Club Toabas surge con
guiño a nuestra barriada:
Toabas (Abasto al revés)
Del deporte a la integración
comunitaria
Al sur de la Comuna 3, en Constitución
2800, se entrena el equipo Libertadores
de San Cristóbal, se juega al básquet
y funciona un merendero para “cultivar
valores a los chicos del barrio”.
Al otro lado de la Autopista
25 de Mayo, en paralelo al correr de los
autos, están las dos canchas del
Club Social y Deportivo Toabas —donde
funciona un merendero y el equipo Libertadores
de San Cristóbal—, que ocupa
un espacio de 1.200 metros cuadrados
al 2800 de Constitución. La asociación
civil cuenta con espacio para la práctica
de fútbol, básquet y voleibol;
baños, cocina y comedor.
Cuando en la tribuna familiares y amigos
alientan al nombre del club una, dos,
tres veces, de la repetición de
Toabas surge el guiño a la barriada:
Abasto (Toabas al revés). “Quisimos
dejar la identidad del lunfardo y la pertenencia
al barrio”, bromea el actual presidente
José Hernández.
“Recibimos el
predio de manos del Gobierno de la
Ciudad. La idea es generar un ámbito,
un espacio público de puertas
abiertas a la gente, especialmente
a los chicos”, repasó Hernández
en una nota con Diario Z de 2011.
Ahora, dos años
más tarde, dimos una vuelta por
las instalaciones para ver cómo
ha marchado el proyecto. Una noche de
semana dimos justo en una fecha especial
que unió a los integrantes del
club: el cumpleaños de uno de sus
entrenadores.
Mientras los chicos
practicaban en una de las dos canchas
con la remera verde y amarilla del Libertadores
de San Cristóbal, en otra, varios
pibes limpiaban los charcos que quedaron
luego de una tarde gris con chaparrones
de tanto en tanto.
En eso, por la entrada
principal sobre Constitución varios
padres y madres llegaron con botellas
de gaseosa, sánguches y una torta
con velitas. Apenas unos minutos después
de que el profesor diera el pitazo final,
los chicos y familiares del club cantaron
el cumpleaños feliz. Aplausos,
los abrazos de los pibes, la sonrisa de
todos. Ese fue el clima en el que Toabas
agasajó a uno de sus entrenadores.
Mientras continuaban
los brindis y la torta se cortaba y repartía
entre los chicos, Hernández se
refirió a la presencia en el club
de categorías y competiciones:
“Integramos la liga CAFI (Campeonato
Amistad de Fútbol Infantil), que
trabaja con clubes de barrio y sociedades
de fomento. Tenemos categorías
a partir de los 6 años con Libertadores
de San Cristóbal hasta los 16.
Jugamos en Futsal con dos partidos local
y visitante; vamos a distintos barrios.
Este año cumplimos con todas las
categorías, antes no teníamos
chicos. Incluso, despedimos una categoría,
eso nos llena de satisfacción”.
“Como son
muchas categorías es difícil
salir homogéneamente. Lo importante
es que hay trabajo físico, intelectual;
valores que se aplican con los demás
compañeros. Integramos a la familia.
El producto terminado es la atención,
el cariño que se pone en el club.
Habla también de un avance de los
chicos, los vecinos que confiaron en nosotros
para llevar adelante esta escuela de fútbol”,
expuso satisfecho.
En los últimos
años, cuentan el club, se han hecho
reformar para mejorar lo ya hecho en Toabas.
“Ponernos las pilas para dar un
servicio. La contraprestación,
uno tiene que estar a la vanguardia de
novedades. Mejoramos la instalación
de luces, aislantes con materiales permitidos.
Hubo gente de técnica del gobierno
que ayudó. Cumplimos con esa etapa”,
apuntó Hernández.
“El año pasado no teníamos
agua caliente en los vestuarios, sumamos
el servicio —repasó—.
Avanzamos pintando la cancha; medidas
reglamentarias. Asistiendo a los chicos
con el merendero, cultivando el deporte,
las sanas costumbres”.
“El trabajo
de servicio comunitario a nivel barrial
en la Comuna 3, San Cristóbal,
es cultivar valores con los chicos a través
de la actividad en nuestros espacios”,
estimó. Para Hernández,
la labor que se hace al poner a rodar
una pelota en una cancha detrás
de la autopista 25 de Mayo va más
allá de los límites de Toabas:
“Nuestra tarea es evaluar todo aquello
que hoy vemos en una cancha, trasladarlo
y que desde el barrio el chico se vaya
formando como vecino, que entienda de
grande cómo es vivir y compartir
en comunidad. Eso es consecuencia de que
valoró de chico las actividades
en el club, que se comprometió
y tejió lazos en su barrio”.
J.M.C.