Teresa
Berardi, una luchadora con ideales
y aún corista de 92 años,
nos cuenta cuando vio cantar en vivo a
Carlos Gardel en el Soleil
Canto a
la vida
Presentados
por una amiga de la revista vía
el Facebook, Graciela González,
visitamos a la señora Teresa Berardi,
vecina nonagenaria del Abasto. En el encuentro
estuvo presente su hijo, Ricardo Godoy
de 67 años, a quien reconocemos
de varios encuentros en la Librería
Lavalle, refugio de bohemios, artistas
y otros vecinos gracias a la simpatía
de su dueño, el abogado Juan José
Risuleo. Charlamos un poco de todo, siempre
intentando poder transmitir los saberes
que acumulan los años.
Un
poco de su historia...
Partamos desde un principio, Teresa nació
en Barracas, pero como muchos otros abastenses
desciende de Calabria, tanto por parte
de su madre como de su padre. El papá
vino en 1913, poco antes de que se desatara
la Primera Guerra Mundial. Vino ya enamorado
de la mujer que le daría sus hijos,
entre ellos Teresa. Cuenta que el médico
le había dicho a la madre que no
tenga hijos y, sin embargo, tuvo cuatro
varones y tres mujeres. Tal vez por eso
falleció muy joven, a los 52 años.
“Y yo todavía estoy acá,
con 92 años” dice hoy Teresa
que para ser estrictos los cumple el 15
de febrero.
De su padre cuenta que sabía de
carpintería fina y “era fuerte,
una vez se peleó con cinco tipos
a la vez y los tumbó a todos”.
Sobre su vida en el barrio nos cuenta
que “Hace 38 años que vivo
en este departamento. Antes vivía
S. de Bustamante y Lavalle, en el edificio
de ladrillos. Hasta que me casé
y tuve mis dos hijos. Abel, que tiene
66 y Ricardo 67 años. Ricardo al
igual que yo canta, tiene tres registros
de voz”. “Y Abel es muy inteligente,
pero no canta” mecha Ricardo.
“Mi marido era gráfico y
se crió entre tintas, aprendió
el oficio desde los nueve años.
Se volvía loco con el olor a tinta.
A sus 59 años, cansado de su trabajo
buscó otro, y si tendría
oficio que una vuelta ante una cola enorme
por un puesto -llena de jóvenes-
lo tomaron a él. Hasta que hicieron
negocio con México y se derivó
todo el laburo. Ahí se tuvo que
ir a vender de Panificación Argentina
por la calle. ¡Y mirá que
tenía oficio! Los hermanos también
eran gráficos.”
Le
pido que me cuente más del barrio
y la vida de entonces...
“Para las fiestas nos juntábamos
todos los vecinos en la calle a brindar.
Era el espacio de de todos. Brindaba todo
el barrio con un ponche colectivo. Cuando
me mudé acá no conocía
Zelaya, yo estaba siempre por Bustamante
y Lavalle.”
“Para aprender el oficio de confección
de guantes de cuero tuve que pagar derecho
de piso como se estilaba. Recién
cuando uno comenzaba a producir empezaba
a recibir un salario. El taller quedaba
en Corrientes y Bulnes. Era una casa de
familia, de la colectividad judía.
Tenían dos chicos terribles, la
nena pasaba y me tiraba los guantes al
suelo cada dos por tres, pero me aguantaba
porque me estaban enseñando un
oficio. Trabajé nueve años
y luego de un pedido de aumento me echaron.
Recuerdo que los compañeros en
aquel entonces me incitaban a que pida
el aumento, mientras en casa, mi padre
me recomendaba no pedirlo `porque te van
a echar`. Y me echaron.”
Cuénteme
de cuándo vio a Carlos Gardel
“Fue en el Soleil. Tenía
doce años y fui con mis primos,
Clemente era el mayor, y a ellos les gustaba
mucho el tango. A mí también
siempre me gustó el tango, y el
canto en general, porque hasta hoy canto
en un coro. El Soleil estaba en diagonal,
frente al Mercado, entre Jean Jaurès
y Anchorena a mitad de cuadra. Era un
cine, daban una película y luego
un número en vivo. Gardel para
aquel entonces era famoso, estaba bastante
gordito. Gardel tenía mucho carisma
y cantaba muy bien. Lo que no me quedó
claro es si tocaba o no la guitarra, más
bien creo que rascaba. Lo de él
era la voz. ¡Y claro que cada día
canta mejor!
