Alta posicionamiento en buscadores y directorios Abasto

            

Agregar a Favoritos | Buscar | Preguntas | Mapa del sitio | Contactar |

INICIO GUIABASTO HEMEROTECA CARTELERA LINKS CONTACTO BUSCAR

 


   


 

El conflicto con Botnia ahora UPM

Ecología vs. chovinismo

En los últimos días ha recrudecido un conflicto que condicionó ásperamente durante tres años por lo menos las relaciones de uruguayos y argentinos. Por la pastera gigante ubicada en Río Negro, departamento uruguayo a la altura de Gualeguaychú, sobre el río compartido, Uruguay.

   Nos tememos que una vez más, como en las guerras, la primera víctima resulte la verdad. Y que el chovinismo, los chovinismos, hagan sus cosechas con medias verdades, que es una de las más odiosas formas de la mentira, de la falsedad.
La cuestión que ahora recibe el nombre de la pastera instalada, UPM, ex-Botnia, tiene diversas aristas y más de una, cortante. Tratemos de repasarlas.

El pensamiento doble de algunos argentinos “bizcos”
¿Qué sentido tiene ver a hermosas jóvenes entrerrianas luciendo sobre su pecho remeras con la consigna: “Sí a la vida, no a la papelera”, viviendo como viven en un enclave sojero de la Argentina, que revelara hace pocos años una contaminación mucho mayor con agrotóxicos que la producida hasta entonces con la papelera de enfrente?
El sentido es meramente oportunista; recortar la realidad y acusar la que conviene (en este caso porque es de afuera, de “los otros”).
La Asamblea Cívico-Ambiental de Gualeguaychú -ACAG- predica hoy en día la ecología. Al menos la “ecología argentina”, como rezan algunos carteles, como si la ecología pudiera tener alguna nacionalidad. Pero deberíamos recordar que en sus inicios a la ACAG poco y nada le interesaba la ecología y sus referentes lo decían expresamente. Tal vez por eso, jamás han dicho una palabra por la contaminación producida por tantas pasteras existentes en Argentina. Y si bien se habló cuando el conflicto tomó temperatura que el tamaño de la planta de celulosa en el lado uruguayo del río era decisivo para hablar de una contaminación incomparablemente mayor, nunca se ponderó que muchas plantas de celulosa en Argentina eran menores pero mucho más contaminantes. Y, sobre todo, ni una palabra para la arrasadora contaminación que la producción de soja, tan cara a tantos sojeros enrolados en la lucha antecelulósica, produce en ese mismo río Uruguay que declaran defender.

La irritante claudicación del gobierno uruguayo ante requerimientos empresarios del centro planetario
Costó muchísimo superar, siquiera provisoriamente la indisposición y las fricciones resultantes de la instalación de la ex-Botnia en territorio uruguayo. Los acuerdos quedaron prendidos con alfileres. ¿Cuál es la razón para que el gobierno uruguayo se arrogue ahora el derecho a modificar lo arduamente conseguido -y jamás satisfecho de acuerdo con muchos reclamos de la parte argentina- por sí y ante sí, ignorando el carácter compartido del río?
La única razón esgrimida es poder obtener unos pocos pesos más que la transnacional le “tira” al gobierno por la ampliación. Nos parece muy triste y hasta medio insensato, ese desprecio, ese desdén ante el conflicto habido “por un puñado de dólares”. Rechazamos ese estilo de gobierno. Que viola los acuerdos conseguidos. Como si pesara incomparablemente más una señal finlandesa que una alarma argentina.

La dependencia, empero, no es sólo uruguaya
Dijimos qué opinión nos merece la decisión uruguaya. Vemos que forma parte de un “estilo de gestión” como suele decirse ahora en que el gobierno uruguayo se pliega y acata los criterios de grandes empresas y consorcios transnacionales que vienen, como muy bien dice Javier Rodríguez Pardo “por todo” (Vienen por el oro, vienen por todo, CICCUS, 2009). Pero cuidado, porque esa misma claudicación, esa disposición del gobierno “progresista” uruguayo es la que vemos en el gobierno “progresista” argentino ante la soja, ante los minerales, ante la industria automovilística y la energía consiguiente…

