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Entre lo esquizo y lo industrial

El recordado teatrista Alejandro Acobino pese a no estar ya más de cuerpo presente con nosotros nos sigue acompañando, y dando que hablar a través de sus obras. En este caso, no estoy haciendo alusión a Absentha –la que en, su momento, fue mencionada por este medio– sino que estoy haciendo referencia a Hernanito, una pieza esquizo-industrial.
    Esta obra que fue estrenada en el 2010 sigue atrayendo, cada vez más, a una gran cantidad de público, los que la disfrutan en demasía debido a la alta calidad que tiene este espectáculo. Al respecto, me parece lícito señalar que Hernanito supo ser galardonada en el año 2010 con los premios Mejor Dramaturgia, a su autor, Alejandro Acobino y una Mención Especial por el Diseño de Títeres y Objetos a Rodrigo Gonzalez Grillo, con los Premios Teatro del Mundo. Del mismo modo, que fuera galardonado por su labor en dicha obra Rodolfo Demarco con el Premio Actor Protagónico de Comedia Planeando sobre BUE.
    Ya desde el enigmático título inicial que tiene la pieza Acobino nos está tirando ciertas pistas acerca de lo que se palpará luego, en acción, con la pieza. Esta obra esquizo-industrial, probablemente, esté haciendo mención, en forma velada –claro– , al carácter un tanto esquizofrenico que tienen los dos personajes principales de la misma: Juan Jorge y Salinas. O Juan Jorge y Charola.
    Pero, por supuesto, Uds. se preguntarán de quiénes estoy hablando al tirar estos nombres, así al pasar. Pues bien, Juan Jorge es el dueño de un taller metalúrgico, que está ubicado en el cordón industrial de Buenos Aires. O sea, es el patrón. Pero bastante especial, con un pasado artístico, ex-ventrílocuo, actividad que abandonara debido a las enormes humillaciones que la misma, más la idéntica actividad artística que ejerciera su padre le produjera… Causándole así ciertos traumas y convirtiéndolo en un patrón bastante psicótico. En suma, todo un personaje en si mismo: ex-ventrilocuo devenido en “empresario” metalúrgico con una pequeña pyme, que carga a sus espaldas.
    El otro personaje, Salinas, es un simple y sencillo obrero. Evangelista; de extracción más que humilde. En el encuentro de estos dos personajes, tan disímiles entre si podremos ver como chocan estas dos idiosincrasias tan diferentes, las cuales representan claramente dos mundos sociales bien diferentes. Y lo que se pone de manifiesto, por ejemplo, en ciertos gustos que estos seres manifiestan, como; por ejemplo: Salinas –el obrero– escuchando en la radio cumbias evangelistas mientras trabaja; además, de manifestar, en diversos momentos, su gusto por el fútbol.
   Estos dos personajes –nodales para el transcurso de esta obra– se atraen y se repelen todo el tiempo. Probablemente, no dejen de ser dos caras de una misma moneda en esta sociedad de la que formamos parte. El patrón, por momentos, manifiesta querer acercarse más humanamente a su empleado y esto hace que en sus charlas discurran sobre diversos temas, hasta incluso llegar a tocar la existencia de Dios… Al punto tal, que en un momento dado le propondrá jugar a su empleado al ping pong mientras mencionan jugando, homenajeando de alguna forma, a diferentes artistas provenientes de la cultura popular.    Probablemente, una de las características mayores de esta pieza radique en la enorme capacidad que tiene la misma de alojar en ese simple taller metalúrgico las más diversas y variadas ramificaciones temáticas que uno se le pudiera ocurrir.
   Por otra parte, no puedo dejar de señalar la importancia del espacio escénico devenido en esa pequeña fabrica que esta presente todo el tiempo y la que, de alguna forma, remarca aún más el carácter desangelado de los seres que pueblan esta pieza. Lo que ayuda, y mucho, para recrear este ámbito fabril son la gran relevancia que cobran aquí los distintos ruidos, que se cuelan en algunos trayectos, provenientes de algunas máquinas y tornos cuando son operados por el obrero. Tamaña presencia de los ruidos en este relato no hacen más que señalar lo no dicho, lo escondido, que forma parte e, incluso, perturba la vida de estos personajes.
   Pero esta obra tampoco sería lo que es sin el encomiable trabajo interpretativo de sus dos actores Rodolfo Demarco y Fernando Gonet quienes en el despliegue de sus composiciones han logrado conformar el sólido ritmo escénico que tiene Hernanito como espectáculo teatral.
   Ineludible, para ver.

Javier Arroyo


FICHA TÉCNICA: Obra: Hernanito, una pieza esquizo-industrial. Autor: Alejandro Acobino. Elenco: Rodolfo Demarco y Fernando Gonet. Asistencia de dirección: Ezequiel Delfino. Dirección: Alejandro Acobino. Sala: Teatro Del Abasto, Humahuaca 3549. Tel: 4865-0014.

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Revista El Abasto, n° 156, junio 2013


 

 

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