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DESECHOS (SÓLIDOS
URBANOS),
¡AH, LA BASURA!
Hay un dicho, muy cierto,
“que somos lo que comemos”.
Análogamente, podríamos
decir que la basura es nuestro consumo…
una vez consumido.
Eso sería un juego de palabras
si no constituyera algo tan problemático
como casi veinte mil toneladas diarias
de consumo sólido consumido para
la megalópolis de Buenos Aires,
ese conglomerado de porteños y
bonaerenses (apenas si cortados por una
calle).
Desde hace años
se ha empezado a abordar “la basura”
como problema y eso ha sido un paso adelante.
Pero muy pequeño.
Es mejor que ignorar la cuestión
o negarla.
Pero
el abordaje ha sido muy pobre o débil.
Porque el reconocimiento ha sido hecho
desde el mismo universo que ha gestado
el problema.
Por eso, por ejemplo,
se valorizó la recogida de basura
y hubo todo un tiempo en que las empresas
aumentaban su rentabilidad si había
más desechos a recoger. Clara perversión
“sistémica” para abordar
el problema.
Pero mencionar la separación,
el reciclado y hasta la utópica
y demagógica “basura cero”
es mejor que no hacerlo.
Al tema habría
que encararlo desde su raíz, que
es la PRODUCCIÓN: cuando encaramos
el destino, ya estamos agarrando el rábano
por las hojas: hay que encarar las formas
de producción, las políticas
de producción: si apostar por mejoras
de distribución del agua corriente
o por botellas de agua potable, si apostar
por papel plastificado o no (el papel
plastificado es irreciclable), si apostar
por el blixter haciendo una ligazón
imposible de separar entre metal y plástico
o por otros envases como frascos, y así
sucesivamente, si apostar por botellas
con sistemas de cierre compatibles con
el uso separado de sus componentes, y
un largo etcétera.
Pero aunque hiciéramos
esta opción tendríamos que
atender los materiales usados o devenidos
desechos. Ante ellos, un concepto básico
que resultan dos, han sido: separación
y separación en origen.
Pero esto implicaría
hacer de cada habitante un responsable
por “su” basura, al menos
en el sentido de orientar su destino.
Esto implica una revolución cultural,
o un cambio radical de comportamientos
y hábitos. Algo que “las
autoridades” han evitado cuidadosamente
plantear. Como si no hiciera falta. Como
si separar desechos fuera sencillo, como
si reciclar fuera una tarea… como
soplar y hacer botellas.
Últimamente, las “autoridades”
de la CABA han dado un paso más
en el desnorteo y el desprecio a un abordaje
responsable y cultural en la cuestión.
Se han organizado “campañas
de separación” bastante malogradas
por su superficialidad e intención
clara de no modificar mayormente las expectativas
y las modalidades habituales de los habitantes,
es decir campañas que se han cuidado
de calar en la naturaleza de la basura
que hacemos, de las dificultades que significa
hacer una buena separación, y de
los límites que hay para tal.
Con lo cual queda asegurada la irresolución
del problema. Pero el gobierno ha hecho
algo más. Generalizando el uso
de contenedorcitos por todas las calles
de la ciudad, e induciendo por consiguiente
a los vecinos a depositar en ellos “la
basura”, el gobierno ha borrado
hasta esos primeros y tan deficientes
pasos hacia la diferenciación de
los desechos y por lo tanto hacia el reconocimiento
del problema que con ellos tenemos.
Hasta ha puesto en crisis algunos servicios
como la basura “especial”
(por ejemplo, ramaje de jardín
o escombros).
Si el vecino llama a
”Integra”, por ejemplo que
es la recolectora de una zona urbana,
cintas grabadas lo remiten por cualquier
pedido vinculado con desechos al 147.
Y si uno llama al 147, otra cinta grabada
le comunica que no es el número
adecuado sin dar una tercera opción
o salida al intríngulis.
“La solución” se deja
ver en la calle: ahora hay contenedorcitos
por doquier. Quien esto
escribe debió ubicar ramas de tres
o cuatro metros de altura,”paradas”
adentro de uno de tales recipientes, pensando
en todo el sinsentido de la operación.
Porque el ramaje es precisamente “biomasa”,
un generador de combustible de enorme
valor energético. Y es insensato
que vaya a entierro, por ejemplo.
La generalización
de contenedores negros y la colocación
allí, por parte de vecinos, de
TODA su basura, me hace temer una solución
todavía peor que el enterramiento.
Se ha puesto muy de moda
la idea de “aprovechamiento energético”
de la basura. Un enfoque que promueve
la muy ambientalista y ambientalmente
responsable Suecia. En ese país,
usinas de energía mediante la combustión
de basura importan basura de otros países
para alimentar esta novel industria.
Con lo cual, los ingeniosos suecos de
esta industria han hecho del vicio virtud.
Pero con un costo cultural
altísimo: no quieren ni oír
hablar de criticar el consumismo, el despilfarro,
porque ellos apuestan a ese estilo e vida.
Que es precisamente
el que está arruinando la vida
de este planeta. Pero no deberíamos
sorprendernos que los usufructuarios del
desequilibrado uso y abuso de este planeta
no se den cuenta e incluso, procuren acentuar
ese uso y abuso.
Tampoco nos vamos a sorprender por las
tendencias imitativas de nuestras “autoridades”
hacia los modelos metropolitanos.
