Argen - Tina
La campaña ante
las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas
y Obligatorias (PASO) la sentimos un poco
vacía. Como que no se discutieron
realmente contenidos, especialmente en
los casos de partidos que no se sabe muy
bien cuál es su propuesta (aunque
sí cuales son sus amigos...).
Tal vez uno de
los spots publicitarios más llamativos
fue el de “Argen” y “Tina”
donde muestran la división del
país. Es divertido y triste a la
vez, porque todos somos conscientes de
que hay una constante tensión entre
dos grandes tendencias políticas.
Personalmente pienso que el video derrapa
al proponer a esos candidatos como unificadores
del país... Muchos opinan -y a
viva voz- que la culpa de la tensión
es del kirchnerismo, que si bien puede
tener sus falencias, dudo que haya sido
la generadora del “separatismo”.
Porque recordemos
que no fue justamente el kirchnerismo
el que generó un modelo de exclusión
dejando afuera del sistema a una inmensa
parte de la población. Ese modelo
neoliberal es herencia y continuación
de una Argentina con una clase dominante
y fue reimplementado a sangre por la última
dictadura cívico militar y fortalecida
mediante los Ministerios de Economía
de Cavallo. Ese fue el modelo donde se
aceptó que quedarían muchos
excluidos del sistema. En definitiva ese
fue el modelo de la “Argen”
y la “Tina”.
Los que leen esta
revista sabrán que considero que
el kirchnerismo tiene muchas cosas criticables.
Para muchos puede
ser que quienes laburamos querríamos
ver aún más mejorada nuestra
situación y hay quejas, por ejemplo,
por pagar “ganancias” en un
ingreso medio bajo, otros podrán
sentir que nos cuesta mucho esfuerzo llegar
a fin de mes mientras sienten que no reciben
ayuda (lo cual no es ciento por ciento
así si vemos los subsidios que
tienen los servicios básicos) y
notan que otros sí la reciben.
Lo mismo puede sentir quien paga alquiler
cuando ve que algunos no pagan al ocupar.
O que están colgados de los servicios.
Ahí solo hay que pensar en las
condiciones de vida de esa gente que indudablemente
está peor que uno. Y en los chicos.
Porque nadie en su sano juicio quiere
ver chicos con hambre, ¿no? Es
un proceso de cambios que ha comenzado
a incluir gente que estaba afuera de todo
lo humanamente admisible, lo cual lleva
su tiempo. ¡No olvidemos que en
el 2001 tocamos fondo y que a De La Rúa
lo echamos entre todos!
Pero hay más
cuestiones criticables al oficialismo
nacional. Hay acusaciones de corrupción
que, claro, no sabemos si tienen basamento.
Pero sí sabemos que hay un conglomerado
de grupos mediáticos capaces de
decir cualquier cosa...
En lo personal, pienso que lo más
serio es lo que venimos cuestionando:
un sistema que continúa con el
modelo agroexportador y el mecanismo febril
de consumo al estilo “american way
of life” y por ende continúa
la producción de porquerías
que consumimos aunque no las necesitamos,
pero que compramos con el tiempo que vendemos,
mientras generamos montones de basura
y contaminación... Todo con el
fin de que la rueda no pare, que la rueda
continúe girando para ofrecer puestos
de trabajo, para que la gente esté
ocupada, para que continúe la ganancia
para las grandes empresas y los bancos.
Pero eso es en parte algo que le excede
al gobierno, porque es un sistema tan
fuertemente implantado que no es fácil
de desterrar (y seguir ganando elecciones).
Lo realmente triste en esto son las alianzas
con las multinacionales explotadores del
medio ambiente con sistemas altamente
cuestionables por su toxicidad y modo
de producción.
Igual sabemos
que los cambios conviene ir haciéndolos
gradualmente. Y puede que llegue el día
en que estemos preparados para un mundo
mejor. Mientras tanto hay que cuidarse
de lobos en trajes de ovejas y delirados
egocéntricos de todos los géneros
que, en ambos casos, cuando obtienen su
cuota de poder son capaces de cualquier
cosa.
Rafael Sabini
[email protected]