Encuentro con la escritora
Haydée Ventimiglia
Un libro viviente
A
pocas cuadras de nuestro querido barrio
vive Haydée Ventimiglia, una señora
de 92 años, escritora y suscriptora
de la Revista El Abasto. Nos recibió
amablemente en su despacho lleno de libros
y fotografías de diferentes momentos
de su vida que colgaban en la pared.
Ventimiglia
nació el 22 de marzo de 1922 en
Coronel Granada, ubicada a 388 km de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hasta el momento tiene publicado cinco
libros: La vida con los míos, Pinceladas
de mi país, Vuelo a mi pasado,
Testimonios de un chico de la calle y
Los Maragatos. Un dato muy curioso es
que su primer libro fue publicado el mismo
día que cumplió 80 años.
Además ella ha sido premiada en
varios certámenes literarios, entre
ellos alguno de esta misma revista.
Haydée
tuvo que ir a Buenos Aires para poder
terminar sexto grado, ya que en su pueblo
no había. En su etapa de la secundaria
en el colegio Nuestra Señora Sagrado
Corazón, ubicado en el barrio de
Belgrano, tuvo su primer acercamiento
a la escritura. “Junto con dos compañeras
empezamos a escribir las cosas que ocurrían
en el colegio. Se nos dio por escribir,
y para fines de semana leíamos
delante de la profesora, pero quedo ahí”,
recuerda Haydée.
El 23 de marzo
de 1994, la vida de Ventimiglia hace un
punto de inflexión. Fallece su
marido “Lo lloré tanto que
me quede sin lágrimas”, nos
cuenta Haydée, y agrega: “Cuando
mi marido se había retirado viajamos
mucho y fue así como conocí
mi país. Eso no me lo saca nadie”.
La experiencia de viajes motivó
que Ventimiglia sacara mucho después
su libro Pinceladas de mi país
el cual fue comentado en radio nacional
por Oscar Cerasuolo, periodista y locutor.
“Él me llamó y me
dijo: `Haydeecita del alma, me has hecho
conocer en mi provincia cordobesa, lugares
que no conocía, y a través
del libro las pude conocer`”, explica
Haydée.
El segundo punto
de inflexión de la historia de
Ventimiglia fue en marzo de 1996, con
otra pérdida de un ser querido.
“Muere mi hijo, no me salían
las lágrimas, gritaba. Le pedí
a mi médico que me mande a un psicólogo,
y este me preguntó si me gustaba
escribir, y ahí fue que se me prendió
mi mente como si fuese una luz”,
nos cuenta Haydée.
Es así
que el destino la llevó al mundo
de la escritura, ella misma sin saberlo
exploró una parte interna suya
que nunca había descubierto. Y
con la ayuda de Teresa Naios, su profesora,
empezó una nueva etapa.
En la vida de
Haydée Ventimiglia pasaron muchas
situaciones, emociones y experiencias,
pero aún le falta algo. “Me
gustaría terminar mi autobiografía
para dejarle a mis hijos, para aportarles
valor para enfrentar la vida, porque hoy
la juventud no siempre lo tiene”,
comenta Haydée.
Los cambios de
la vida nos empujan y nos llevan a lugares
donde jamás pensamos que vamos
a estar. Y al llegar a cierta edad se
puede ver con mayor claridad el porqué
de las cosas: “La vejez es la última
etapa de la vida, pero con la experiencia
y la sabiduría, que nos da la sensatez
para pensar con tranquilidad”, reflexiona
Ventimiglia.
Federico Aizen
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