Si hemos sojizado el
país siguiendo las instrucciones
de nuestro “Gran Hermano”.
Si hemos aprendido a comer tan “rico”
con la comida chatarra que está
generando tanta obesidad infantil….
¿por qué nos vamos a perder
la posibilidad de hacer de monitos una
vez más… eso sí, reclamando
para nos la calidad de bienhechores?
Luis E. Sabini Fernández
[email protected]
Bajar
los residuos desde casa
Buenos Vecinos Once informó que “todos
los días desde las 19 Amanecer de
los Cartoneros Limitada recibe basura separada
en Valentín Gómez y Pueyrredón”.
“Los vecinos comenzamos a separar
la basura, le entregaremos la reciclable
al Movimiento de Trabajadores Excluidos,
esta es una organización social,
apartidaria, que agrupa a más de
2000 cartoneros de Capital Federal y del
Conurbano”, introducen la información
los Buenos Vecinos Once (BVO) y puntualizaron
que se recibe “cartón, papel,
plástico”.
“El trabajo que realizan es muy beneficioso
para el medioambiente, recuperan materiales
reciclables evitando contaminación
y generan nuevas fuentes de trabajo. Sólo
los muchachos del MTE reciclan 225 toneladas
por día de trabajo”, destacan.
“Todos los días, a partir de
las 19:00, José, reciclador urbano
de la Cooperativa Amanecer, está
recibiendo y ordenando materiales en Valentín
Gómez y Pueyrredón (esquina
de Fravega)”, informan a todos los
habitantes de la Comuna 3 y alrededores
de este cruce, ubicado en pleno Abasto.
A su vez, para cerrar el comunicado señalaron
que se puede “coordinar el retiro
o la entrega de materiales” con varios
recicladores de la zona. La cooperativa
está ubicada en Tucumán 3170
y está de puertas abiertas los días
de semana de 10 a 18.
Contenedores
soterrados
Desde el gobierno porteño han anunciado
que para la zona céntrica proyectan
unos contenedores soterrados -para que ocupen
menos espacio- en una plataformas que tendrán
unos tachos al estilo buzones donde se tirarán
los residuos. Al pasar el camión
recolector levanta la plataforma y retira
el contenido de los contenedores.
La foto es de Miraflores, Perú.
¿Lo
que se viene?
Si bien no toda la ciudad (CABA) está
cubierta con los contenedores negros sabemos
que hay unos 3400. Prometen agregar una
cantidad similar de nuevos contenedores
verdes, inviolables, para la basura reciclable.
Entendemos que el proyecto va de la mano
del cambio de rol que se planifica para
los recicladores urbanos registrados, organizados
en cooperativas, que pasarían a ser
algo así como informadores de las
nuevas formas de reciclaje. Todo apunta
que la ley de Basura Cero se cumpla y que
la CABA no se siga pasando con los topes
de basura que nos impone la Provincia donde
actualmente se entierran los residuos. Por
otro lado la labor de los recicladores se
verá jerarquizada y podrán
ganar más dinero. Abajo de los pocos
centros donde se junta residuos para el
reciclaje.
Reciclando
pilas
Las pilas son de los componentes más
contaminantes que tenemos y en Capital aún
no hay lugares oficiales donde tirar las
que ya no sirven. En La Plata hay un comienzo
de tratamiento de pilas.
En una nota del diario El Día a la
que accedimos vía Labioguia.com nos
enteramos que desde este año en el
Laboratorio de Servicios a la Industria
y el Sistema Científico de La Plata,
separan las pilas, las tratan y recuperan
sus partes. De la chatarra se extrae el
hierro y luego, el zinc y el manganeso,
hasta dejarlos aptos para distintas aplicaciones.
Tachos, amoladores e inmensos tubos de ensayo
son parte de los elementos que los científicos
ponen en marcha cada día para reciclar
las pilas. Todo comienza con el acopio y
continúa con el corte de las unidades.
Luego se separa la chatarra – material
envolvente – del polvo que contienen
las pilas en su interior.
Durante el proceso de reciclado se extraen
las partes sólidas de las pilas,
concretamente el manganeso y el zinc. La
solución final que queda es una mezcla
de sulfato, sodio, potasio, cloruros que
al ser naturales pueden volver al medio
ambiente sin ocasionarle mayor impacto.
Ya extraídos el manganeso, el carbón
y el zinc, se muelen y luego todo va a un
tacho reactor de lixiviación. En
ese recipiente se pone ácido sulfúrico,
extraído previamente del azufre que
se recoge en la destilería, más
unas bacterias que se cultivan en el laboratorio,
y a todo se le agrega agua.
El polvo de la pila y el ácido sulfúrico
son agitados durante cuatro horas y luego
se somete todo a un proceso de filtrado.
En el filtro queda el material sólido
de modo que puede recuperarse. El zinc queda
convertido en carbonato de zinc, apto para
ser empleado en la industria metalúrgica
o en la farmacéutica por ejemplo
para la elaboración de complejos
vitamínicos o pomadas. En tanto el
manganeso se recupera para utilidades de
la industria metalúrgica o para usar
como filtros anticontaminantes que se utilizan
en las chimeneas industriales.
En la nota cuentan que mensualmente se neutralizan
los componentes contaminantes de unos 100
kilos de pilas.
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Revista El Abasto, n°
158, agosto 2013
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