Producción apicultora
en pleno Abasto:
miel urbana orgánica multifloral
Colmena abastense
En una vivienda
en pleno corazón del Abasto nos
presentaron tres colmenas de abejas con
una agradable producción de miel
muy apreciada por ser multifloral y además
orgánica.
Como bicho de ciudad a uno le cuesta concebir
esta producción dependiendo de
una agrupación de insectos, sin
embargo, por lo que nos cuenta su productor,
Guido, las abejas que no son silvestres
no suelen ser agresivas.
Todo nace, nos cuenta, de la inquietud
de su padre, oriundo del campo quien supo
regenerar en distintos ámbitos
esa cultura en plena ciudad. Aunque, no
todas sus intenciones fueron aceptadas
por su familia, por ejemplo, nos comenta
Guido: “Mi madre no le permitió
tener cabras en la terraza”. Sin
embargo, sí aceptó, al comienzo
a regañadientes, lo de las abejas.
“Piquera es como la puerta, el lugar
por donde entran del exterior las abejas
a la colmena”, que en uno de los
casos ¡está en el baño
de la vivienda! Luego tiene dos más
en la terraza. En el caso de la colmena
del baño cuenta con tres cajones,
o alzas. En ese caso son dos alzas y una
de media alza, más fácil
al momento de manipularlas, explica nuestro
apicultor y desarrolla: “La de abajo
es donde está la reina con las
crías”.
Charlando noto que Guido se fue interesando
por la vida de las abejas a pesar de sostener
que está aprendiendo. Me cuenta
así que ellas no cumplen con el
mismo rol toda la vida, parece que hay
investigaciones que sostienen que van
cambiando de tarea durante su vida. Por
lo que nos cuenta, algunas siempre se
quedan en la colmena, otras salen en busca
del polen.
Le pregunto más sobre los roles
de las abejas y explica: “La reina
solamente se dedica a poner crías
y es diferente porque fue alimentada con
jalea real. Los zánganos son los
que se aparean con la reina, que a pesar
de tener una tarea que muchos machos podrás
considerar agradable terminan expulsados
una vez que ella queda preñada”.
No sabe cuántas abejas tiene. Pero
sí nos cuenta que un cajón
de miel puede dar entre veinte y treinta
kilos de miel.
“Este es el primer año”,
dice Guido, y “en un cajón
se me hizo un enjambre, eso quiere decir
que en la colmena generan una reina nueva
adicional y provocan un éxodo hacia
otro lugar. Hace un par de meses, cuando
lo abrí al cajón, noté
que aún estaba la reina con poquitas
abejas, pero ese cajón estaba abichado
con polillas.” Y en ese caso fue
comenzar de nuevo. Sin embargo, señala
otro panal: “Este año este
cajón me dio treinta kilos”.
“En el invierno”, cuenta,
“no se cosecha, porque es su alimento,
luego tenés que ir regulando la
cosecha para no dejarlas sin alimento”.
Esta producción de miel es orgánica
y aunque parece que les afecta el smog,
no nota que les afecte las microondas
de los celulares.
Luego Guido me muestra el traje protector
y le digo que por ahí pasa un aguijón.
Pero me explica que si no las molestás
no te hacen nada. “De hecho si se
te posa una abeja conviene esperar para
que se vaya” y sostienen que con
el traje estás totalmente protegido.
“Una vuelta me picó una en
una articulación del pie y me asusté
un poco, pero luego de cinco días
de inflamación comenzó a
bajar” nos cuenta.
Luego nos presenta el ahumador que se
usa para calmarlas. “Al abrir la
colmena sacás el cuadro, que está
lleno de abejas, con una pinza y las ahumás
para calmarlas. Además, por las
dudas, tenés el traje” explica.
Así que vecino, si ve por ahí
abejitas abastenses no las mate que no
son agresivas y están trabajando
para que más de uno pueda consumir
una miel sana, natural y citadina.
R.S.
Revista El Abasto, n° 144 , junio 2012.