Presentando a Ana María
Wainstok
La Ciudad de Buenos Aires
está integrada por un total de
48 barrios. De norte a sur, de oeste a
este, nuestra ciudad tiene mucho por contar
al igual que las personas que viven en
ella. En cada barrio, en cada cuadra,
en cada baldosa, hay miles de historias
que quieren ser escuchadas atentamente.
Porque las historias cortas o largas,
antiguas o modernas, siempre nos producen
emociones y ganas de ser protagonistas
por un instante.
Ana María Wainstok
nació en el barrio de la Paternal,
vivió con sus abuelos maternos,
y luego se mudaron a Villa Devoto. Al
finalizar el Rodrigazo, en el año
1975, volvieron nuevamente a su barrio
de origen, la Paternal. En el año
1991 muere su madre, y en 1992 Ana María
decide irse a vivir sola al barrio de
Villa Luro, donde actualmente vive. Sin
embargo, desempeñó su actividad
laboral durante una década por
el Once.
Ana María tiene
un pasatiempo curioso, intercambiar revistas
y periódicos barriales de la Ciudad
de Buenos Aires. “Yo conocía
la revista [El Abasto] y el barrio del
Abasto porque trabaje diez años
(1995-2005) en un estudio contable que
se encontraba en la calle Lavalle al 2900.
Desde que la conocí agarraba de
los comerciantes dos o tres revistas,
las leía y las pasaba a mi mamá,
ella las leía y se las pasaba a
sus amigas”, nos cuenta Wainstok.
Luego del fallecimiento
de su madre continuó con este hobby,
pero de otra forma. En este caso los vecinos
eran los protagonistas. “Empecé
con 20 ejemplares, después continué
con 30, y ahora me dan 40 ejemplares.
Voy a las editoriales, y de todo lo que
consigo del mes me quedo con un ejemplar.
Además de pasarla entre colegas
tengo vecinos en el edificio a quienes
también les doy un ejemplar”,
detalla Ana María y agrega: “Tengo
contacto con nueve editoriales, pero mucho
dependo de los comerciantes que tienen
varios ejemplares”.
Ana María recala que lo suyo no
es repartir, y la actividad que realiza
la llama intercambio socio-cultural entre
barrios de Capital Federal. “Intercambio
porque doy y me dan periódicos
y revistas sin fines de lucro. Social,
porque me permite conocer gente. Y cultural,
porque eso ayuda a que un barrio conozca
lo que le interesa de otro barrio”,
explica.
“Hay un negocio
cerca de mi casa que es de repuestos de
automotores, y recibe todo lo que tiene
que ver de fútbol y de automovilismo.
Lo que ellos reciben me lo guardan, y
yo les doy a las personas que les interesa
esos temas”, asegura Ana María.
Cientos de diarios y
revistas independientes circulan en toda
la Ciudad de Buenos Aires. La pasión
por la lectura que lleva Ana María
incentiva a otros a conectarse, y a descubrir
otros medios alternativos que mucha gente
no conoce. “Me da satisfacción
sacarle una sonrisa a la gente, y compartir
lo que me gusta”, concluye Ana María.
Federico Aizen
[email protected]