”Lo que no me gusta es el monumento
que le hicieron en su cortada, ¡es
horrible, no se le parece a nada!”
“Están buenos los humores
de PC que sacan en la revista, sobre ese
monumento” opina Ricardo.
Familia con ritmo,
ambos cantores
Al preguntarle a Teresa sobre su propio
canto y el coro en el que ella participa
salen muchas cosas a la luz. Un cambio
reciente de coro. Problemas de salud.
Ricardo nos cuenta: “Mi papá
era guitarrero de la época de las
serenata. Conquista su chica, se casan,
pero él sigue cantando por distintos
lados. Un día se acercan de Radio
del Pueblo, pero el ambiente de la música
no era lo mejor. De hecho en Entre Ríos,
cuando cantaba, se abrió de los
muchachos porque eran todos vagos”.
Luego agrega, ya sobre el canto en coro:
“Alguna gente canta sola, otros
no pueden por miedo escénico, cosa
que le pasa a mi madre.”
“Yo tengo todo de naturaleza, no
sé leer música” cuenta
Teresa y sigue, “estoy en un grupo
de señoras grandes”.
Claro que habría que agregar que
lo de “naturaleza” ¡implica
más de medio siglo de coro encima!
Y hablando de la música
y de músicos cuentan que actualmente
les gusta mucho como canta Ariel Ardit
quien en 1998 cantaba en el Boliche de
Roberto, Bulnes y Perón y luego
fue cantor de la Orquesta El Arranque.
“Estudia, se dedica” sostiene
Ricardo “y es muy humilde, a veces
habla con Víctor Hugo Morales”,
agrega su madre.
Y eso nos llevó
a Clarín y la lucha de
poderes. El periodismo y sus
intereses empresariales y todo eso fue
llevando a charlar de política
más general. Si bien critican algunas
cosas de este gobierno lo apoyan a grandes
rasgos porque presenta un modelo incluyente.
Hablamos del neoliberalismo, como lo impuso
el menemismo y cómo éste
originalmente se había implantado
antes por la fuerza. Así llegamos
a preguntar cómo vivió el
Abasto la última dictadura
cívico-militar.
Teresa: “medio calladito, aunque
alguna vez me discutí.”
Mencionamos la reciente colocación
de una placa de un murguero desaparecido,
de nombre Julio César Abruzzese.
Y Ricardo agrega: “Marquitos
Zúcker perdió su
hijo, se lo mataron, lo contó muchas
veces.” “Él vivía
en la otra cuadra” cuenta Teresa.
“Me gustaba mucho escucharlo. Escucho
todo lo que sea progresista”.
Luego Teresa recuerda
una anécdota de la época
de plomo: “había una señora
grandota con la que me encontraba en la
verdulería, era una sargenta. Y
me dijo una vuelta que no hable con otra
vecina `porque tiene muchos hijos`. Y
como yo lo hacía igual un día
me amenazó, y tenía contactos
como para mandar en cana. Por suerte no
me pasó nada.”
“Es que encima con mi marido pertenecíamos
al Partido Comunista. Ya antes de la dictadura
se puso difícil la cosa, luego
se puso muy mal. Conocí a varios
desaparecidos. Una compañera de
uno de los coros ya no podía cantar
del pánico, la habían apretado.
Fue una época muy dura.
Yo cantaba en un coro que tenía
relaciones con lo Unión Soviética.
Nos mandaron un piano. Una vuelta canté
con la señora del embajador. Otra
vuelta vino la mamá de [David]
Graiver a cantar con nosotros, era una
viejita. Cantaba bien y de un día
para el otro no la vimos más. Ya
estaba en danza todo eso que ahora sale
a la luz sobre cómo se toma Papel
Prensa en la época de la dictadura,
bajo tortura con [Héctor] Magnetto
imputado como activo en eso. En aquella
época hubo muchas entregas. Una
parte del partido aplaudió a Videla.
