Proyecto solicita al Ejecutivo
porteño incluir a las 26 familias
de Boedo al 1900 en los programas habitacionales
vigentes
Del desalojo a la casa
propia
En la sesión del 20 de diciembre
se expropió el edificio de Boedo
1959/61 para hacer viviendas sociales.
A mitad de año sus vecinos esperan
que se trate una iniciativa similar para
el inmueble lindero, el 1967.
La sesión
del 20 de diciembre pasado aún
conserva coletazos impensados para la
barriada. Para algunos fue “El Pacto
PRO-K”, para oros el momento de
acercar posiciones políticas entre
los dos grandes oficialismos y así
destrabar proyectos inmobiliarios.
Así como
se planteó la venta del Edificio
del Plata (para financiar el Centro Cívico,
lo que luego desencadenó la represión
en el Borda) y rezonifcar plantas ferroviarias
de Caballito, Palermo y Liniers, también
se colaron otro tipo de iniciativas aquella
larga noche legislativa.
En la Comuna 5
repercutió con la sanción
de la Ley 4480, donde se declara de “utilidad
pública y sujeto a expropiación
del inmueble ubicado en Boedo 1959/61”.
Se trata de un
conjunto de edificios linderos ubicados
al sur del barrio, casi en el cruce con
avenida Caseros, limite con Pompeya, donde
21 años atrás se abandonó
una obra a medio hacer de la constructora
San Sebastián Propiedades S.A.,
cuyos propietarios estafaron a más
de quinientas familias. Entonces, en 1992
quedaron algunos obreros sin paga “autorizados
por la misma empresa” desde aquel
momento se quedaron a vivir con sus familias
en medio del cemento a medio revocar.
El resto de la
historia se hizo vía judicial:
veinticuatro de esos damnificados promovieron
un juicio que derivó en un pedido
de desalojo durante 2011. Este fue la
atenuante para llegar hasta los despachos
legislativos, según recuerda Mónica
Sosa, una de las referentes del conjunto
de edificios, quien aclara que con esta
ley del 20 de diciembre se dio expropiación
a uno de los dos edificios. “Esperamos
que a mitad de año llegue al Recinto
el proyecto por el otro, por ahora está
en comisiones”.
Mónica
y los demás ocupantes de Boedo
al 1900 acudieron, tras hablar con los
comuneros locales del Frente para la Victoria,
al despacho de la Diputada porteña
por el Frente Progresista y Popular (FPP),
María Elena Naddeo, quien en 2011
frente al desalojo impulsó un proyecto
donde pedía al Ejecutivo porteño
incluir a las 26 familias en “los
programas habitacionales existentes, como
la operatoria que estipula la Ley 341”.
Con este antecedente fue que se redactó
la 4480, que se incluyó “a
último momento” en la sesión
del 20 de diciembre.
Mónica
comparte mates con sus vecinas y repasa
esa noche como “interminable”.
“Logramos que se incluya la Ley
de tanto insistir. Nos decían que
el “paquete estaba cerrado”
(las leyes inmobiliarias) y nosotros decíamos
que no podía ser, que había
lugar para sumar esto”. Las frases
evocan la tensión y la guerra de
nervios vivida en el Recinto donde se
sesionó el año pasado durante
dos días en sesiones maratónicas.
En cuanto al texto
de la ley, N° 4480, reza en su artículo
segundo: “Asignase dicho inmueble
al instituto de la vivienda de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires a los
efectos de que sea destinado a la construcción
de vivienda social para lo cual se inscribirá
dicho inmueble como bien de uso privado”.
Sobre este punto
en la actualidad los habitantes señalan:
“No queremos formar una cooperativa”.
Mónica se mostró alerta
y en disconformidad ante la experiencia
de otras casas porteñas que viven
el mismo proceso de expropiación
y gestión vecinal. “Vamos
a pagar todas las cuotas, pero sabemos
que no es viable la cooperativa”,
sumó.
La ley, que lleva
a la firma del Vicepresidente I de la
Legislatura, Cristian Ritondo, aclara
que una vez cumplida la construcción
de la vivienda social se deben destinar
“las unidades habitacionales resultantes
a solucionar problemas de vivienda de
los actuales ocupantes”. Lo que
incluye censo. En este punto, Mónica
aclaró que “si se resuelve
vender el otro edificio (1967), que garanticen
las condiciones para que podamos ir todos
juntos al expropiado, porque el objetivo
es vivir junto a los vecinos del barrio,
con las responsabilidades y derechos que
ello implica”.
Juan Manuel Castro
[email protected]