y actos de
justicia popular. Desde
las dos de la tarde hasta que a las 17
y 30 hs. ingresa el último recurso
de la Dictadura –el Tercer Cuerpo
de Ejército– la población
en general interviene en la construcción
de la gesta histórica del Cordobazo.
Al día siguiente se cumplió
con el paro general programado por las
dos CGT. A las manifestaciones y nuevas
barricadas siguieron nuevos enfrentamientos
con el ejército, el toque de queda,
los encarcelamientos y los posteriores
allanamientos. El gobernador cordobés
renunció de inmediato y al año
lo hizo el presidente de facto. La dictadura
militar no podrá recuperarse de
esta herida y deberá dar paso definitivamente
a elecciones libres sin proscripción
del peronismo.
1970
PEACE AND LOVE
TOP SECRET
El Presidente Richard Nixon, su asesor
en Seguridad Nacional Henry Kissinger
y varios miembros del gabinete se encerraron
en la Casa Blanca durante todo el mes
de mayo de 1970. La sede del gobierno
más poderoso del mundo, estuvo
rodeada por dos compactos cordones de
autobuses colocados paragolpe contra paragolpe
y custodiados por la 8va. División
Aerotransportada con pertrechos de guerra
(los veteranos del desembarco del Día
D en Francia). Kissinger dijo que “Washington
es una ciudad sitiada”, el jefe
redactor de discursos, Ray Price, manifestó
que “la protesta estudiantil ha
puesto a la nación al borde de
la insurrección… esto es
una guerra civil”, el consejero
del presidente, Charles Colson, expresó
“esto no es los Estados Unidos de
América, no se trata de la mayor
democracia del mundo libre, esta es una
nación en guerra consigo misma”.
¿Qué había sucedido
en los Estados Unidos para que toda su
dirigencia tuviera semejante temor?
LOS FUSILAMIENTOS
DE LA UNIVERSIDAD DE KENT
Durante la conferencia de prensa, el gobernador
de Ohio -James Allen Rhodes- gritaba y
golpeaba con sus puños la mesa
repleta de micrófonos. “Esos
manifestantes están en contra de
América… son revolucionarios
dispuestos a destruir la educación
superior en Ohio”… “son
peor que los comunistas”, “son
el peor tipo de personas que albergamos
en Estados Unidos… creo que tenemos
delante nuestro a uno de los grupos más
violentos que jamás se hayan organizado
en América”… y por
último sentenció: “No
vamos a tratar los síntomas…
vamos a usar todas las armas posibles
para erradicar el problema”.
¿A quienes
se refería el gobernador de Ohio?...
¿Cuáles serían todas
las armas?
Todo comenzó
el 30 de abril, cuando el presidente Nixon
anunció en la televisión
nacional que estaba en curso una ofensiva
masiva de tropas estadounidenses en Camboya.
“Tomamos estas medidas”, dijo,
“no con el propósito de ampliar
la guerra a Camboya, pero sí con
el propósito de terminar la guerra
en Vietnam, y ganar la paz justa que todos
deseamos”.
En la Universidad
Estatal de Kent, la reacción al
anuncio de Nixon fue similar a la de otros
Campus de todo el país. El viernes
1ero de Mayo de 1970, al mediodía,
unos 500 estudiantes se reunieron en el
sitio tradicional para sus asambleas.
Los enterraron un ejemplar de la Constitución
(según ellos había sido
suprimida cuando las tropas de EE.UU.
entraron en Camboya sin una previa declaración
de guerra por parte del Congreso).
A la noche de
dicho día viernes, el Alcalde de
Kent decretó el “estado de
emergencia” en la ciudad. El día
sábado por la mañana, el
alcalde impuso una nueva medida antidisturbios:
el “toque de queda”. Mientras
tanto, los estudiantes de la universidad
organizaron una marcha dentro del campus
que reunió a unos 2000 jóvenes.
El domingo es el día en que el
gobernador daría su discurso final.
Los funcionarios y militares, entendieron
que Rhodes había declarado la “Ley
Marcial” en Kent. Las tropas acampan
y rodean la universidad… entienden
que allí están “los
grupos más violentos que jamás
se hayan organizado en América”.
Allí, todo es elocuente: hay estudiantes,
hay jóvenes.
El día
lunes llega en un clima de tensión.
Se organiza una reunión para protestar
por la guerra y el ejército resuelve
disolverla. La atención se concentra
en este hecho y los estudiantes se niegan
a dispersarse. Ya son 1500, muchos sólo
son espectadores inconscientes de las
maniobras que el ejército realiza.
Sin embargo, hay ya una decisión
tomada. Los helicópteros -como
en el lejano Vietnam- sobrevuelan la Universidad
de Kent descargando gases lacrimógenos.
En varias formaciones, avanza la Guardia
Nacional con máscaras antigas y
sus fusiles M1, con bayoneta calada y
munición de guerra.
Jeffrey Glenn
Miller (20), Beth Allison Krause (19),
Sandra Lee Scheuer (20) y William Knox
Schroeder (19) fueron alcanzados mortalmente
por las balas. Otros nueve resultaron
gravemente heridos. Un testigo, -veterano
de la Guerra de Corea- afirmó que
la Guardia Nacional se comportó
como “un pelotón de fusilamiento”.
SILENCIO
HISTÓRICO
Durante 42 años la historia oficial
colocó un manto de silencio sobre
el “Mayo Estadounidense”.
En el año 2007, se demostró
definitivamente que aquella historia de
cobertura fue una mentira. Mintió
el gobernador, los jueces, la policía,
la Guardia Nacional y… la prensa.
Antes del tiroteo, un estudiante llamado
Terry Strubbe colocó un micrófono
en la ventana de su dormitorio, que estaba
sobre la manifestación. En una
versión amplificada de la cinta
se escucha a un oficial de la guardia
gritando: “¡Atención!
¡Listo! ¡Apunten! ¡Fuego!”
Esto ha sido corroborado por la Associated
Press.
Los fusilamientos
contra jóvenes universitarios,
militantes por los derechos civiles, miembros
de minorías sexuales y activistas
anti guerra, siguieron por todo Estados
Unidos. El heterogéneo movimiento
pacifista norteamericano acusó
el golpe. NO PODRÁN MATARNOS A
TODOS, fue la nueva consigna que se repitió
durante el mayo de 1970. Todo tiene un
límite y el imperio lo encontró
en los jóvenes.
La guerra de Vietnam
llegó en mayo a los Estados Unidos
y ya nada sería como antes.
DÍAS DE
FURIA
CONCLUSIÓN
La década del sesenta dejó
huellas imborrables en la historia del
mundo. Praga, Tlatelolco, Japón,
Brasil, Inglaterra, Estados Unidos, Argentina,
Alemania, España, China, Holanda,
Italia… el mundo entero se convulsionó.
La presencia de un enemigo común
ligó a los jóvenes de todo
el mundo a dar batalla. Sea por el anhelo
de visibilidad que una sociedad le imprime
a su historia o por la potencia ejercida
para su invisibilidad, cada acontecimiento
habla en el presente signando el destino
de los pueblos.
Trotsky explica
que una revolución es una situación
donde la masa de hombres y mujeres normalmente
apática comienza a participar de
manera activa en la vida de la sociedad,
cuando adquiere conciencia de su fuerza
y se mueve para tomar en sus manos su
destino. Eso es una revolución.
Y eso fue lo que sucedió en aquellos
mayos míticos que hoy rescatamos.
Seamos dignos
de sus lecciones.
Viviana Demaría
y José Figueroa
[email protected]