Una cuestión de tamaño: la enorme disparidad de fuerzas que hace cualquier intento desde argentina de pretender “luchar” de igual a igual un abuso
Si algo debería quedar claro en toda negociación o tironeo entre posiciones e intereses uruguayos y argentinos es la enorme disparidad de importancia, volumen y trascendencia entre los “dos socios” del MERCOSUR (salvo en el fútbol, que es algo simbólico entre naciones y que con una buena explicación histórica escapa a esa desigualdad fáctica radical).
   Las pretensiones en esta primera semana de octubre de miles de manifestantes entrerrianos de pasar a entregar un memorando ante el intendente fraybentino expresan el estilo de imposición.
   Un ejemplo (por suerte) imaginario: dada las consabidas diferencias poblacionales, si un 5% de la población uruguaya se traslada a la Argentina (unos 150 mil humanos), apenas serán visualizables, algo más tal vez que los uruguayos actualmente residentes en Argentina; si en cambio un 5% de argentinos deciden trasladarse al Uruguay, unos dos millones de humanos, no habría espacio físico, arquitectónico, urbano para albergarlos… a menos que se vaciaran unas cuantas centenares de miles de viviendas para darles cabida.
   Recuerdo una única vez en que un político uruguayo quiso ingresar a Gualeguaychú para expresar sus puntos de vista ante la población y fue inamistosamente rechazado en el mismo puente. ¿Por qué entonces aceptar el reclamo, aparentemente democrático, de miles de entrerrianos dando una semblanza de poder arrasador, en una ciudad pequeña como Fray Bentos?
La prensa K “informa” que el petitorio “no pudo ser entregado”. (El Argentino, 7/10/2013). Falso. No pudo ser entregado con la comitiva de miles de acompañantes. El intendente uruguayo dispuso primero recibir el petitorio de manos de su par entrerriano acompañado hasta por 5 asambleístas, y la “negociación” llevó al intendente Lafluf a conceder la presentación de su colega junto a “14 vecinos en 4 vehículos”, pero la asamblea y/o sus dirigentes estimaron que eso no les satisfacía y prefirieron no presentar el petitorio antes que presentarlo sin su ingreso masivo al Uruguay. Pudo ser entregado; no quiso ser entregado.
   Hay que recordar que hace muy pocos años, estos mismos vecinos se permitieron decidir que ni los uruguayos podían ingresar a la Argentina ni el resto de argentinos al Uruguay, por el puente del lugar (procuraron extender la medida a otros cruces) con lo cual la demanda actual de ingreso masivo revela su pretensión de disponer de manera absoluta de la potestad de paso de acuerdo con su sola voluntad.

Las posiciones radicales no tienen porque ser ni ecologistas ni de izquierda, aunque el planteo ecológico radical resulta muy critico de la derecha
Entendemos que hubo una reacción lógica frente a una planta enorme al otro lado del río, ante la cual muchos vecinos advirtieron que había peligros en ciernes sobre sus vidas. Contaminación acuática y aérea, para nombrar lo más inmediato.
   Justificable, entendible y compartible. Sin embargo, el exclusivismo de la lucha, que ya señalamos al comienzo, el hecho que entre sus referentes tuvieran tanta relevancia dirigentes como Alfredo de Ángeli, sojero envenenador, o Jorge Fritzler sindicado como integrante del siniestro Batallón 601, al lado de seguramente una buena cantidad de militantes y referentes intachables, puede haber contribuido al clima de intolerancia que la ACAG ha sabido sembrar en más de un sitio (quien esto escribe tuvo una experiencia directa y peculiar, discutiendo públicamente con integrantes de ACAG; significativamente con clima de gran tolerancia y respeto con gente joven pero con veteranos intolerantes y amenazadores).
   El ingreso de la ACAG al mundo de la ecología es en rigor un buen entuerto. Porque al aislar el problema, escamotea otras cuestiones de ecología. Y si algo caracteriza la lucha ecológica y el concepto mismo de ecología es la interrelación. Por eso resulta más bien penoso enterarse que para ingresar a Fray Bentos a presentar el petitorio -el intento que no fue permitido que hemos comentado- lo hayan querido hacer a bordo de 900 vehículos.
   La abundante presencia de autos es muy acorde con la política del gobierno nacional argentino de estimular el automovilismo, acercándonos cada vez más al desiderátum del american way of life de contar un auto (o dos o tres…) por hogar. Lo cual no quiere decir, empero, que se trate de algo ecológico. Más bien, todo lo contrario.

Luis E. Sabini Fernández

[email protected]


My Great Web page

Revista El Abasto, n° 160, octubre 2013


 

 

Webstats4U - Web site estadísticas gratuito El contador para sitios web particulares
Contador gratuito

 

Copyright www.revistaelabasto.com.ar - Mientras mencione la fuente permitimos su reproducción.