No nos desafiliamos, pero no participamos
más.”
Ricardo: “Y pensar que aún
hay gente que piensa que estábamos
mejor con los milicos”.
Luego charlamos de la Guerra de Malvinas,
el peronismo como movimiento de masas
hasta que volvimos al barrio y las cosas
que pasan por acá.
Intentos actuales
de recuperar la calle
Se alegran que haya vecinos que usen la
calle (Zelaya) para pasar cine y hacer
fiestas populares. Estos encuentros son
impulsados desde Casa Abasto, RIOBA, y
a veces desde Cátulo y desde colectividades.
“Acá al lado acaba de fallecer
una señora que siempre le pasaba
la luz” recuerda Teresa. Menciono
a Matilde Centurión, vecina recientemente
fallecida de Casa Gallo que siempre aportó
para este tipo de eventos. Está
de más está decir que la
conocían y también recuerdan
con cariño a su marido, Pepe, que
falleció hace ya años.
Mejor tarde que
nunca
Del laburo a la jubilación: “Aún
no tengo jubilación. Hice todos
los trámites, desde la época
del señor (Sergio) Massa y aún
no cobré nunca ninguna jubilación.
Y no es que me quedé de brazos
cruzados, fui a protestar, hablé
con varios abogados que siempre me pedían
dinero por adelantado. Recién ahora
conseguimos uno que llevó el caso.
Tengo pensión por mi marido, pero
no estoy jubilada. En aquel entonces Massa
había emitido un comunicado donde
suspendía todas las jubilaciones
a los que no podían mostrar todos
los aportes. Recién ahora tengo
esperanza de que me salga.”
La
situación actual
Ambos diferencian los políticos
más progresistas, con políticas
incluyentes, de los que son pura imagen,
serviciales a los poderes económicos
y piensan solamente en su propio bolsillo.
Sin embargo, Teresa es clara en un reclamo
que incluye a gran parte de la tercera
edad: “A nosotros nos tendrían
que pagar más, a mí no me
alcanza $1800 que es mi actual pensión.
¿Cómo pagar un alquiler
y vivir con eso? Está todo muy
caro. Hay mucha inflación”
y cuentan que “les cuesta llegar
a fin de mes”. Luego Teresa agrega,
“hay otras cosas con las que no
estoy de acuerdo con este gobierno. El
manejo de la minería por ejemplo.
La pesca y la soja. Y aún hay chicos
acá que se mueren de hambre.”
Sin embargo, reconoce Ricardo, “Cristina
dentro de todo le da a la gente, eso es
verdad. Pero no nos engañemos,
acá no se está construyendo
el socialismo, Cristina propone un `país
capitalista en serio, con rostro humano`”.
“Tengo una prima en Venezuela, exiliada
desde la dictadura” continúa
Ricardo, “y nos cuenta como mejoró
mucho para la gente. Si Chávez
se muere, se muere. Pero él ya
modificó una estructura, no es
tan fácil volver todo para atrás.
Ahora, lo que es la reacción, o
sea la derecha, es canibalismo puro”.
De política y poder
no quedó títere con cabeza:
hablamos del oro en el Vaticano, de la
carta de Esquivel a Obama, de ahí
a los Premios Nobel de la Paz que ahora
también le dieron a la Unión
Europea. No podíamos más
que reírnos con tristeza por el
absurdo en todo eso. Mientras Europa está
en crisis, mientras en Grecia hay revueltas
y en España otras, mientras desalojan
gente cuestión que muchas veces
ha culminado en suicidios. Y hablamos
de como los bancos, al igual que acá
en el 2001, fueron salvados desde los
estados, priorizando el capital antes
que a la gente. “Es que eso es el
capitalismo” afirma Ricardo. Tampoco
Macri safó de críticas:
“No es que no hace nada” dice
Teresa, “Hace, lo que pasa que hace
para él” agrega su hijo y
profundiza: ”La clase media lo vota,
teme ir para abajo... ¡Pero usemos
un poco el balero, este tipo nos aumenta
todo!”.
R.S.